Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 12:06 am
Las llamadas “Leyes de Murphy” se basan en principios
empíricos que intentan explicar la realidad. La más famosa ley es: "Si algo puede salir mal, saldrá
mal".
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Sin un liderazgo competente es imposible que la
mayoritaria oposición social se capitalice políticamente. Murphy diría que “Si
un individuo lo único que tiene en la cabeza es un martillo, cualquier cosa que
vea le parecerá un clavo”. Y así es. Cierto sector de la oposición, al no
entender de política, sino de clavos, prefiere las aventuras irresponsables que
el duro trabajo de organizar políticamente a la sociedad.
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La avalancha de ayuda humanitaria y
financiamiento internacional que recibieron algunos dirigentes los terminó
confundiendo. Le agarraron gusto a la táctica y abandonaron la estrategia. Fue
cuando comprendimos que los funcionarios del interinato habían alcanzado, tal
como lo diría Murphy, “el nivel ideal de incompetencia”.
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Una parte del país se volvió complaciente con
quienes todavía administran el abundante apoyo internacional que se envía para
“la defensa de la democracia”, pero cuando las voces críticas se alzaron para
señalar irregularidades y corruptelas, como las del ex ministro Calderón Berti,
la respuesta fue la descalificación y el odio. A Calderón Berti le dijeron de
todo, hasta de encabezar un golpe contra el interinato, o sea, contra la nada.
Fue de los primeros que dijo, muy a tiempo, que el trabajo para construir el
cambio era más complejo y que requeriría mayor experiencia y capacidad política
que la demostrada hasta entonces por sus bisoños y engreídos jefes. Caldearon Berti
era efectivamente el experto y resultó despedido. Murphy diría que “un mal jefe
despedirá al empleado competente que siempre tenga razón”.
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Como bien lo explicara Murphy, no se pueden
“solucionar problemas, ocultando los problemas”. Hasta hoy el interinato está
cubierto por la bruma que deja su opaca administración y ahora que en Colombia
llega al poder una nueva coalición, muchos solicitan, con sobrada razón, que se
investigue y se diga la verdad sobre lo que ocurrió en Monómeros y en otros
espacios.
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Aunque para Murphy siempre estuvo claro que “el
tiempo necesario para rectificar una situación es inversamente proporcional al
tiempo que se tardó en crearla”, pasaron los años y esa cegata dirigencia nunca
reconoció públicamente su equivocación, que la abstención nos llevó a la nada y
que el mantra fue un burdo engaño.
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Dado que “ningún experimento es un fracaso
absoluto porque siempre puede servir como mal ejemplo”, debemos tener claro que
la administración del interinato ha contribuido decisivamente para que el país
no confíe en los dirigentes opositores que viven muy cómodamente instalados en
el exterior sin ganarse la lotería y sin trabajo conocido.
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“Sorprende el tiempo que se necesita para
terminar algo en lo que no se está trabajando”. Si como todos sabemos, el
objetivo de la lucha política en Venezuela ha sido la construcción de un
cambio, este no ha llegado no solo por la infinita torpeza de quienes tuvieron
todo el poder en la oposición sino porque, además, están muy cómodos con la actual
situación. ¿Por qué tendrían que cambiarla?
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Otra de las leyes de Murphy es que “no importa
cuántas veces se demuestre una mentira, siempre quedará un porcentaje de
personas que creerá que es verdad”. Exactamente así nos ocurrió a muchos
venezolanos. Una y otra vez tuvimos la verdad en nuestras narices pero no la
quisimos ver. Todavía hay quienes consideran que el interinato existe y
constituye una esperanza. Al final siempre encontraremos gente dispuesta a
distorsionar la realidad para que se ajuste a su particular relato de los
hechos.