Mérida, Febrero Viernes 03, 2023, 10:31 pm
La atrofia,
debilitamiento o disfuncionalidad de los partidos políticos puede llegar a
degradar y destruir la democracia. Así que fortalecer las dinámicas propias de
los partidos es muy importante, cuando hablamos de reinstitucionalizar al
sistema democrático.
En los partidos
existen soportes estructurales que sirven para evitar y controlar la desviación
personalista que tanto mal le hace a estas organizaciones. Destacan, entre
otros, la doctrina o declaración de principios en la que se recogen las convicciones
defendidas por el colectivo y el programa en el que directamente se responde
¿para qué se quiere el poder? Carecer de estas guías, acelera un proceso de
descomposición en el que reina un pragmatismo cortoplacista que desnaturaliza
por completo a la organización en función de intereses muy pequeños.
Navegar en el mar de
la política, como en cualquier viaje, exige tener claro desde dónde se sale y
cuál es el destino. Para estar ubicados se requieren rutas y coordenadas que
den sentido al recorrido. Pero al llegar hay que saber lo que se tiene que
hacer. En ese momento es tarde para decir que la complejidad de los problemas
encontrados nos supera o que la solución depende de otros.
Por tanto, saber cómo
enfrentar los principales problemas y qué medidas tomar para corregirlos desde
el gobierno, es un asunto que no se improvisa ni se consigue por encargo.
Se han conocido casos
de candidatos que únicamente, y de forma muy superficial, se refirieron en sus
campañas electorales a un programa que nunca leyeron ni comprendieron, porque
simplemente se trataba de un papel que debía presentarse para cumplir con uno
de los requisitos exigidos por la ley electoral. De allí que al ocupar los
cargos que tanto les costó alcanzar, jamás se refirieron al programa de gobierno
y mucho menos articularon políticas respetando un plan coherente de gestión.
Eso sí, se atuvieron estrictamente al “cómo vaya viniendo, vamos viendo” y el
resultado no podía ser otro que el desastre. Por si fuera poco, además de
navegar a ciegas y sin saber qué hacer, aspiraron reelegirse ofreciendo
solucionar en el próximo período lo que nunca supieron enfrentar desde el
principio. Los ciudadanos si sabían que reelegirlos era seguir en la nada.
De manera que el
personalismo, el cortoplacismo y la improvisación, que tanto nos alejan del
objetivo de generar calidad de vida para todos, se combaten con
responsabilidad, mucho trabajo, esperanzas colectivas, planes con metas
factibles y equipos eficaces.