Mérida, Junio Viernes 09, 2023, 11:40 pm
Sin duda que la labor del educador es muy noble por su vocación de servicio,
y sacrificio, es bondad en compartir sus conocimientos para la formación de la
juventud más aún, hoy día, en Venezuela, cuando el maestro no tiene ni zapatos
para caminar al trabajo, trasporte público adecuado, comida y menos para poder
comprar su vestimenta, posee un salario disminuido el cual no le alcanza ni
para la cesta básica, ya no existen los cursos de mejoramiento profesional, los
bonos de capacitación y premios a su destacada labor. Son unos héroes. Se ha
perdido la libertad de cátedra, hasta en las universidades.
Siempre los maestros son la luz de la oscuridad, aunque no todos, están de
acuerdo con la educación, por ser una política de Estado, tener un pueblo
ignorante, basta recordar algunos hechos históricos sobre la materia; por
ejemplo, poco se sabe, a ciencia cierta, lo que ocurrió aquel 12 de octubre de
1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, y mucho se ha hablado y
especulado sobre ello. Tres hechos son seguros: que allí mantuvieron una fuerte
discusión el escritor Miguel de Unamuno, el general José Millán-Astray y un
grupo de falangistas, que al término del encuentro Unamuno tuvo que salir
escoltado de la universidad y que poco después fue cesado de su cargo como
rector vitalicio y obligado a la reclusión en casa. El resto, todo lo que rodea
a la conversación que se resolvió con el desprecio y el desprestigio del
régimen hacia el intelectual, sigue siendo un misterio; todo, incluida una
frase que se ha enmarcado como hito histórico a través de los años y se ha
convertido en refrán de la España moderna: "Venceréis, pero no
convenceréis".
A ello se dice, y se comenta, habría respondido Millán-Astray entre gritos,
como quien intenta imponer la voz sobre otros creyendo así tener más razón, con
otras dos frases acabarían caracterizando al país en los años posteriores:
"Muera la inteligencia" y "viva la muerte".
En Venezuela las enseñanzas de Simón Rodríguez, Andrés Bello, Don Rómulo Gallegos
en su magistral obra “Doña Bárbara”, Doña Bárbara representa aquella Venezuela
cruel, insensible por la corrupción, traición, despotismo, falta de libertad,
latifundismo e injusticia y brujería; pero en el melodrama se muestra que en la
realidad existía también una raza buena que ama, sufre y espera para luchar
contra la dictadura desenfrenada de aquel entonces, gente representada por
Luzardo. Es una novela realista, hay en ella una observación profunda del
mundo, una marcada descripción de una realidad, su intención va más allá de lo
literario. Persigue un fin social. Gallegos plantea, pues, una solución al caudillismo.
En la película de Cantinflas “El Maestro”, vemos como luchó el maestro, contra
el terrateniente Don Margarito, por oponerse a la escuelita, que formaría a los
niños, hijos de los explotados padres en sus tierras. Hoy los maestros venezolanos,
han dado una lección donde demuestran que unidos es posible, se pueden lograr
los propósitos, cuando el verdugo reculó, después de las manifestaciones
nacionales , por la decisión del gobierno a través de Onapre, eliminar el Bono
Vacacional y Recreativo, han logrado una pequeña victoria, porque se ha
violados otras conquistas laborales, el déspota luego destituyó al Director ,
como si el Marco Polo Cosenza, actuara por iniciativa propia, donde no se mueve
una hoja del árbol, sin previa aprobación de los asesores cubanos y jerarcas de
los títeres gubernamentales, un país donde el educador, solo su alegría es ver
sus alumnos progresar, donde nadie se hace rico con esa profesión a excepción
de Aristóbulo Istúriz, nuestros héroes han dado la pauta, renaciendo la
esperanza, es posible, un pueblo unido, luchando junto por el país.