LA DESPEDIDA A ANTONIO SUAREZ por Raúl Huizzi Gamarra, Decano de Faces - ULA
LA DESPEDIDA A ANTONIO SUAREZ por Raúl Huizzi Gamarra, Decano de Faces - ULA
Hombre silencioso y cumplidor de su trabajo, creyente, y amable en el trato para vencer su timidez. Llegó a la FACES a cumplir su trabajo de vigilante, reconocido por sus compañeros deportistas y pronto se hizo apreciar por sus compañeros de trabajo del núcleo LIRIA, compartiendo en sus guardias, diversos condumios propios del compañerismo que brota entre los vigilantes de la ULA .
Antonio Suarez vivió en los últimos años, un verdadero suplicio por los problemas de salud agravado por la de precariedad de la condición económica que se impuso a los trabajadores ulandinos en la orfandad de una merecida seguridad social y de salud.
En sus carreras para proveer su alimento muchas veces caminaba del núcleo hasta el hospital para aprovechar la generosidad de algún amigo que le brindaba un plato caliente de almuerzo. Su salud se fue deteriorando, y carente de vivienda, se refugió en la garita de la entrada del núcleo donde las frías noches merideñas ayudaron a resentir sus pulmones hasta que la hospitalidad de sus compañeros de trabajo lo trasladaron a un salón en FACIJUP que se convirtió en su morada hasta su traslado al hospital, donde finalmente su estado de salud ya no dio para más y finalmente falleció.
El drama de Antonio Suarez es el de muchos venezolanos y trabajadores ulandinos, con salarios precarios y sin ningún tipo de seguridad social que ha minado de dolor y sufrimiento a un país que nunca mereció esta tragedia.
Afortunadamente, Antonio Suarez sintió en vida durante su trágico final, el apoyo de sus compañeros de trabajo, de las Autoridades del núcleo, de sus ex compañeros de deporte y de la generosidad y solidaridad de lo que significa ser universitarios.
No me abandona la imagen de su rostro alegre, el día en que se logró obtener unos anteojos nuevos para calmar su angustia, por no poder leer sus oraciones que posiblemente acompañaban sus largos silencios nocturnos en la garita de vigilancia de la FACES.
Deseo agradecer, y como no hacerlo, a todos quienes hicieron posible y acompañaron a Antonio Suarez a su última morada. *QEPD.*