Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 01:18 pm
Preocupados por las interrupciones en las cadenas de suministro globales, los gobiernos del mundo insisten en avanzar hacia legislaciones que devuelvan la confianza en el transporte de carga internacional, en medio de las mayores presiones de precios desde el inicio de la pandemia del coronavirus (COVID-19). Por ejemplo, el precio del envío de un contenedor desde un país de Asia a Estados Unidos pasó de 2.000 dólares en enero de 2021 a alrededor de 20.000 dólares en agosto. Todo lo cual se acrecienta en la medida que han aumentado los plazos de entrega de mercancías y, en medio de una tenue recuperación económica, se ha incrementado la demanda de los consumidores.
Ante este panorama, la respuesta empresarial inmediata han sido la relocalización de las cadenas de suministro y el avance hacia nearshoring. En el primer caso, para aprovechar los encadenamientos productivos mediante una mejor distribución geográfica de las cadenas de valor y, en el segundo caso, beneficiarse de la decisión empresarial de trasladar sus procesos productivos a un país extranjero, geográficamente cercano, mediante un nuevo tipo de subcontratación o externalización.
Al respecto, existe evidencia de la reubicación de actividades productivas que antes se realizaban en Asia y ahora se ubican en países de América Latina o cerca de los mercados europeos. Pero esto conlleva al mejor uso posible de los datos, al desarrollo de nuevos modelos de negocio y a una gestión de la infraestructura más eficiente.
De igual forma, antes del COVID-19, algunos de los principales actores de las cadenas globales de valor iniciaron sus procesos de digitalización, y la pandemia impulsó estos esfuerzos. Esta tendencia debe impulsarse en los mercados de carga, para reducir la cantidad de correos electrónicos que se necesitan para transportar un contenedor. Al respecto, la aplicación de nuevas tecnologías, como la blockchain, puede reducir el proceso de intercambio de documentos en los puertos del mundo, con lo cual un trámite de días puede reducirse a un par de horas o minutos.
La Big data, y todo el análisis de datos que está permite, también puede ayudar a reducir los costos de transporte mediante una mejor gestión de la flota. En otras palabras, extrapolar la experiencia de digitalización y comercio electrónico al transporte de mercancías. En paralelo, es necesario promover la deslocalización de empresas en la cadena de valor; extendiendo hacia arriba la cadena de valor e internalizando aspectos de producción y distribución como estrategia para responder a un mayor riesgo de cierres de frontera y pandemias. Los costos fijos que puede generan, serán compensados con la reducción de la incertidumbre de los suministros de materias primas y productos finales.
La realidad del comercio mundial está cambiando y es necesaria una reforma para hacer un mejor uso de la capacidad existente, especialmente en los puertos. Esto implica, hacer cambios de la mano de las nuevas tecnológicas para lograr un mejor uso de la capacidad existente de los puertos, aeropuertos y proveedores de transporte.
Las limitaciones en algunas regiones del mundo son evidentes en infraestructura, como puertos y aeropuertos, y las conexiones a los sistemas de carreteras y ferrocarriles. Estos activos generalmente están en manos gubernamentales, que a menudo se convierte en barreras que impiden el pleno desarrollo del sector. De allí que el mayor ejemplo de resiliencia en las cadenas de valor es lograr que cada economía identifique sus principales reformas en infraestructura y se comprometa a abordarlas, de manera individual o mediante una mayor la cooperación regional.
* @ajhurtadob