Mérida, Enero Domingo 29, 2023, 11:59 am
Al igual de otros
países en el mundo, Japón emprende un ambicioso plan para reformar el marco
normativo que rige las actividades en línea. De esta manera, se busca sentar
las bases para que el proceso de construcción de la sociedad digital sea un
éxito y no sucumba a los problemas propios de la digitalización
–desinformación, necesidad de altas inversiones, conocimiento digital no
homogéneo, consumo excesivo y descontrolado, barreras digitales que impiden
acceder a determinados servicios, entre otros-.
En este orden, el
Gobierno de Japón inauguró en septiembre de 2021 la Agencia Digital. Institución
responsable de supervisar los cambios en los sistemas informáticos tanto a
nivel de Gobierno nacional como local, además de introducir normas comunes a
nivel nacional para proteger la información de carácter personal. De esta
manera se intenta mejorar el desarrollo de la economía digital impulsando un
intercambio de información más eficiente entre instituciones, reduciendo al
mínimo el uso del papel, evitando la filtración y mal manejo de información, y
garantizando la protección de los usuarios de servicios en línea.
De este esfuerzo
japones destacan tres lecciones fundamentales para avanzar en la administración
digital de un país. La primera lección es el esfuerzo por establecer una
gobernanza ágil. A diferencia de las rígidas regulaciones existentes, que dan
lugar a la burocracia tradicional, la gobernanza ágil requiere normas flexibles
que puedan adaptarse rápidamente a los cambios tecnológicos y a las
circunstancias económicas. Los sistemas de supervisión automática deben, por
ejemplo, sustituir a los actuales sistemas basados en la supervisión realizada
por funcionarios. En este orden, los drones y los sensores pueden sustituir
rápidamente a la observación humana en los controles periódicos de seguridad en
instituciones públicas, escuelas, establecimientos comerciales, autopistas,
entre otros. Una mejor regulación del uso de esta nueva tecnología reduciría
los costos de mantenimiento de la seguridad tanto para el gobierno como para el
sector privado.
La segunda lección
es la ventaja de establecer servicios digitales de ventanilla única para
sustituir el papeleo obligatorio o la notificación en persona de cualquier
trámite. La mayoría de los trámites administrativos en los países de la OCDE se
hacen por Internet, esto implica que cuando una persona comunica sus datos a un
ente gubernamental por el uso de un servicio, los datos se comparten
automáticamente con otras instituciones. Esto reduce los costos administrativos
que asumen los gobiernos y empresas para el registro de los satos de usuarios.
En el caso japones, la mayoría de los residentes de este país asiático se
identifican con My Number, una identificación digital cuyo uso se está
generalizando y ha permitido reducir el uso de citas en persona e insistir con
el papeleo en físico.
Y la tercera
lección es la necesidad de una asociación entre el sector público y el privado
para avanzar en la digitalización de la sociedad. La experiencia japonesa
demuestra que los costosos y lentos esfuerzos gubernamentales por promover la
economía digital son poco eficientes si no vienen acompañadas de la activa
participación del sector privado. Así, una iniciativa de transformación digital
será valorada por el grado de adaptación de las empresas y los individuos a la
digitalización iniciada por el gobierno. Es por esto que se debe incentivar la
innovación y los desarrollos tecnológicos del sector privado, mediante
condiciones idóneas en materia de garantías a la privacidad y la información de
los individuos, así como seguridad y transparencia en el uso de los datos de
los ciudadanos.
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