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LAS LEYES DE MURPHY APLICADAS AL INTERINATO por Luis Loaiza Rincón

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Luis Loaiza Rincón


Las llamadas “Leyes de Murphy” se basan en principios empíricos que intentan explicar la realidad. La más famosa ley es: "Si algo puede salir mal, saldrá mal".

 La teoría de la “Ley de Murphy” se le atribuye a un ingeniero aeroespacial norteamericano de nombre Edward A. Murphy, quien en 1949, cuando trabajaba para la Fuerza Aérea de EE.UU., y estaba encargado de los sistemas de seguridad de varios proyectos estratégicos avanzados, ante un resultado fallido, empezó a formular sus conocidos principios. Sin embargo, fue desde 1977, cuando Arthur Bloch tocó estos temas en sus libros, que el gran público empezó a conocer las “leyes de Murphy”.

 Aplicadas al funcionamiento del llamado interinato podrían servir para comprender algunas cosas.

§  Sin un liderazgo competente es imposible que la mayoritaria oposición social se capitalice políticamente. Murphy diría que “Si un individuo lo único que tiene en la cabeza es un martillo, cualquier cosa que vea le parecerá un clavo”. Y así es. Cierto sector de la oposición, al no entender de política, sino de clavos, prefiere las aventuras irresponsables que el duro trabajo de organizar políticamente a la sociedad.

§  La avalancha de ayuda humanitaria y financiamiento internacional que recibieron algunos dirigentes los terminó confundiendo. Le agarraron gusto a la táctica y abandonaron la estrategia. Fue cuando comprendimos que los funcionarios del interinato habían alcanzado, tal como lo diría Murphy, “el nivel ideal de incompetencia”.

§  Una parte del país se volvió complaciente con quienes todavía administran el abundante apoyo internacional que se envía para “la defensa de la democracia”, pero cuando las voces críticas se alzaron para señalar irregularidades y corruptelas, como las del ex ministro Calderón Berti, la respuesta fue la descalificación y el odio. A Calderón Berti le dijeron de todo, hasta de encabezar un golpe contra el interinato, o sea, contra la nada. Fue de los primeros que dijo, muy a tiempo, que el trabajo para construir el cambio era más complejo y que requeriría mayor experiencia y capacidad política que la demostrada hasta entonces por sus bisoños y engreídos jefes. Caldearon Berti era efectivamente el experto y resultó despedido. Murphy diría que “un mal jefe despedirá al empleado competente que siempre tenga razón”.

§  Como bien lo explicara Murphy, no se pueden “solucionar problemas, ocultando los problemas”. Hasta hoy el interinato está cubierto por la bruma que deja su opaca administración y ahora que en Colombia llega al poder una nueva coalición, muchos solicitan, con sobrada razón, que se investigue y se diga la verdad sobre lo que ocurrió en Monómeros y en otros espacios.

§  Aunque para Murphy siempre estuvo claro que “el tiempo necesario para rectificar una situación es inversamente proporcional al tiempo que se tardó en crearla”, pasaron los años y esa cegata dirigencia nunca reconoció públicamente su equivocación, que la abstención nos llevó a la nada y que el mantra fue un burdo engaño.

§  Dado que “ningún experimento es un fracaso absoluto porque siempre puede servir como mal ejemplo”, debemos tener claro que la administración del interinato ha contribuido decisivamente para que el país no confíe en los dirigentes opositores que viven muy cómodamente instalados en el exterior sin ganarse la lotería y sin trabajo conocido.

§  “Sorprende el tiempo que se necesita para terminar algo en lo que no se está trabajando”. Si como todos sabemos, el objetivo de la lucha política en Venezuela ha sido la construcción de un cambio, este no ha llegado no solo por la infinita torpeza de quienes tuvieron todo el poder en la oposición sino porque, además, están muy cómodos con la actual situación. ¿Por qué tendrían que cambiarla?

§  Otra de las leyes de Murphy es que “no importa cuántas veces se demuestre una mentira, siempre quedará un porcentaje de personas que creerá que es verdad”. Exactamente así nos ocurrió a muchos venezolanos. Una y otra vez tuvimos la verdad en nuestras narices pero no la quisimos ver. Todavía hay quienes consideran que el interinato existe y constituye una esperanza. Al final siempre encontraremos gente dispuesta a distorsionar la realidad para que se ajuste a su particular relato de los hechos.

 Finalmente, con el fracaso de la operación de febrero de 2019 en la frontera, muchos supusimos que “algo” había salido mal, pero nadie se detuvo a evaluar y todo lo que vino después resultó peor.





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