Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 01:54 pm

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Diálogo, elecciones y unidad opositora por Edgar Márquez

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EDGAR MÁRQUEZ


Las democracias del mundo han aconsejado retomar el camino del diálogo entre los factores del régimen que gobierna y los que se agrupan en la llamada oposición. Desde afuera, es decir, sin estar cerca del grupo negociador, pareciera que hay mayor interés en el exterior que en el patio interno por enfrentar consensuadamente los problemas de los venezolanos. Y en esto el Reino de Noruega ha invertido dinero y recursos humanos, sin ocultar su presencia. No ha sido un secreto su apoyo al diálogo.

La situación venezolana es objeto de todas las miradas, con diverso sentido y con distinta vocación. Unos buscan aliarse con los gobernantes, sin importarles las razones internas y el tema de los derechos humanos, mientras otros brindan apoyo al “gobierno transitorio” y siguen convencidos de que pueden ayudar en la solución.

Es importante preservar el diálogo, siempre que se actúe con buena fe, con rectitud de conciencia y con propósito de cambio, en uno y otro sentido. Es decir, no solo buscar que el régimen cambie, sino que también los opositores sean distintos, que modifiquen actitudes y comportamientos, y que crean en la fraternidad, en la hermandad, como seres humanos.  El cambio debe ser dual.

En este último sentido, ya se habla de las elecciones, que aún no han sido previstas en fecha, sin que sepamos hasta donde podemos llegar con el diálogo y cuáles son las consecuencias de los acuerdos en ese específico tema electoral.

Lo concreto es que numerosos venezolanos han manifestado sus deseos de ser candidatos a la presidencia nacional y otros han sido mencionados en los nombres, sin que hayamos leído o escuchado sus declaraciones. A lo mejor los vinculan, sus amigos, para darles proyección e importancia como “dirigentes nacionales”. Esto del lado opositor, porque dentro del partido socialista unido no se manifiestan deserciones frente a la opción del señor Nicolás Maduro.

Hace una semana la lista de aspirantes estaba en veintitrés.  Hay otros que señalan los medios.  Habrá más. Del lado empresarial, Fedecámaras abrió un espacio virtual para encuentros sobre democracia y sociedad, mientras que, del sector laboral – gremial, por ahora, se ocupan de las elecciones de la principal central nacional, y más adelante también podrían tener aspirantes.

Lo importante del caso es que en medio de tantos candidateables – lo cual no es malo ni bueno y depende del manejo que se le dé – es que exista verdadera vocación de ejercicio del poder, que aflore el talento y la capacidad, y que todos vayan con la recta intención de aportar a un proceso de cambio nacional.

Esa recta intención debe llevar a entendimientos, acuerdos y concertación de esfuerzos para lograr una verdadera unidad, sin retrocesos, sin egoísmos y sin trampas o deslealtades para no forzar a rupturas, desencuentros y nuevas enemistades.

Buen paso ha sido que el llamado Grupo de los Cuatro (G4) haya convocado a otros partidos, de menos peso e influencia, para agrandar su espacio. Es un pequeño avance, porque, a decir verdad, el gran país no sigue o apoya el sistema partidista y, en este instante, aspira a una renovación de toda la dirigencia.

La grandeza de los políticos nacionales se expresará en estos meses si es que existe. Mientras que las torpezas deben ser abandonadas. La unidad opositora es posible y necesaria, pero deberá ser forzada por los propios ciudadanos, electores, en un ejercicio autónomo de la soberanía que está en sus manos o en sus conciencias.   






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