NADA SALE GRATIS por Luis Loaiza Rincón

La grave crisis que atraviesa Venezuela, por paradójico que parezca, además de serios problemas, también genera oportunidades que son generalmente aprovechadas por quienes se atreven con resolución a desarrollar una obra, un negocio o un empeño casi siempre muy difícil o azaroso.

Hoy vemos cómo desde distintos ámbitos se promueven iniciativas que estimulan el emprendimiento y, casi sin darnos cuenta, cada vez consumimos más productos y servicios ofertados por arriesgados emprendedores.

No se trata de esfuerzos aislados para sobrevivir creativamente sino de un importante cambio cultural que se retroalimenta de muchos factores, entre los que destaca la dura y enriquecedora experiencia de nuestros emigrantes.

Es posible que los venezolanos estemos descubriendo que la libertad económica es el fundamento de todas las demás libertades y que tantas décadas de paternalismo estatal en lugar de ayudar, nos ha hecho mucho daño.

Pasar de una economía rentista a una productiva no es cosa fácil y mucho menos si entre los dirigentes prevalecen concepciones fundamentalmente estatistas y populistas, pero que el ciudadano entienda que el más caro de los productos y servicios es el que no se tiene, que nada sale gratis y que el trabajo productivo es la verdadera fuente de la riqueza nacional, constituye un avance.