Mérida, Enero Martes 31, 2023, 06:00 am
La historia de los mercadillos es de vieja data,
para conocer sus orígenes habría que remontarse mucho en la historia. Los
intercambios comerciales caminan de la mano con el desarrollo de la humanidad.
Los movimientos humanos siempre encontraron lugares propicios que favorecieron
el intercambio de su mercancía excedente por aquella de la que carecían. De
esta manera los mercados se constituyeron en puntos de encuentro entre los
diferentes pueblos. Y así con el transcurrir del tiempo se organizaron
comunidades, que después llegarían a ser ciudades, tal como lo refiere el
filósofo Platón en La República.
Las actividades comerciales favorecieron también el
intercambio de ideas y conocimientos. En torno a los mercadillos se generó no
sólo el progreso económico del comercio sino, también, culturalmente se alcanzó
grandes avances en las ciencias y en las artes. Por tanto el origen del
comercio, tal y como lo conocemos hoy, tienen su inicio en la venta ambulante
que fue evolucionando hasta convertirse en los mercados antiguos y más tarde en
las ferias.
El comercio en mercadillos vino a dar vida a las
ferias, fiestas o celebraciones populares, navideñas, de artesanías, entre otras,
convirtiéndose en motor del crecimiento económico y del tejido social de los
pueblos y ciudades.
El mercadillo ha recibido a lo largo de la historia
distintos nombres como son: mercado al aire libre, mercado de pulgas, mercado
de abastos, rastro, bazar, mercado persa, mercado de las pulgas, entre otros
tantos nombres.
En España dos de los más antiguos y conocidos son
“El Rastro” de Madrid (del siglo XVIII) y “Los Encantes” de Barcelona (que se
remonta al siglo XIV). Otros se han hecho famosos por aparecer en obras
literarias de fama universal, como el Mercado de los jueves en Sevilla,
mencionado por Cervantes en su obra “Rinconete y Cortadillo”, o el zoco de El
Cairo que aparece en “Las mil y una noches”.
En nuestro país la situación deprimente de la
economía, sumado a la escasez o el alto costo de la vida, ha traído como
positivo la cultura del emprendimiento, toda una propuesta para reinventarse,
crear nuevas formas de intercambio y fuente de la economía familiar.
Desde la pastoral de la Iglesia venimos apoyando
este novedoso proyecto con el nombre de "Mercadillo de Santiago", en
torno a las celebraciones de mayor tradición religiosa y cultural como las navidades,
fiesta de la Candelaria, semana Santa y el patrono Santiago. En los espacios de
nuestra típica plaza Bolívar, de gran vida y concurrencia, sumado a la
participación de sus ricas y variadas manifestaciones de cultura y religiosidad
popular, que han permitido desarrollar toda una agenda cultural que ameniza con
alegría la participación de la comunidad.
También es importante resaltar el espacio
formativo, permitiendo al emprendedor recibir charlas, compartir de
experiencias y nuevas tendencias con voluntarios calificados que nos ayudan a
crecer en calidad y cultura emprendedora.
El trabajo de alianzas y equipo ha sido vital,
gracias al decidido apoyo de la Asociación Civil Trabajo y Persona en unión a
nuestra Arquidiócesis, nos han permitido en estas pasadas navidades reunir unos
cuarenta emprendimientos, toda una gama de productos de gran valor familiar,
desde alimentos, vestidos, productos de limpieza, hogar y moda. El esfuerzo y
la constancia no han faltado, aunado a los enormes sacrificios de nuestras
emprendedoras. Un trabajo que nos une a todos y nos invita a entender los mercadillos como fuente de progreso,
desarrollo, dinamizadores económicos, pero también parte de la cultura, de la
identidad de nuestras comunidades.
Quiera Dios que nuestros gobiernos municipales y
regionales potencien más y muestren más interés en ellos, facilitándoles
mejores emplazamientos, acondicionando dignamente aquellos donde ya están
ubicados, propiciando el trabajo de los comerciantes no sedentarios, creando
las mínimas infraestructuras para su protección y desarrollando políticas
integrales de acompañamiento y promoción.
Mérida, 9 de enero de 2022