BUROCRATIZACIÓN Y CONTROL CENTRALIZADO por Luis Loaiza Rincón
Luis Loaiza Rincón
No es exagerado afirmar que el modelo administrativo oficial,
vigente desde hace más de 20 años en Venezuela, se ha extendido a casi todas
las organizaciones políticas que en estos años se han opuesto al oficialismo. Tal
contradicción no deja de ser sorprendente, pero es así: el modelo burocrático y
de control centralizado impera en la inmensa mayoría de los partidos
opositores.
La burocratización implica la degeneración de las
estructuras y funciones de los aparatos burocráticos. Esta degeneración provoca
una progresiva rigidez que termina liquidando las exigencias de democracia de las
bases. El control centralizado, por su parte, significa que cada vez son menos
los que tienen capacidad de adoptar decisiones referentes al destino de la
organización, sus fines y los medios para alcanzarlos. Por eso, cuanto más
centralizado sea elcontrol, más se concentrará la organización en torno
a una camarilla. Además, las organizaciones en las que predomina el control
centralizado terminan aisladas del entorno cambiante, encerrándose en sí
mismas, perdiendo el horizonte. Así que, si los dirigentes no se adaptan,
tampoco lo hará la organización.
Muchos ciudadanos esperan que, después de tantos años
apoyando un fracasado esquema de oposición, sus representantes expresen una
amplia voluntad de cambio y no de arreglos burocráticos excluyentes, que salvan
a los dirigentes y hunden al país. Está claro que, sin vida democrática al
interior de las organizaciones partidistas, los dirigentes se eternizan y
terminan imponiendo sus particulares intereses al resto.
Recientemente, el político y periodista venezolano Jesús
Alberto Torrealba Rodríguez, conocido popularmente como Chúo Torrealba, calificaba
públicamente como “procesos de simulación” las elecciones internas realizadas
en algunos partidos en los que, sorprendentemente, terminaron electos los mismos
dirigentes que ya los conducían desde hace muchos años. De manera que, a través
de esas elecciones internas, “cambiaron todo para que no cambiara nada”. Chúo
se refirió también a las direcciones caraqueñas de los partidos que terminaron
convertidas en “profesionales de la oposición” porque les resulta un gran
negocio.
Así que mientras la democracia sea sólo una consigna será
muy difícil construir un cambio.