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El estadista Alberto Adriani por Edgar Márquez C.

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El estadista Alberto Adriani por Edgar Márquez C.


El pasado martes catorce de junio se cumplieron ciento veinticuatro años del nacimiento del prócer civil venezolano Alberto Rómulo Adriani Mazzei, uno de los venezolanos de mayor proyección e incidencia en el siglo pasado y de quien, aún con los años transcurridos, desde su muerte, seguimos lamentando tan irreparable pérdida para la sociedad venezolana.

Alberto Adriani fue un clarividente, desde temprana edad. Cuando solo sumaba dieciséis años, en aquel pueblo de pocos centenares de habitantes (la rinconera población de Zea) escribió sus primeras ideas o programa de gobierno para el país.

Tres años más tarde, ya en la Universidad Central de Venezuela se lanza con una propuesta mayor y se enfila hacia una formación más allá de los temas del pénsum académico, lo que le hizo un observador avanzado de la política doméstica e internacional.

Formado en Europa (Ginebra – Suiza) se estrenó como un avezado diplomático en la dura etapa de la primera post guerra, dejando lecciones para poder entender los hechos y los días, porque en cada uno de sus artículos demostró sabiduría y un sentido único para adelantarse a los tiempos, no solo para el bien de su patria, sino para todo el continente americano.

Es tal su talento que en pocos años se le selecciona para ser el primer director de agricultura de la Unión Panamericana, antecedente de la ahora Organización de Estados Americanos. Es el primero que hace de la economía una ciencia y lo demuestra con profundos estudios, basados en números y análisis.  Conoce al detalle los suelos, las aguas, los predios agrícolas y pecuarios de Venezuela, y propone no solo las redes ferrocarrileras, sino también las carreteras, una mejor educación (con refuerzo docente del exterior), salud, políticas crediticias, etc.

Es el líder visible   de aquel grupo que confecciona el Programa de Febrero, para la transición del gomecismo hacia los albores democráticos con el militar tachirense López Contreras, por lo que funda el Ministerio de Agricultura y a los tres meses pasa al Ministerio de Hacienda.  Con Adriani en la cartera del agro no solo hay cursos de extensión, sistemas de riego, protección de los bosques, sino que se impone una política de precios, ampliación de las áreas de cultivo, nuevas especies y, sobre todo, inversiones para hacer del campo un centro productor en base a sus estudios sobre la seguridad alimentaria.

Sus teorías lo llevaron a exponer con claridad que lo efímero de la riqueza petrolera nos debía llevar a mayores inversiones, de esa renta, en el agro para asegurar el futuro, ante una probable caída del producto sacado del subsuelo sin mayor esfuerzo. Hoy, comprobamos la certeza de sus apreciaciones. No dijo esas palabras (Siembra del petróleo), como si lo expresó Uslar Pietri en artículo de prensa, pero todos los venezolanos saben de donde vino el sentido, el porqué y, además, Adriani comenzó esa siembra siendo ministro.  

En hacienda sigue su aporte a la vida venezolana. Es ministro que, por primera vez, debate en el Congreso, que hace alocuciones radiales, que discute con empresarios y cámaras de comercio, y que no rehúye cualquier confrontación.

Cuando solo contaba con treinta y ocho años partió hacia la eternidad, dejando claramente dicho que fue un gran Estadista, hombre de Estado, que pudo haber sido mejor gobernante que otros que vinieron a regir luego de 1936.

 ---En otro orden, agradezco los comentarios que me hicieron llegar el doctor Rubén Gallo y el ingeniero Ciro Dávila.    Muchas gracias.





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