Mérida, Enero Domingo 29, 2023, 06:02 pm
En vista
de las numerosas incoherencias que han circulado sobre la Campaña Admirable,
que dejan muchos cuestionamientos en torno a las versiones narradas de sus
principales acontecimientos, especialmente en lo referente a la sucesión de los
eventos y a los personajes que participaron en los mismos. Ha llegado el momento de
rediscutirlos debido a que hay sucesos históricos que
imprimen relevancia al lugar donde acontecieron, que el tiempo los consagra y
la historia los inmortaliza. De allí la importancia de estudiarlos bien.
En
el caso de Mérida, hay una serie de relatos que se tienen por ciertos y otros que
se han convertido en legendarios, los cuales motivan numerosas dudas sobre su
veracidad. He querido aprovechar este conversatorio para explicar las diferentes
versiones históricas sobre los hechos acaecidos en la jurisdicción de Mérida. ¿Fue
en Bailadores y en Mérida dónde por primera vez se le aclamó a Bolívar como Libertador
el 19 y el 23 de mayo?, ¿La aclamación, discurso y contestación en Mérida tuvo
lugar el 23 de mayo o sucedió en tres fechas diferentes 23, 31 de mayo y 4 de
junio? y ¿Existe algún documento que sustente el otorgamiento del título de
Libertador en Mérida? Por ello, al presentar un análisis detallado sobre las
visiones históricas de la campaña libertadora de Venezuela en 1813,
especialmente de la llegada de Bolívar a Mérida y los 18 días de permanencia en
la ciudad, que actualmente constituyen parte importante del imaginario
merideño, develando los mitos sobre la presencia y los acontecimientos que
sucedieron con la llegada y otros relevantes personajes. Abrigamos el propósito
que incentivar una discusión proactiva por y para nuestra historia. Mérida se
lo merece.
El
temible sismo de 1812, había dejado a Mérida en un estado ruinoso, lamentable y
deplorable. Entre otros testimonios acerca de ello, está el de Richard Bache
quien recorrió la misma diez años después, describiéndola en estos términos: “La
ciudad tiene de ocho a diez mil habitantes. Fue en otro tiempo uno de los
centros poblados más ricos y hermosos del país, pero quedó totalmente destruido
por el terremoto de 1812. Un gran sector permanece todavía en ruinas, y muchos
de los antiguos moradores yacen sepultados bajo los escombros de sus viviendas”(1)
En la urbe de las cinco águilas blancas el número de
muertos reportados en diferentes documentos varía desde 400 hasta 5.000,
cayendo algunos en la exageración. Al igual que a la destrucción total de las
edificaciones y de la necesidad de reubicar la ciudad en un lugar más seguro.
Mientras, don Tulio Febres Cordero afirma que casi todas las víctimas
perecieron en el colapso del único inmueble que realmente se desplomó el templo
de San Francisco, en el que se realizaba la misa del jueves santo, al momento
de ocurrir el temblor(2)
Lo cierto es que, a consecuencia del sismo de 1812,
Mérida era una ciudad patriota que perdió a su obispo, el Dr. Santiago
Hernández Milanés, después de cuyo deceso asumieron como autoridades
eclesiásticas el deán Francisco Xavier de Irastorza, quien se adjudicó entre
otros cargos el de comandante civil y militar de la provincia de Mérida, al
servicio de su majestad Felipe VII, rey de España. Además, era apoyado por el canónigo
Mateo José Mas y Rubí, ambos leales a la corona española y lo peor odiaban a
Mérida por su espíritu revolucionario y estaban empeñados en mudar la sede de
la Diócesis a Maracaibo.
Como consecuencia de aquel terrible terremoto, se les
presentó a las autoridades realistas la oportunidad que tanto esperaron. A tal
efecto, describieron a Mérida con patéticas pinceladas, cuyos habitantes
estaban huyendo de ella y de sus edificaciones solo quedaban escombros. Al
respecto, señala el Dr. Luis Ramírez Méndez que después del terremoto: “…esos
personajes consideraban que Mérida era muy inestable para sus personas e ideas,
por ello expresaron sus intenciones de abandonar y trasladar la sede episcopal
a Maracaibo, ciudad que se había mantenido fiel a la causa realista, junto a la
catedral, el seminario y el convento de monjas Clarisas. Con esa acción
separaban las instituciones eclesiásticas más relevantes de la patriota Mérida
para asentarlas en la muy noble, leal y
realista Maracaibo”(3)
Es
esa, población llena de contradicciones, situación que fue referida en 1814, por
el jefe realista José María Barreiro al expresar: “…en esta Mérida hasta los gatos son insurgentes…”(4), lo cual permite apreciar que durante aquellos meses se
impuso la agitación social de los emeritenses para que la
pretendida traslación se suspendiera transitoriamente.
Fue
esa misma la urbe que recibió a Bolívar, cuyo evento fue recogido y contado
para la posteridad gracias a la
acuciosidad de Tulio Febres Cordero, quien relató la estadía del libertador
durante 18 días en la ciudad de las nieves eternas, de las hazañas de sus
heroínas y de las rectificaciones históricas, en su mayoría valederas, pero en
cuyo relato existen detalles puntuales por clarificar. En ese sentido, la llegada
de Bolívar a la ciudad serrana es una de las páginas más épicas escritas por el
historiador y se repiten como si fuesen letanías: “En una hermosa
mañana de mayo, el mes de las flores por excelencia, la ciudad melancólica se
alegra, sus desiertas calles se llenan de gente, las campanas se echan al
vuelo, y en los balcones y ventanas de sus casas semiarábigas, brillan
ardientes y seductores entre dulces sonrisas, los negros ojos de recatadas
doncellas, que esperan anhelantes el desfile de la vistosa comitiva, donde
viene el guerrero afortunado, el caballero de la Torre de Plata y de la Celeste
Espada”(5)
Algunas veces hasta contradiciendo la versión de Don
Tulio, como sucedió en la edición del diario Los Andes del Jueves,
23 de mayo de 2013, un cronista bolivariano tratando de superar al Patriarca de
las Letras Merideñas escribió lo siguiente: “Las referencias que escribió don
Tulio Febres Cordero nos rememoran el hecho de que la hermosa mañana del 23 de
mayo de 1813, Mérida amaneció de fiesta, el mes de las flores por excelencia,
la ciudad melancólica se alegra y sus desiertas calles se llenan de campesinos,
comerciantes, magistrados, sacerdotes, profesores universitarios, se mezclan
con los indígenas engalanados con sus mejores atavíos. Grupos musicales dejaban
oír aquí y allá las notas de sus instrumentos tradicionales, las campanas se
echan al vuelo y los balcones y ventanas de las casas semiarábigas estaban
repletos de gente”(6)
En
ese sentido, es preciso puntualizar lo referido por don Tulio: “…es
Bolívar que llega. En la casa Consistorial lo reciben en asamblea pública, los
patricios, los togados y los sacerdotes, revestidos de imponente gravedad y con
los corazones henchidos de gratitud y simpatía…”(7) Según
el autor referido, seguidamente Bolívar pronuncia un “…breve y elocuente discurso…”
y es entonces cuando el más anciano le contesta con palabras proféticas “…y
enseguida aquella asamblea de próceres y todo el pueblo, agolpado frente a la
casa Consistorial, gritaron a una: “¡Viva Bolívar! ¡Viva El Libertador!”
quedando así ungido con este calificativo el futuro fundador de cinco naciones
soberanas…”(8)
De
acuerdo a la relación expuesta es preciso preguntar, ¿fue don Tulio el primero que escribió sobre el recibimiento
y título de Libertador?, La respuesta a tal interrogante es negativa, este
mérito le corresponde a Felipe Larrazábal, en su obra Bolívar, publicada en Nueva York en 1865 y escrita entre 1850 y
1862. Larrazábal afirma que: “…entró Bolívar en aquella capital el 30 de
mayo, como a las nueve de la mañana. El pueblo merideño le recibió con
demostraciones de amor y de alegría, titulándole su Libertador. Estaba a su
frente el doctor Cristóbal Mendoza”(9) Larrazábal debió obtener esa información del general
Tomás Cipriano de Mosquera, quien en su obra Memorias sobre la vida del Libertador Simón Bolívar, publicada en
Nueva York en 1853, señala: “…el Libertador entró en Mérida el 30 de
mayo en medio de los aplausos del pueblo…”(10)
Posteriormente, la señorita Antonia Esteller en el Catecismo de Historia de Venezuela, que
es una especie de cuestionario; “Ante la pregunta ¿Qué día entró Bolívar a
Mérida? Responde: “fue el 30 de mayo”(11) Ese
curioso e interesante libro raro se conserva en la Sala Febres y fue consultado
por don Tulio, al igual que las obras de Mosquera y Larrazábal, como él mismo
lo confiesa en su trabajo: “Transito de Bolívar por los Andes (1813)”, donde también señala que Montenegro,
en sus Apuntes históricos, y el
Marqués de Rojas, en su Biografía de
Bolívar, dicen que “Bolívar entró a Mérida el 1º de junio”(12)
Según esto, ¿se equivocaron Mosquera, Larrazábal y
Esteller?, o es una verdad a medias, porque en lo referido al día de la entrada
a Mérida por supuesto que fue el 23 de mayo, el mismo Bolívar lo certificó en
el oficio dirigido al presidente de las provincias unidas de la Nueva Granada,
fechado en Mérida el 24 de mayo de 1813, donde le informa: “…ayer he tenido la satisfacción
de entrar a esta ciudad, Capital de la Provincia de Mérida, donde se hallaban
ya la vanguardia, centro y retaguardia del ejército…”(13) En
esa misma nota Bolívar les participa sobre la campaña, pero en ningún momento menciona
algo del recibimiento que le hicieron en Mérida, ni de los discursos señalados,
sería entonces ¿qué a Bolívar se le olvidó? o es ¿qué don Felipe Larrazábal
tiene razón cuando dice que el 30 de mayo el pueblo merideño lo tituló su
Libertador?
Es preciso acotar que Bolívar como los políticos y en
efecto era de los mejores, aprovecharía esa nominación para comunicársela al
presidente de las provincias unidas de la Nueva Granada, así como del afecto y
la acogida del pueblo. Entonces ¿qué sucedió? Pues sencillamente que la
asamblea pública en la casa consistorial no fue el 23 como se ha insistido,
sino el 31 de mayo. Aunque por el apuntamiento de don Antonio Ignacio Rodríguez
Picón correspondiente el 25 de mayo de
1813, reafirma que para esa fecha ya el general Bolívar fue: “…aclamado
Libertador por este pueblo”(14) Además que le había presentado y entregado a sus “…hijos
Francisco, Jaime y Gabriel”(15) y que lo impresionó tanto, al terminó que opinó: “…parece
hombre extraordinario, y hace pensar mucho con respecto al porvenir. Su
elocuencia corre como un río…”(16)
En 1813, los sucesos ocurrieron de manera diferente de
cómo se conmemoran en la actualidad. Ahora al terminar la escenificación de la
llegada de Bolívar, se procede a enclaustrarse en el cabildo para celebrar una
sesión solemne, aunque ahora la hacen en la calle con cualquiera de orador sin
orden. En aquella época, las circunstancias y la situación de la ciudad
imponían otra cosa. En virtud de tales consideraciones se puede conjeturar lo siguiente:
¿quién asegura con certeza que Bolívar llegaría el 23 de mayo, pudo haberlo
hecho el 22 o el 24?, tanta seguridad tenía que: “…la vanguardia, centro y
retaguardia del ejército…” llegaron primero, seguramente el sábado 22.
Además, sería cierto ¿qué los “patricios,
los togados, y los sacerdotes” vestidos con sus mejores galas lo esperaban
para elogiarlo? o ¿por el contrario estaban asustados y dispuestos a marcharse
de Mérida como ocurrió en 1781 durante la Rebelión de los Comuneros?
Lo cierto es que Bolívar, ni en esa carta del 24 de
mayo informando al presidente de las provincias unidas de su llegada a Mérida,
ni en las sucesivas del 25 al capitán Hermógenes Maza con el itinerario que
debe seguir hacía Trujillo y al coronel José Félix Ribas para que se ponga en
marcha desde Cúcuta; del 26 al presidente de la unión sobre los movimientos de
las tropas y prometiéndole que: “Dentro de dos meses podremos ver
enteramente libertada la República de Venezuela…”, del 27 al
subteniente Félix Acevedo nombrándole sustituto, las dos del 30 al presidente
encargado del supremo poder ejecutivo de la unión: la una sobre el fracaso del
Diablo Briceño y la otra respondiendo instrucciones, de una orden al capitán
José María Ricaurte para el mando de la vanguardia y siguen otras misivas más
hasta el 7 de junio; que es cuando en oficio dirigido al presidente de la unión
nuevamente le informa sobre la marcha de la campaña y le puntualiza sobre la
reunión del Cabildo: “…Esta Ilustre Municipalidad, después de
haber oído con la mayor aceptación mi discurso y la instrucción, me contestó lo
que en la acta celebrada por ella aparece, la misma que original tengo el honor
de incluir V.E.”(17) O´Leary
incluye el discurso completo en sus Memorias pero omite la fecha en que Bolívar
lo pronuncio(18), Blanco y Azpúrua además de transcribir el texto,
señalan que fue tomado de la Gaceta Ministerial de Cundinamarca, aunque
a pesar de dar los datos precisos de la misma, afirman no haberla visto; por
eso, nunca colocaron la fecha de los textos compilados(19)
Héctor García Chuecos por su parte, afirma que fue el “…31
de mayo.”(20), cuando en la mañana el ayuntamiento de Mérida
celebró su sesión extraordinaria, que debió ser la misma en la que según don
Tulio “…habló el viejo Rivas, padre de Rivas Dávila…” y aclamaron a
Bolívar como Libertador.
Lo más acertado es que haya sido el 31 de mayo, lo
cual coincide con lo afirmado por don Felipe Larrazábal. Lo importante es
aclarar que no fue el 23 de mayo cuando el pueblo de Mérida aclamó a Bolívar
como Libertador, ello se demuestra mediante la secuencia documental en los
escritos de Bolívar desde el 24 de mayo al 7 de junio. Otra referencia
interesante es que fue el 30 de mayo cuando Bolívar acusó mediante oficio ante
presidente encargado del supremo poder ejecutivo de la unión, el haber recibido
varias comunicaciones, entre ellas: “…la aprobación que V.E. se ha dignado dar a
la medida que tomé con la Provincia de Mérida, nombrando al ciudadano Doctor
Cristóbal Mendoza para que se encargase del Gobierno Provisional, que está
desempeñando con el acierto y luces que eran de esperar de su patriotismo y
talento”(21) Es muy dudoso que el Dr. Cristóbal Mendoza hubiese
pretendido organizar antes del 30 de mayo, un acto tan importante sin estar
reconocido por el Congreso como la máxima autoridad de la provincia.
A
principios del 2013, entre lecturas y cavilaciones, con motivo del bicentenario
intenté conseguir una copia de la Gaceta, la pesquisa no fue fácil, en los
archivos nacionales no se encontraba y al fin la logré ubicar en la Biblioteca
Nacional de Colombia(22). De acuerdo a la Gaceta Ministerial de Cundinamarca N°125 del jueves 29
de julio de 1813, se puede verificar que el discurso del Libertador ante la
municipalidad está fechado en el cuartel general de Mérida, el 4 de junio de
1813. Esto aclaro toda la situación antes planteada.
Ahora ustedes amables lectores se preguntan: ¿En que
cambia esto la visión historiográfica tradicional?, en mucho. Según don Tulio,
la aclamación de Bolívar como Libertador, su discurso y contestación fueron el
mismo día, 23 de mayo de 1813. Por lo afirmado por el Dr. Héctor García Chuecos
fue en dos días diferentes 23 y 31 de mayo, pero de acuerdo con la Gaceta, fue
en tres días diferentes 23, 31 de mayo y 04 de junio. Por otra parte, Hay un
dato entre líneas extraído de las
Memorias sobre la vida del Libertador del General Tomás Cipriano de Mosquera,
que puede dar una orientación, en el cual expresa: “…el 5 de junio Bolívar manifestó
al pueblo de Mérida la comisión que traía del Congreso granadino para
restablecer el gobierno republicano…”(23)
Esto coincide plenamente con lo dicho por Bolívar en el segundo párrafo de su
discurso: “…el augusto Congreso de la Nueva Granada,
tocado de compasión, al contemplar el doloroso espectáculo que presenta el buen
pueblo de Caracas, aun gimiendo en cadenas, y conmovido de indignación por el
grito de la justicia, que está clamando vindicta contra los usurpadores de los
derechos de la América; ha enviado su Exército libertador á restablecer en su
antigua Soberanía á las Provincias que componen la República de Venezuela. La
gloria del Congreso y del exército que os ha redimido consiste en la
magnanimidad de sus designios que no son otros que los de destruir á vuestros
verdugos, y poneros en aptitud de gobernaros por vuestras constituciones y por
vuestros magistrados”(24)
Aunque
el día señalado por Mosquera difiere, pues el discurso fue el 4, en la
secuencia documental conocida no existe otro escrito de Bolívar de fecha 5. Lo cierto es que don Tulio dio un nuevo contexto a lo
sucedido, tomando el primer párrafo del discurso de Bolívar y el último de la
contestación de don Antonio Ignacio Rodríguez Picón. Otros le han agregado o
restado de acuerdo a la conveniencia. Inclusive Bolívar al expresar su saludo
habla de meridianos y no de merideños.
Concluyo señalando que estos son solo apuntes para la
discusión constructiva, en el ánimo de hacer las rectificaciones históricas
pertinentes o se prefiere seguir repitiendo consientes del error de la
tradición y hacer omisión de las evidencias que proporciona la documentación señalada,
¿Qué si Bolívar recibió el título de Libertador en Mérida? No existen
documentos que lo prueben, lo curioso es que ni el Dr. Cristóbal Mendoza, ni el
general Rafael Urdaneta, en sus Memorias, ni el mismo Bolívar en los escritos
de esos días dejan testimonio de la proclamación o aclamación. Se piensa que
Bolívar difícilmente hubiera dejado de agradecer ese gesto, como lo hizo en
Caracas el 14 de octubre, pero sin mencionar para nada lo acontecido en Mérida,
según la tradición oral. Puede que en posteriores investigaciones aparezcan
nuevos documentos, en especial el Acta del Cabildo que corroboré que
efectivamente fue el 31 de mayo o el 4 de junio cuando está fechado el Discurso
de Bolívar que se realizó la sesión. Esto permitiría una apreciación más certera,
en lo personal sigo buscando; mientras tanto, en Mérida no hubo tal título
de Libertador, pero si un gran apoyo y aporte, y esto es indiscutible.
En cuanto a Bailadores, a pesar que existe una
tradición oral válida, reafirmada por variadas fuentes, no fue respaldada por
escritos que lo certifiquen; sin embargo, el hecho histórico de su recibimiento
y la pernoctación del 19 de mayo, constituyen la génesis de lo que sucederá en
Mérida y posteriormente en Caracas. En Bailadores se inicia la aclamación
popular de los pueblos por donde marcho y se hizo admirable la campaña de 1813.
Además, estoy más que convencido que Bolívar se autodefinió como Libertador en
La Grita el 18 de mayo de 1813.
De
acuerdo a la documentación revisada y trabajada que se pudo confrontar se deduce
que el “título de Libertador” no le fue conferido ni en Bailadores ni en Mérida
a Bolívar, en ambos extremos lo que se dio fue una aclamación popular, pero
carece de un documento explicito emitido por autoridad alguna que ratifique aquella
circunstancia en la ciudad de las nieves eternas. Aunque nadie le podrá
disputar ni arrebatar a Bailadores y a Mérida su bien merecido título de “Oriflamas heroicos de la libertad”
Néstor Abad Sánchez
La Abadía, mayo 23, 2022
Notas:
(1)
Richard
Bache: La República de Colombia en los
años 1822-23. Notas de viaje. Caracas. Instituto Nacional de Hipódromos,
1982 p. 161.
(2)
Tulio
Febres Cordero: Archivo de Historia y
Variedades. Caracas. Editores Parra León Hnos., 1931, T. II. p. 20.
(3)
Luis Alberto, Ramírez Méndez: “La ruptura de la proximidad en una sociedad polarizada: el caso del
Convento de Santa Clara en Mérida-Venezuela. 1810-1827”. en Antíteses, V. 4, Nº. 8, p. 873-906, jul./dez. 2011. Disponible en http://www.uel.br/revistas/uel/index.php/antiteses. Consulta:
21/05/2013
(4)
Cf.
José Rafael, Febres Cordero: “El aporte de Mérida a la independencia nacional”,
en Revista Libertador. 1813-1963.
Conmemorativa del Sesquicentenario de la Campaña Admirable. Mérida
(Venezuela): Talleres Gráficos Universitarios, 1963, p. 27.
(5)
Tulio
Febres Cordero: Archivo de Historia y
Variedades. Caracas. Editores Parra León Hnos. 1930. T. I. p. 286.
(6)
Alfonso
Castro Escalante. A 200 años de la entrada de Bolívar a Mérida. En Diario Los
Andes. Jueves, 23 de mayo de 2013. Disponible en http://diariodelosandes.com/content/view/223209/105986/ Consulta:
10/06/2013.
(7)
Tulio
Febres Cordero: Ob. Cit. pp. 286-287.
(8)
Ídem. p. 287.
(9)
Felipe,
Larrazábal: Bolívar. Caracas. 1975. T. I. p. 176.
(10) Tomás C., Mosquera: Memorias sobre la vida del Libertador Simón
Bolívar. Edición facsimilar. Mérida. 1988. p. 41.
(11) Antonia, Esteller: Catecismo de Historia de Venezuela.
1886. p. 67.
(12) Tulio, Febres
Cordero: Bolívar en Los Andes. Caracas. Biblioteca de la Sociedad
Bolivariana de Venezuela, Clásicos Bolivarianos Nº 5. 1991. p. 58.
(13) EL. Escritos
del Libertador.
Caracas. Sociedad
Bolivariana de Venezuela.Editorial
Arte. 1968. T. IV.
Doc. 193, p. 274.
(14) Gabriel, Picón
Febres: El apellido Picón en Venezuela.
Caracas, 1922. p. 59
(15) Ídem.
(16) Ídem.
(17) Ibídem. Doc.
210, p. 296.
(18) Daniel Florencio O`Leary: Memorias
del General O`Leary. Barcelona - España, 1981, T. XIII, pp. 239-240.
Redición realizada por encargo del Ministerio de la Defensa.
(19) José Félix Blanco y
Ramón Azpúrua, comps: Documentos para la Historia de la vida pública del Libertador, Caracas, 1978,
vol. IV, pp. 618-619. Reedición conmemorativa Presidencia de la República -
Bicentenario del Libertador.
(20) Héctor García Checos:
“Historia, tradición y posición de Mérida
en la Campaña Admirable”, Boletín de la Academia de la Historia. N° 183, julio - septiembre de 1963, T. XLVI. p. 400.
(21) Ibídem. Doc.
199, p. 284.
(22) Después de indagar
vía internet en el Archivo Nacional y en la Biblioteca Luis Arango, pero las
colecciones estaban incompletas, ya a punto de desistir, remití un correo a la
Biblioteca Nacional donde gentilmente me indicaron las normas para obtener una
copia de lo existente. Insistí y gracias a la bibliotecóloga Clemencia Reyes
Guzmán, un buen día en cuatro folios, estaba en mi correo de manera gratuita la
anhelada y codiciada Gaceta.
(23) Tomás C., Mosquera: Ob. Cit. p. 41.
(24) Gaceta Ministerial de
Cundinamarca: N°125 del jueves 29 de Julio de
1813. T. 2º, p. 576.