Mérida, Abril Miércoles 17, 2024, 04:24 pm
Que el Dios todopoderoso ilumine el espíritu de mis palabras y llegue a nuestros oyentes con la claridad deseada.
Héctor Ramón Izquierdo
Concurrir a este acto cívico me obliga a solicitar la venia de los señores Historiadores que por imperativos de su experticia pudieran hacer razonables observaciones a mis palabras pero es necesario aclarar que mi presencia es para reivindicar la justeza de un acto inscrito en la posición invariable de Venezuela como amante de la libertad y la justicia.
Para un hombre que cree en esta herramienta como generadora de cambios, no me es ajeno hablar del tema y lo asumo con responsabilidad, ratificando sí lo expresado en este sitio el año 2020 por el Cronista Ramón Sosa Pérez, compañero de Gabinete y Director de la Academia de Mérida: “a la luz de las lecturas del 5 de julio de 1811 puede entresacarse un saldo político incuestionable como hecho esencialmente civil que se inicia el 19 de abril de 1810, la instalación del Congreso de 1811 y cerrará con la Constitución del 21 de septiembre del mismo año”.
A tenor de los Historiadores, el 5 de julio de 1811 culminan los debates del 3 de julio y se declara la independencia pero el Acta sólo será leída, aprobada y suscrita el 7 de julio aun cuando, cito de nuevo a Sosa Pérez: “El 3 de julio comienzan las deliberaciones y hubo 2 sesiones del Congreso, cuyos resultados son ya conocidos, como se infiere de su registro. En la sesión matutina se declara la Independencia de Venezuela, se adoptan los símbolos de la nacionalidad; el escudo, la Canción Patriótica Gloria al Bravo Pueblo y la bandera de 1806, mientras que en la sesión vespertina se acuerda notificar a los pueblos de la decisión”.
Es un hecho incuestionable que el 5 de julio de 1811 se asentó el único proceso constituyente realmente concebido como tal a lo largo de la historia porque llevó a la evolución política fundamental de Venezuela: de la Monarquía a la República, lo que se explica en la decisión de aquellos patriotas en comprender el compromiso que exigía la naciente república, hombres para el momento que vivíamos, capaces de echarse a sus hombros la suerte de la República sin más compromiso que responder ante la historia por un deber de ciudadanía por encima de intereses particulares.
Estas lecturas de nuestra historia nos llevan a pensar que la independencia fue, ciertamente, un propósito razonado en nobles ideas y en el desvelo por cuál era el camino legítimo a seguir como Nación, por el camino particularmente civil y no participación militar que es una incongruencia política por el daño que ellos han hecho a lo largo de esta trayectoria y confirmado en las dos últimas décadas.
El 5 de julio de 1811 fue un acto de revuelta del pueblo que clamaba por resolver el afianzamiento del proceso político de liberación iniciado el 19 de abril de 1810, llamando las mejores voluntades para interceder la solución política que exigía la patria pero fueron ellos, con el compromiso a sus espaldas, los protagonistas de la nueva historia.
Los hombres del 5 de julio de 1811 procedieron con superior interés y magnanimidad pero con extenso sentido de responsabilidad, sin medir otra consecuencia que la derivada de sus acciones tomadas para el bien de Venezuela. Definieron claramente el objetivo, precisaron el enemigo y unieron para sí, las fuerzas necesarias que los condujeran al beneficio común de la nación que emergía con sed de nueva historia.
La claridad meridiana de los miembros de la junta patriótica juraron a Dios por los santos evangelios conservar y defender sus derechos y los del Sr. Don Fernando VII sin la menor relación de influencia con Francia; independientes a toda forma de gobierno de la Península de España y sin otra representación que la que reside en el congreso General de Venezuela, oponerse a toda dominación que pretendiera ejercer soberanía en nuestro país o impedir su absoluta y legitima Independencia cuando la confederación de sus provincias,(Caracas, Cumana, Barinas, Margarita, Mérida, Barcelona y Trujillo) las cuales formaban la Confederación Americana de Venezuela en el Continente Meridional, estas simbolizaron las siete estrellas de la Bandera Nacional, destacó que las provincias de Coro Maracaibo y Guayana quedaron excluidas del congreso por estar dominadas por los Españoles así lo determinaran, se evidencia entonces el rechazo por parte de la iglesia a la influencia de la Revolución Francesa en el proceso Independentista y Emancipador Venezolano y en toda Hispanoamérica dado su carácter Anticlerical.
Se hace presente y necesario de remembrar la figura Federativa donde se libró un intenso debate referido al Centralismo-Federalismo el cual abarcara todo el Congreso y que dominara todo el Siglo XIX y finalmente la declaratoria de la Independencia absoluta de Venezuela.
Quiero en forma deliberada entresacar unas frases dichas por Simón Bolívar al iniciar las deliberaciones del 3 de julio y que se harán resonar la mañana del 5 de julio de 1811: “Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad; unirnos para reposar, y para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una mengua, hoy es una traición”. Los ánimos de los jóvenes radicales se caldeaban en las reuniones de la sociedad patriótica hasta llegar el momento en que Simón Bolívar lanzó ante las dudas sobre la Independencia su famosa Pregunta “¿Trescientos Años de Calma no bastan?”
A 210 años de la Firma del Acta de la Independencia de Venezuela la profesora e investigadora María Fernanda Soledad Hernández (Docente en las Escuelas de comunicación Social y Filosofía de la UCAB) resaltó la importancia sobre este acontecimiento y el trabajo realizado por la Elite Civil de la Época para hacer posible los hechos que sentaron las bases del nacimiento de la Republica, todos estos sucesos históricos hoy más que nunca mantienen su vigencia. La historia en primer lugar no se termina de escribir, se está escribiendo y reescribiendo constantemente, debido a los hallazgos de todos los elementos de investigación que pueden ser aportados para esclarecer lo que ocurrió en momentos determinados de nuestra historia. Conmemorar esta fecha es recordar y tener presente los pasos importantísimos que se dieron en el siglo XIX en Pro de la Independencia y Emancipación de Venezuela, porque ellos sustentaron un sistema Republicano de Gobierno como el que se Instaló en la Primera República y dan una carta Constitutiva a esa Naciente Republica. Ellos no se quedaron simplemente en el Paso de declarar la Independencia, sino que la hicieron visibles y sentaron sus bases. De hecho, luego de la Declaración de la Independencia y la Firma del Acta Ese Congreso aprueba una Constitución en Diciembre de 1811.
En la Historia las comparaciones no caben, no funcionan porque realmente el contexto hay que respetarlo, el paso del tiempo no nos permite encontrar elementos de comparación porque no estaríamos haciendo Historia, estaríamos especulando. Sin embargo, hay elementos análogos y la importancia y el valor histórico y Político de lo que ocurrió el 5 de julio de 1811 tiene que llevarnos a una profunda reflexión: ¿En dónde estamos en este momento?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo la historia puede servir de modelo con sus debilidades y sus fortalezas? …. No hay que dejar de lado que el 5 de julio fue posible gracias a un movimiento civil importantísimo. Ahora aquí y en este momento el Elemento Civil tiene que permanecer e irrumpir con gran fuerza en el escenario de la vida Política Nacional, porque la vida política es lo civil; los militares tiene su función que es la seguridad y la defensa pero los civiles tenemos la función de Gobierno y Política, luchemos para revertir lo hoy vivido por nuestra amad a Venezuela, los militares deben regresar a sus cuarteles y a cumplir su misión encomendada en la Constitución de 1.999.
Pareciera que el propio Libertador nos estuviera alertando sobre el papel estelar que ahora tenemos en nuestras manos sobre el destino nacional: ahora o nunca.
Venezolanos, Merideños no miremos atrás que nuestro Norte sea la Libertad.