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Mérida, 11 de octubre de 2019 (Prensa Mintur / Mukumbarí/).- El Parque Nacional Sierra Nevada, donde se eleva el noble Mukumbarí, lugar donde reina el Pico Bolívar como máxima cumbre (4.978 metros sobre el ninel del mar), es un ambiente que recoge infinitas historias reales y mágicas de la resistencia indígena, duro episodio de la colonización española de la que son mudos testigos sus senderos, valles, ríos, lagunas, frailejones y cada rincón por donde se esconde el limpio aire de estas montañas.
En conversación con Jayme Bautista, ex-coordinador de Desarrollo Turístico de Mukumbarí Sistema Teleférico de Mérida (STM) y promotor de proyectos orientados a la gestión de conservación ambiental a través del turismo sostenible, recordamos algunos elementos que gravitan en el imaginario colectivo andino acerca de lo que pudo haber y hubo en la mente, alma y corazón de quienes habitaban estas tierras cuando llegó el invasor y colonizador español para crear un “nuevo mundo”, usando como estandartes la cruz y la espada, a sangre y fuego.
Bautista
nos dice que Mukumbarí significa "lugar
donde duerme o yace el Sol", en alusión metafórica a una
divinidad solar (el Sol, Zuhé) que,
enamorado de la montaña más alta, femenina y rodeada de un manto
níveo por todos sus flancos, la acariciada desde el amanecer hasta
el anochecer; durante las noches los indígenas (tateyes ó tatuyes y
mirripuyes, entre otros) presumían que su dios solar "dormía"
o “yacía” enamorado junto a su amada montaña, porque veían la
reflexión de la luz lunar (Luna, Chía) en los glaciares durante la
noche.
En
esos tiempos las explicaciones mágicas se imponían ante la ausencia
de conocimientos científicos, de tal manera que para entender esa
aparente relación entre el Sol, la montaña y La Luna, al no saber
de física ni de fenómenos ópticos dentro del espectro visual para
los humanos, los originarios pobladores de los Andes venezolanos
presumieron que, a escondidas, el Sol se dejaba arropar por aquel
manto y fecundaba a su amada; el hielo era derretido y el agua
descendía a los valles, fecundando lo que tocaba, brindando vida a
la región.
A
pesar de la resistencia indígena que trató de escapar al crimen
entre la niebla y las montañas, la lengua muku está muerta como
consecuencia de la transculturación que produjo la cruenta
colonización; junto a ese episodio, los años transcurridos y el
desinterés que sobre nuestros cultos antepasados se observa en los
nuevos pobladores de estas montañas, han sumergido en el olvido esas
referencias sobre nuestras raíces que hoy podrían ser fuente de
inspiración para redescubrir nuestra propia identidad y fortaleza
como pueblo.
Sin
embargo, advierte Jayme Bautista, al sur de nuestras montañas, en la
Sierra del Cocuy y Güicán (Cordillera Oriental de Colombia) hay
unos indios “vivitos y coleando”, los famosos Tunebos o U'wa,
para los etnólogos; ellos, en su tradición oral, conservada en
cantos que han sido transmitidos de generación en generación, dicen
provenir de nuestras montañas, señalando al norte a nuestro Pico
Bolívar; es notable que desde desde la última estación de
Mukumbarí STM (Pico Espejo), en días despejados, se puede observar
al pico Ritacuba Negro (5.300 msnm) de los Tunebos.
Este
experto montañista que ha alcanzado decenas de veces la cumbre del
Pico Bolívar, nos cuenta que los U'wa dicen que provienen de nuestra
cordillera (Mukumbarí), a donde llegaron subiendo desde el Alto Perú
(actual Bolivia), a través del flanco andino que mira a las tierras
amazónicas y llaneras, a diferencia de los pueblos que subieron a
través de los grandes valles intermontanos en la expansión del gran
imperio adorador del Sol.
Agrega
que los U’wa dicen que nuestra montaña más alta, en su propia
lengua significa "la mujer joven del Sol o la mujer bella del
Sol", muy parecido a “"lugar
donde duerme o yace el Sol" con su amada montaña; por esa
aparente coincidencia se puede hablar de una encrucijada entre
entre lenguas muertas y vivas; de tal manera que la fantasía se hace
realidad para rescatar lo nuestro y darle más singularidad al más
alto-largo sistema teleférico del mundo, Mukumbarí.
Por
eso Bautista expresa que el Mukumbarí STM no debe vanagloriarse de
su tecnología de última generación, destinada a mantener esta obra
por 50 años o más, sino que debe insistir en promover la belleza
eterna de los Andes y, como parque temático debe invitarnos a
descubrir, conocer, disfrutar y amar a la selva nublada, páramo
húmedo, páramo altiandino y el desierto nival con sus altas cimas.
Enfatiza
que el Mukumbarí STM rompe paradigmas y, más allá de invitar al
paseo subiendo sentados en una cómoda y moderna cabina hasta lo más
alto, seduce a disfrutar el paso a paso, despertar el reto, descubrir
y enaltecer nuestro gentilicio ante propios y extraños; Mukumbarí
STM debe ser el sitio donde aprendamos un poco más a valorar cada
paso y descubrir que, como la vida misma, lo importante es lo que
hacemos en cada momento, no sólo aspirar a llegar a lo más alto
antes de morir, se trata de saber vivir.
Concluye
Jayme Bautista que Mukumbarí es aprender a caminar hacia nuestros
sueños y hacerlos realidad, paso a paso; no es la cima, no es lo más
alto, Mukumbarí es lo que hacemos para darnos la oportunidad de
conocer, amar, respetar y cuidar; Mukumbarí es eso
¡¡
Sistema Teleférico Múkumbarí, es
expresión
de identidad, fuerza y resistencia de un pueblo
!!