Mérida, Marzo Viernes 29, 2024, 01:22 am

Inicio

Opinión



¿CÓMO REDISTRIBUIR LO QUE NO SE PRODUCE? POR LUIS LOAIZA RINCÓN

Diario Frontera, Frontera Digital,  LUIS LOAIZA RINCÓN, Opinión, ,¿CÓMO REDISTRIBUIR LO QUE NO SE PRODUCE? POR LUIS LOAIZA RINCÓN
LUIS LOAIZA RINCÓN


Desde Adam Smith se considera que el capitalismo se encuentra regido por leyes "naturales" que ordenan su dinámica y que su funcionamiento no debe interferirse a menos que se quiera dejar de producir riqueza. Estas leyes se relacionan con el apetito de lucro, la competencia, la oferta y la demanda.

El interés egoísta, por la búsqueda de ganancias, es el que mueve la iniciativa privada articulada con la libertad de empresa para atender las necesidades materiales de la sociedad, a través de la producción y la competencia. Al final, gracias a “ley de la oferta y la demanda”, los artículos ofrecidos al consumidor mantendrán su precio, únicamente, mientras el volumen de los mismos no sobrepase el de la demanda.

Según esta perspectiva, tales leyes funcionarán únicamente si el Estado se abstiene. Es decir, si el Estado se reduce al mínimo necesario por aquello de que una sociedad será mejor cuando la esfera de la libertad sea más amplia y la esfera del poder, más restringida.

El problema es que hoy el Estado no se abstiene y, por el contrario, se considera que en la legislación y en la administración deben recaer funciones cada vez más amplias de previsión colectiva, porque “dejar las necesidades sociales abandonadas al libre juego de las fuerzas del mercado generaría un desastre social”.

De manera que no se trata nada más de establecer libertades y garantizar su ejercicio sino de construir bienestar y justicia social, en el marco de esas mismas libertades. Por eso vemos que el Estado asumió el socorro de quienes se encuentran más necesitados y que la asistencia estatal se inventó para garantizar una existencia digna a los que apenas subsisten. Que esa asistencia logre su cometido, es otra cosa.

En todo el mundo el Estado interviene supuestamente para proteger, compensar y redistribuir en favor de los más débiles y lo hace mediante leyes y disposiciones dirigidas al sistema de producción y distribución o asumiendo directamente esas tareas.

Esto ha dado lugar a la confrontación entre quienes defienden a ultranza el mercado y los que abogan por el “Estado de Bienestar”. Se trata de un conflicto de visiones en el que unos asumen que el Estado Benefactor es una gran ficción por intermedio de la cual todos intentan vivir a expensas de todos los demás, mientras que los otros destacan que por mucha redistribución del ingreso que se efectúe, la relación capital-trabajo causante de las desigualdades sociales y económicas nunca desaparecerá. Así las cosas, encontrar un punto medio es clave porque, efectivamente, la terca realidad se empeña en demostrar que “no se puede redistribuir lo que no se produce”.






Contenido Relacionado