Mérida, Junio Viernes 09, 2023, 11:52 pm
El pasado martes catorce de junio se
cumplieron ciento veinticuatro años del nacimiento del prócer civil venezolano
Alberto Rómulo Adriani Mazzei, uno de los venezolanos de mayor proyección e
incidencia en el siglo pasado y de quien, aún con los años transcurridos, desde
su muerte, seguimos lamentando tan irreparable pérdida para la sociedad
venezolana.
Alberto Adriani fue un clarividente,
desde temprana edad. Cuando solo sumaba dieciséis años, en aquel pueblo de
pocos centenares de habitantes (la rinconera población de Zea) escribió sus
primeras ideas o programa de gobierno para el país.
Tres años más tarde, ya en la
Universidad Central de Venezuela se lanza con una propuesta mayor y se enfila
hacia una formación más allá de los temas del pénsum académico, lo que le hizo
un observador avanzado de la política doméstica e internacional.
Formado en Europa (Ginebra – Suiza)
se estrenó como un avezado diplomático en la dura etapa de la primera post
guerra, dejando lecciones para poder entender los hechos y los días, porque en
cada uno de sus artículos demostró sabiduría y un sentido único para
adelantarse a los tiempos, no solo para el bien de su patria, sino para todo el
continente americano.
Es tal su talento que en pocos años
se le selecciona para ser el primer director de agricultura de la Unión
Panamericana, antecedente de la ahora Organización de Estados Americanos. Es el
primero que hace de la economía una ciencia y lo demuestra con profundos
estudios, basados en números y análisis.
Conoce al detalle los suelos, las aguas, los predios agrícolas y
pecuarios de Venezuela, y propone no solo las redes ferrocarrileras, sino
también las carreteras, una mejor educación (con refuerzo docente del
exterior), salud, políticas crediticias, etc.
Es el líder visible de aquel grupo que confecciona el Programa de
Febrero, para la transición del gomecismo hacia los albores democráticos con el
militar tachirense López Contreras, por lo que funda el Ministerio de
Agricultura y a los tres meses pasa al Ministerio de Hacienda. Con Adriani en la cartera del agro no solo
hay cursos de extensión, sistemas de riego, protección de los bosques, sino que
se impone una política de precios, ampliación de las áreas de cultivo, nuevas
especies y, sobre todo, inversiones para hacer del campo un centro productor en
base a sus estudios sobre la seguridad alimentaria.
Sus teorías lo llevaron a exponer con
claridad que lo efímero de la riqueza petrolera nos debía llevar a mayores
inversiones, de esa renta, en el agro para asegurar el futuro, ante una
probable caída del producto sacado del subsuelo sin mayor esfuerzo. Hoy,
comprobamos la certeza de sus apreciaciones. No dijo esas palabras (Siembra del
petróleo), como si lo expresó Uslar Pietri en artículo de prensa, pero todos
los venezolanos saben de donde vino el sentido, el porqué y, además, Adriani
comenzó esa siembra siendo ministro.
En hacienda sigue su aporte a la vida
venezolana. Es ministro que, por primera vez, debate en el Congreso, que hace
alocuciones radiales, que discute con empresarios y cámaras de comercio, y que
no rehúye cualquier confrontación.
Cuando solo contaba con treinta y
ocho años partió hacia la eternidad, dejando claramente dicho que fue un gran
Estadista, hombre de Estado, que pudo haber sido mejor gobernante que otros que
vinieron a regir luego de 1936.
---En otro orden, agradezco los comentarios
que me hicieron llegar el doctor Rubén Gallo y el ingeniero Ciro Dávila. Muchas gracias.