Mérida, Septiembre Martes 26, 2023, 05:31 pm
El último intento de la India por lograr el desarrollo
industrial es la iniciativa Make in India, introducida en 2014, que
tiene entre sus objetivos la creación de infraestructuras de primer orden, la
minimización de la burocracia, la promoción de políticas favorables a la
innovación y la mejora del ambiente de negocios. Un plan de modernización del
país con base en reglas claras y mayor transparencia para las relaciones entre
agentes económicos, junto con una amplia promoción del emprendimiento, la
creación de empleos y el fomento de industrias productivas. El fin es atraer
inversiones nacionales y extranjeras, para que nuevas empresas elaboren sus productos
en India, priorizándose aquellas destinadas a los sectores tecnología,
manufacturas y servicios.
De esta manera, el país asiático avanza en el cambio
estructural que facilite el crecimiento sostenible de su economía. Dicha
transformación implica un esfuerzo real para crear las condiciones que lleven a
las personas a pasar de la agricultura a la industria y luego a los servicios,
de los sectores de baja a los de alta productividad, y de los pueblos a las
ciudades. Todo esto ha exigido de la activa participación del sector público en
conjunto con el esfuerzo privado en la construcción de una nueva economía.
En este sentido, India ha seguido un activo plan de
reformas dirigido por el gobierno, que ha dado como resultado un impresionante
progreso en la infraestructura física, así como una mejora en la prestación de
servicios públicos a través de la infraestructura digital. A la par de una
activa participación de empresas privadas convencidas de reglas claras para sus
inversiones y transparencia en la relación con el gobierno y demás agentes
económicos. Esto último ha permitido atraer inversiones en la fabricación de
teléfonos móviles, automóviles y productos farmacéuticos. Permitiendo la
llegada de marcas mundiales como Samsung, Hitachi, Kia y Apple, que han
comenzado a elaborar sus productos en India.
Como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia
del nuevo coronavirus, durante 2020 el gobierno de India introdujo nuevos
incentivos vinculados a la producción en la iniciativa Make in India.
Con el propósito de mejorar las cadenas de suministro locales, promover el
desarrollo de economías de escala y estimular la inversión en la producción
bienes de alta tecnología, el gobierno subvenciona a las empresas que invierten
en mejoras tecnológicas y de la cadena de suministro si producen por encima de
un determinado umbral.
Estos incentivos están dirigidos a 13 sectores de la
economía, entre ellos: el farmacéutico, el de los teléfonos móviles, el de los
componentes de automóviles y el textil, e incluye un desembolso total de 26.480
millones de dólares. Tal como se planteada, para hacer competitivos a los
productores nacionales y reducir la dependencia de las importaciones, se
corresponde con una medida para la reactivación económica y el crecimiento de
la actividad productiva postcoronavirus.
El gran reto de esta nueva versión de la iniciativa Make
in India es el impacto de la acción proteccionista del gobierno en el nivel
de productividad de su economía. Una vez que el Estado proporciona protección,
es difícil retirarla y difícil saber lo que sucederá en ausencia de protección,
algo acerca de lo cual los países latinoamericanos tienen bastante experiencia.
A pesar de esto, Make in India ha facilitado el
crecimiento de la participación del sector manufacturero en el PIB indio (hasta
el 15%), el aumento de la inversión extranjera directa recibida por el país
desde 2014 —la mayoría a servicios—, y el aumento de las exportaciones indias.
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