Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 12:17 am
La frustración que la
política le genera a muchos ciudadanos pudiera explicarse por el amplio
desconocimiento que se tiene de los mecanismos fundamentales que mueven esta
compleja actividad. Siempre será difícil dominar algo que se enfrenta con una
mezcla de curiosidad y desprecio. Fue Platón quien hace más de dos mil
quinientos años nos advirtió que "el precio de desentenderse de la
política es el de ser gobernados por los peores hombres".
Con frecuencia los ciudadanos esperan que los políticos se comporten contrariando lo que son, asumiendo lógicas distintas a las del poder o adoptando una virtud piadosa y no la de la dura competencia. Por tanto, para enfrentar este problema no queda otra que entender algunas claves de la política y actuar en consecuencia.
2. La búsqueda de
reconocimiento y poder es incesante. Fukuyama llegaría a decir que "una
civilización en la que no hubiera nadie que deseara que se le reconociese como
mejor que los demás, y que no afirmara, de algún modo, la bondad y sanidad
esencial de este deseo, no tendría arte, ni literatura, ni música ni vida
intelectual”.
3. Los cambios políticos no llegan por generación espontánea. Hay que buscarlos afanosamente y para ello se requiere organización y planificación. De manera que actuar aislada y desarticuladamente no tiene efectos políticos significativos. Debe entenderse, por tanto, la importancia de la organización ciudadana y de los movimientos sociales.
4. El ciudadano en solitario siempre lleva las de perder frente a los políticos organizados. Ante el ciudadano idealista y ante la exaltación de una muy particular e ineficaz concepción de la sociedad civil, los políticos actuarán con cálculo, pragmatismo y sentido de la realidad consolidando sus propias organizaciones. Sin organización social ni participación política, la masa seguirá siendo amorfa y obediente.
5. Para que las mayoritarias clases gobernadas dejen de ser conducidas por la minoría con poder, deben superar conscientemente su división, desarticulación, dispersión, desunión y frivolidad todo lo cual requiere una educación forjadora de responsabilidad, tanto individual como colectiva, así como sentido de la libertad. Una ciudadanía entretenida en lo superfluo, jamás irá más allá de la queja y del chiste que hace de eso.
6. Quienes defienden que las masas son políticamente incapaces, y que necesariamente requieren conducción, nunca facilitarán su desarrollo cultural. Por eso tiene que revalorizarse el papel de la educación cívica, del voto para decidir cuestiones políticas fundamentales, destacar la importancia del bien común, el desarrollo individual de la responsabilidad social y personal, la voluntad general y la democracia como "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", tal como la definiera Abraham Lincoln.
7. Hay que tener muy
presente que la política no está dominada por un solo centro de poder, que el
gobierno no es exclusivo de ningún grupo y que la política es el resultado de
las presiones y los cambios en el equilibrio de la influencia social. De manera
que si el ciudadano no se lo propone, jamás incidirá en nada.