Mérida, Enero Sábado 28, 2023, 05:09 am
Muchos
antes de la llegada de los europeos a nuestra América, nuestros pueblos
indígenas mantenían en su tradición la adoración a los fenómenos naturales que
ellos no se podían explicar. Cada uno de ellos implicaba un “ponerse en camino”
para rendir sacrificios, ofrendas y tiempos de especial veneración a sus
deidades, lo que nos habla de un pasado en comunión con un ser trascendental y en
encuentro con su pueblo.
Con la
llegada de los españoles se abrió un camino de fe cristiana, que fue marcando
el sentimiento popular en diversidad de expresiones, manifestaciones y formas
celebrativas, todas ellas en un espacio vital determinado por su significado
religioso y relevancia en la tradición de la Iglesia. Tal es el caso de los
lugares de “apariciones” o “manifestaciones” marianas, o del culto a un santo o
centros de la misericordia y de la gracia divina. La visita a estos espacios,
se realiza bajo una motivación distinta al mercado turístico,
pasando del interés meramente cultural el aliciente de la fe, bajo la
denominación de “romería” como una invitación a vivir en clave de paso de este
mundo a la Casa del Padre, ligeros de equipaje, con la promesa de vida en
abundancia.
Los términos romería y romero provienen de la voz latina "romarius",
los que peregrinaban a Roma a visitar la tumba de los apóstoles. La evolución
del término romería y rogativa son muy similares en su contenido, como viaje y
celebración a una ermita o santuario, bajo un carácter más religioso, ritual y
penitencial.
Nuestras comunidades de Santiago de la Punta y Pablo VI guardan como
su más preciado tesoro la “romería a nuestra Madre de Candelaria” de honda
devoción de más de un siglo. La romería siempre implica un movimiento cuyo
destino es un lugar sagrado o el visitar con una reliquia o una imagen venerada
por la piedad popular, así el desplazamiento sería el primero de sus rasgos
definitorios, de este modo a lo largo del mes de enero se tiene la bajada de la
Madre de la Luz, el Día de Reyes, y ese mismo día inicia su recorrido por las
comunidades del sur de la ciudad serrana. Muchos de sus devotos acuden en busca
de protección, ayuda, favores y también para rendirle pleitesía, en muestra de
fidelidad y fervor a la Madre del Cielo.
Después de dos años de pandemia hemos aprendido a “reinventarnos”
maneras nuevas de vivir nuestra fe; bien lo señaló San Juan Pablo II, el mundo
necesita una Iglesia
que vaya a “remar mar adentro” afrontando una nueva evangelización: “nueva
en su ardor, en sus métodos y en su expresión”.
Cada noche, en cada sector de la Parroquia, la comunidad se esmera en
dar lo mejor, la preparación y ornato de primera calidad, con la participación
de niños y jóvenes la Madre es esperada para renovar la fe, animar la esperanza
y promover la solidaridad y el encuentro de todos.
Se destaca en la comunidad su sentimiento de cohesión y solidaridad,
de hermandad con sus vecinos, entre todos se adorna, se organiza la liturgia,
los versos de los niños, los cantos y el derroche de creatividad, además de
aflorar el sentimiento de pertenencia al entorno, se superan las diferencias
ideológicas pues “la Virgen nos une a todos”, en fin, las romerías podríamos
afirmar son expresiones de la identidad colectiva que expresan a través de las
relaciones sociales la más genuina experiencia de fe en el Dios-con-nosotros.
En la Víspera de la Candelaria y fiesta de la Presentación de Jesús en
el Templo, el día primero de febrero, se prepara la comunidad para la llegada
de la peregrina de La Punta a su pueblo de la Parroquia, con la serenata y el
rosario iluminado, damos por concluida la romería y se la alegra la comunidad
al recibir los vasallos de la Candelaria, expresión de oración y trabajo en
canto y baile, como alabanza y gratitud a la intercesora de tantos favores.
Que este peregrinar nos ayude a crecer en esa búsqueda de sentido y
plenitud que tanto buscamos y en verdad necesitamos: la presencia de Dios amor
en nuestras vidas. Como nos lo diría San Agustín: “Nos
hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en
ti”.
Mérida,
17 de enero de 2022