Con cada fecha patria conmemorativa de la figura de Simón Bolívar,
acostumbro a leer algo que tenga que ver con su vida y con su obra, pero
sobre todo algunos de los muchos libros que tengo sobre el personaje:
biografías, novelas, ensayos. En los últimos años me he acercado con
frecuencia a la obra El general en su laberinto de Gabriel García Márquez, o En busca de Bolívar
del también colombiano William Ospina. Si bien ambas obras son
eminentemente literarias y recrean el personaje (la primera desde la
novela y la segunda desde el ensayo libre), me dan el complemento
necesario para la comprensión de tamaña figura histórica. De algún modo
esta ya vieja tradición en mi vida busca rendir un homenaje a un hombre
que, para bien o para mal, eso todavía está en discusión, marcó nuestra
historia y nuestro devenir como pueblo. Mucho se ha especulado sobre la
figura de Bolívar y bastante se ha tergiversado su actuación y su
legado, hasta el punto de hacer de ella una auténtica caricatura. El
paso del tiempo pondrá las cosas en su lugar y cuando despertemos de
esta pesadilla chavista-madurista habremos recibido una gran lección
como nación. ¿La aprenderemos? Eso está por verse.
Cada libro
Veo
mi biblioteca y sé que muchos de esos libros no los llegaré a leer
jamás. En verdad no sé cuántos libros tenga, pero estoy consciente de
que en estos anaqueles se encuentra parte de mis sueños e ilusiones.
Cada libro adquirido representa para mí un momento, un instante de mi
historia personal. Ellos han significado mucho para mí y sé que me
dolerá el tener que dejarlos. No es bueno tanto apego por las cosas
materiales, pero es que hacer una biblioteca es algo que va más allá de
la simple compra de ejemplares, para internarse en los pliegues de un
submundo que me sostuvo (y lo sigue haciendo) en lo intelectual y
espiritual. Muchos de mis libros han sido regalos que me han hecho,
amigos y conocidos, mi esposa y mis hijas. Si por algún artificio
eliminara de mi devenir la presencia de los libros, sencillamente mi
relato personal se desvanecería en la nada intelectual, artística y
emocional. Cada libro ha sido de algún modo un compañero inseparable en
las distintas etapas de mi recorrido personal, académico y literario.
Por eso cuando me asomo a los anaqueles y veo mis libros siento afecto
por ellos y en cierta forma agradecimiento por lo mucho que me han
entregado.
rigilo99@gmail.com