Aquella apacible, señorial, querentona, tradicional, costumbrista, típica ciudad andina, que conocimos y era años atrás Mérida, ya no existe, ni vestigios de ella quedan.
Hoy por hoy, ni siquiera turística ni estudiantil universitaria es Mérida. La desidia, desgano, ineficacia, apatía gubernamental municipal ciudadana, la convirtieron en una ciudad caótica, sumergida en una total anarquía e inseguridad,l en todo el sentido de la palabra.
Quienes viven y conviven en esta aún tradicional urbe andina venezolana, no han sabido valorar a Mérida, que tiene incalculable arraigo histórico, cultural, universitario, folklórico, costumbrista, atributos y recursos naturales que otras ciudades de Venezuela no tienen.
Nada utópico es que rescatemos a Mérida, tiempo de sobra hay, para que con la voluntad y esfuerzo de todos, sin distingo de clase y posición e interés particular político personal grupal, se recupere su otrora imagen seńorial que la diferenciaba de las demás, poder es querer, asi estemos en cuarentena, lo demás es cuento, a más ver, punto en boca.