Niño prodigio y otras yucas (II) por ALIRIO PÉREZ LO PRESTI
@perezlopresti
José María era el mayor de tres hermanos, pero los padres no tomaban muy en cuenta a los dos menores, dado que era tal el talento intelectual del que hacían alarde en relación al mayor, que los otros dos quedaban confinados a sus respectivas habitaciones al cuidado de las niñeras. El espectáculo era en realidad para que José María pudiese presentarse ante un público encumbrado y fino. Antes de medianoche, en la hora en la cual el alcohol y otros vahos hacían sus efectos, bien podía aparecer José María trajeado como Miguel de Cervantes Saavedra o el propio padre de la patria venezolana. El momento estelar era de lo más teatral. Tomado de la mano de ambos padres, José María era presentado como niño prodigio. El silencio era sepulcral, porque era bien sabido entre los invitados que quien no prestase atención a lo que tuviese que decir el niño, no sería invitado más nunca a la casa de los Arellanos. Eran treinta minutos en los cuales el pequeño niño declamaba, cantaba, tocaba algún instrumento o leía un libro en alemán. Los aplausos y las expresiones de adulación por parte de los invitados eran una apología al ego de cualquier cristiano y los años iban pasando conforme el niño crecía y el país cambiaba. Pasaron los años y el prodigio trató de dedicarse a la literatura, la pintura, la música y la política. En ninguno de estos espacios tuvo éxito, pese a estar apadrinado por lo más granado de la ciudad. No logré estudiar con él y en una oportunidad, ya en la universidad, una amiga me invitó junto con su novio a la casa de los Arellanos. José María ya no era un niño y era el propio anfitrión de sus fiestas, pero en ellas ya no había el buen gusto que cultivaban sus padres, sino que las drogas y la música vulgar eran el centro de la fiesta. Total que un amigo recibió un golpe en la espalda por un contemporáneo que pretendía a su novia y la primera y única vez que fui a casa de los Arellanos terminó en una lucha colectiva en donde volaban platos y sillas. Como vi que la pelea era indetenible, salve mi vida metiéndome bajo una mesa, en donde me encontré con una chica que siempre me había gustado y a la cual no había tenido la oportunidad de conocer. Mientras el combate se desarrollaba, yo pude intercambiar números de teléfono con ella para honor de quien se dedica a cosas más elevadas y tangibles.
Supe que se había ido a vivir a Caracas porque según sus padres, era un incomprendido en la ciudad que lo vio nacer y crecer. Los Arellano consideraban que una persona con tamaño talento debía recorrer mundo. No volví a ver más nunca en persona al niño prodigio, pero sé que finalmente, tras varios internamientos en centros de rehabilitación para drogadictos, se hizo cineasta y con el apoyo económico del gobierno, finalmente se consumó como lo que siempre quisieron sus padres que fuera: una persona reconocida socialmente. Lo cierto es que nunca pensé que me lo iba a conseguir caminando por una calle en el centro de Santiago, tomado de la mano con dos muchachos jóvenes y forzudos.
José María es una de esas promesas que nos ponían como ejemplo de cómo debía comportarse un joven y hoy que lo veo en retrospectiva, solo percibo la decadencia de alguien que potencialmente tenía talento y bajo la sombra de unos padres presumidos y ególatras, acabaron con lo que podía ser una persona medianamente normal.
Constantes gritos se
escucharon este martes 31 de marzo del 2020 en la mañana en los
exteriores del Hospital del Guasmo, en el sur de Guayaquil. Cerca de 25
personas repetían sin parar la frase: “Solo queremos los cuerpos”. Eran
los familiares de los pacientes que fallecieron la semana pasada en esa
casa de salud.
Las quejas de todos eran similares. “Han pasado siete días y no me
entregan el cuerpo de mi mamá”, gritaba una mujer. A su lado, un hombre
reclamaba el cadáver de su hijo. “Seis días llevan diciéndome que ya me
lo entregan y sigo aquí”, decía, mientras un joven lo interrumpía para
pedir los restos de su padre. “Cuatro días lleva muerto y aún no me lo
entregan”, gritaba. Otro hombre también exigía el cuerpo de su madre.
“Solo me dicen que no la encuentran”, repetía.
La única información que tenían los familiares es que los cadáveres
estaban en la morgue del hospital y que por la emergencia sanitaria del
país, los trámites estaban demorados. La misma respuesta recibían hasta
este martes los parientes de personas que fallecieron en sus casas. En
estos casos, las demoras se registran desde el pasado 23 de marzo.
En sectores como Cristo del Consuelo, en el Suburbio oeste, vecinos
pedían a las autoridades que retirasen el cuerpo de un padre de familia.
La esposa del fallecido incluso publicó un video en el que imploraba
que el trámite se agilizara, porque en la casa estaban sus hijos. Eso se
observaba en la grabación que se difundió.
Comandos militares se sumaron este martes en la mañana al control en el
norte de Guayaquil. Foto: Cortesía Fuerza de Tarea Conjunta
Comandos militares se sumaron este martes en la mañana al control en el
norte de Guayaquil. Foto: Cortesía Fuerza de Tarea Conjunta
Jorge Wated, encargado de la Fuerza de Tarea -creada para agilizar los
trámites de fallecimientos- informó este martes 31 de marzo que personal
de Policía, Fuerzas Armadas y Comisión de Tránsito del Ecuador se
encarga de los levantamientos para reducir las demoras. Según el
funcionario, hasta ayer (martes) estaban pendientes de retirar 115
cadáveres en el Puerto Principal.
También aclaró que entre los fallecidos no todos son víctimas de
covid-19, sino también de otras enfermedades. Pero no dio detalles de
los casos. Lo que sí mencionó es que la emergencia sanitaria que vive el
país originó las demoras en el retiro de cuerpos, en especial en
Guayaquil, ciudad con mayor número de personas contagiadas de
coronavirus.
El epicentro de la crisis sanitaria se mantiene en la urbe porteña, que
hasta ayer a las 17:00 registró 1 116 casos positivos, del total de 2
302 en todo el país. A esa cifra se sumaban otros 499 casos en el resto
de cantones de Guayas. Hasta ayer, 12 de los 15 alcaldes de la provincia
había reportado contagios de covid-19.
El drama de las familias de personas fallecidas por diferentes causas se
multiplica en el Puerto Principal. Pero no existen cifras consolidadas
del número de fallecidos, de cuerpos levantados y enterrados, ya que
cada entidad tiene una información distinta.
Constantes gritos se
escucharon este martes 31 de marzo del 2020 en la mañana en los
exteriores del Hospital del Guasmo, en el sur de Guayaquil. Cerca de 25
personas repetían sin parar la frase: “Solo queremos los cuerpos”. Eran
los familiares de los pacientes que fallecieron la semana pasada en esa
casa de salud.
Las quejas de todos eran similares. “Han pasado siete días y no me
entregan el cuerpo de mi mamá”, gritaba una mujer. A su lado, un hombre
reclamaba el cadáver de su hijo. “Seis días llevan diciéndome que ya me
lo entregan y sigo aquí”, decía, mientras un joven lo interrumpía para
pedir los restos de su padre. “Cuatro días lleva muerto y aún no me lo
entregan”, gritaba. Otro hombre también exigía el cuerpo de su madre.
“Solo me dicen que no la encuentran”, repetía.
La única información que tenían los familiares es que los cadáveres
estaban en la morgue del hospital y que por la emergencia sanitaria del
país, los trámites estaban demorados. La misma respuesta recibían hasta
este martes los parientes de personas que fallecieron en sus casas. En
estos casos, las demoras se registran desde el pasado 23 de marzo.
En sectores como Cristo del Consuelo, en el Suburbio oeste, vecinos
pedían a las autoridades que retirasen el cuerpo de un padre de familia.
La esposa del fallecido incluso publicó un video en el que imploraba
que el trámite se agilizara, porque en la casa estaban sus hijos. Eso se
observaba en la grabación que se difundió.
Comandos militares se sumaron este martes en la mañana al control en el
norte de Guayaquil. Foto: Cortesía Fuerza de Tarea Conjunta
Comandos militares se sumaron este martes en la mañana al control en el
norte de Guayaquil. Foto: Cortesía Fuerza de Tarea Conjunta
Jorge Wated, encargado de la Fuerza de Tarea -creada para agilizar los
trámites de fallecimientos- informó este martes 31 de marzo que personal
de Policía, Fuerzas Armadas y Comisión de Tránsito del Ecuador se
encarga de los levantamientos para reducir las demoras. Según el
funcionario, hasta ayer (martes) estaban pendientes de retirar 115
cadáveres en el Puerto Principal.
También aclaró que entre los fallecidos no todos son víctimas de
covid-19, sino también de otras enfermedades. Pero no dio detalles de
los casos. Lo que sí mencionó es que la emergencia sanitaria que vive el
país originó las demoras en el retiro de cuerpos, en especial en
Guayaquil, ciudad con mayor número de personas contagiadas de
coronavirus.
El epicentro de la crisis sanitaria se mantiene en la urbe porteña, que
hasta ayer a las 17:00 registró 1 116 casos positivos, del total de 2
302 en todo el país. A esa cifra se sumaban otros 499 casos en el resto
de cantones de Guayas. Hasta ayer, 12 de los 15 alcaldes de la provincia
había reportado contagios de covid-19.
El drama de las familias de personas fallecidas por diferentes causas se
multiplica en el Puerto Principal. Pero no existen cifras consolidadas
del número de fallecidos, de cuerpos levantados y enterrados, ya que
cada entidad tiene una información distinta.