Mérida, Abril Lunes 21, 2025, 11:29 am
Convencer a
los representantes de la principal economía y del actor político más relevante
de Asia acerca de la conveniencia de la integración regional no es un trabajo
sencillo. Requiere, por lo menos, lograr un equilibrio entre las preocupaciones
estratégicas y de seguridad que tienen China y sus socios comerciales, además
de encontrar un balance entre dichas preocupaciones y los beneficios económicos
que puede garantizar la integración. Todo esto dentro de un marco de lenta
recuperación de la economía mundial, encarecimiento de la logística del
comercio internacional, paralización de las cadenas globales de valor y
frecuentes tensiones comerciales.
En este
sentido, el primer paso que debe dar un país que pretende asegurarse los
beneficios de la integración regional es mostrar disposición al libre comercio
con todos sus socios. Esto implica que se reconoce la importancia de la
actividad comercial, del cumplimiento de acuerdos, así como la aceptación de
reglas y normas internacionales que acerquen a las partes en una transacción.
Y, como segundo paso, avanzar en la cooperación bilateral y multilateral,
especialmente en áreas prioritarias en un mundo que ansía iniciar la
pospandemia —salud, educación, medioambiente, migración, economía digital,
entre otras—. Así, la cooperación entre países puede convertirse en un espacio
para consolidar vínculos y comprobar el nivel de compromiso entre las partes.
De igual
forma, se debe reconocer que en la actualidad las normas internacionales son
insuficientes para garantizar el éxito de la integración regional debido, entre
otras cosas, al peso de los países asignan a sus objetivos de seguridad y
posicionamiento geopolítica. Es precisamente este último aspecto que ha
generado un clima de agitación política que amenaza al orden internacional
basado en normas y con ello al nivel de bienestar alcanzado hasta ahora por la
humanidad.
Tomando esto
en cuenta, China tiene en su región experiencias exitosas de cooperación e integración
e iniciativas novedosas. Cada una referente mundial de los esfuerzos de los
países interesados en salvar al multilateralismo y en responder a los retos que
implica avanzar hacia mayores niveles de interdependencia. Una forma de avanzar
en dicha dirección es explorando con las iniciativas regionales más próximas
las nuevas dimensiones de la integración, donde se prioricen temas como la
sostenibilidad, la migración, la economía digital, las pandemias, entre otros.
De igual
forma, es necesario abandonar el enfoque clásico de la integración
económica-comercial de Asia, que asigna un papel primordial a Japón, Singapur,
Corea del Sur, Indonesia, entre otros países. Debido a que se base en el
esfuerzo realizado por estas economías al incorporarse a las cadenas globales
de valor. Los cambios más recientes en la economía mundial, la paralización las
cadenas de suministro durante la pandemia y la fragmentación de muchas cadenas
de valor, forzaron la relocalización de la actividad productiva. De allí la importancia
de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como forma de gestionar la integración
regional en respuesta a las prioridades de los países miembros.
Finalmente, es
necesario reconocer que la existencia de iniciativas que pueden influir en el
compromiso de China por la integración regional, por ejemplo: la Asociación
Económica Integral Regional (RCEP) y la Asociación Transpacífica Integral y
Progresiva (CPTPP). Ambas representan un hito considerable en la integración
económica, pero con enfoques muy diferentes en relación con la principal
potencia asiática. La flexibilidad de estos acuerdos multilaterales y el
interés geopolítico que generen puede generar mayores beneficios de los
esperados a los países —como Venezuela y otras nacionales latinoamericanas— con
capacidad para cumplir los compromisos, previo acuerdo de los miembros
actuales.
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