Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 06:14 pm
Hace
más de 100 años se clasificó a la piel en los cuatros tipos que hoy conocemos:
Normal, grasa, seca y mixta. En la actualidad esta clasificación sigue estando
en vigencia, y representa una herramienta fundamental para el conocimiento y
cuidado especializado de la piel. La clasificación de los diferentes biotipos
cutáneos se basa en la relación de secreciones sudorales y sebáceas, que forman
el manto hidrolipídico de la piel. Este equilibrio le proporciona a la
superficie cutánea lubricación, humectación e hidratación. El componente hídrico
lo proporcionan las glándulas sudoríparas. Por otro lado, el componente lipídico,
se lo otorgan las glándulas sebáceas, y dependen de condiciones como la
genética, la edad, el sexo, el ambiente y la alimentación.
A
diario vemos en la consulta de la piel, dos problemas principales en los
pacientes; por un lado la equivocación con respecto a su tipo de piel y, por
otro lado, la utilización de productos inapropiados para el cuidado cutáneo, lo
cual puede ser contraproducente y
provocar futuras complicaciones.
A
continuación definiremos los biotipos de piel, sus características y cómo
reconocerlos.
La
piel normal es aquella cuyo manto hidrolipídico se halla correctamente formado,
con una cantidad de componente oleoso - acuoso bien constituido. La función
barrera no presenta ninguna alteración y la hidratación cutánea es de una
normalidad absoluta. Se caracteriza por ser de color uniforme, suave al tacto, flexible,
poros cerrados y pequeños. Tiene una superficie lubricada y humedecida.
Cuando
hay mayor actividad de las glándulas sebáceas estamos en presencia de una piel grasa,
la cual tiende a constituir emulsiones con la fase continua formada por
lípidos, dando lugar a una emulsión oleosa. Se reconoce por ser de aspecto
brillante, textura untuosa y poros muy perceptibles. A su vez una piel grasa
puede estar deshidratada, asfíctica o seborréica.
Las
pieles secas se desarrollan como consecuencia de una disminución en el
contenido de agua del estrato córneo. La sequedad cutánea se caracteriza por
presentar aspereza, descamación visible, pérdida de flexibilidad y elasticidad,
grietas e hiperqueratosis.
En el
caso de que la disposición de las glándulas sebáceas y sudoríparas no sea
homogénea se denominará piel mixta. Estas son pieles que alternan las
características de piel seca y grasa, en unas condiciones de normalidad. Siendo
frecuente la disposición centro facial o la llamada “Zona T”: Como piel grasa
con poros perceptibles, presencia de comedones con superficie oleosa, mientras
las otras zonas del rostro pueden ser piel normal o seca.
En
otros casos y fuera de los grupos mencionados anteriormente, la piel sensible es
toda aquella que tiene un umbral de tolerancia inferior al de una piel normal,
es decir, reacciona frente a estímulos a los que una piel normal no reacciona,
como por ejemplo: el enrojecimiento, prurito, fragilidad importante, tendencia
al acné o dermatitis atópica. Esta piel presenta déficit de los componentes
naturales de la piel, lo que puede ocasionar una pérdida de la función de
barrera, favoreciendo la entrada de microorganismos o sustancias externas y pérdida
de la elasticidad, lo que se traduce en, fisuras y descamación.
Conocer
el biotipo de piel es fundamental para el mantenimiento y calidad de la misma,
puesto que se aportarán los nutrientes y elementos que realmente necesita, de
manera que el manejo y cuidado favorecerá la vitalidad cutánea.
La
visita a tiempo al Especialista en piel te dará el diagnóstico y el manejo
adecuado para cada biotipo, así como la elección de los productos cosméticos
ideales, para cada tipo de piel; también hará que tus hábitos, rutinas y
tratamientos sean de total beneficio.
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