Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 01:07 am
Se trata de los fundamentos de uno de los instrumentos interamericanos
más completos, promulgado, primordialmente, para la promoción y reforzamiento
de la cultura democrática entre los Estados de las Américas, a fin de que la
democracia se constituya en un elemento imprescindible en la coexistencia o
convivencia entre los Estados, asi como en un eje inspirador, y condición inobjetable de cooperación e integración
en el ámbito internacional; es, extraordinariamente, una tendencia evidente, que
bien podríamos llamar el “Derecho internacional de la democracia y los derechos
del hombre”, aunque no existe en la sociedad contemporánea principio
democrático alguno que haya alcanzado el grado de estructural en el orden
jurídico internacional, la democracia se deja sentir, de manera notable, en el
seno del ordenamiento jurídico internacional y conforma parte esencial de las
relaciones internacionales de los siglos XX y XXI, pues América ha sido,
tradicionalmente, una de las regiones que ha apostado con vigor por el
ejercicio del principio democrático, y su estimación como normativa jurídica en el orden
internacional.
En efecto, la Carta Democrática Interamericana, sancionada en una
Asamblea General Extraordinaria de la OEA, llevada a cabo en Lima, el 11/9/2001,
aborda el desarrollo de la democracia representativa como indispensable para la
estabilidad, la paz y el desarrollo de la región, mediante la promoción y
consolidación de la misma dentro del respeto al principio de no intervención,
sin obviar los aportes de esta y de otros mecanismos regionales y subregionales
a favor de la democracia en las Américas.
No obstante, aun ante el principio indicado de no injerencia, se
adoptó una cláusula democrática, muy pertinente, y establece que cualquier alteración
por ruptura constitucional del orden democtático en algún Estado del Hemisferio
constituye un obstáculo insuperable para la participación de ese gobierno en el
proceso de Cumbres de las América; tal es el caso que han venido ostentando, consuetudinaria y
zafiamente, los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, razón por la cual han
sido impedidos de asistir al encuentro de referencia (antidemocráticos, según EEUU) y sin que ello implique
injerencia alguna en sus asuntos internos, tal y como hemos expresado.