Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 12:51 am
Hoy hago un paréntesis en mis acostumbrados temas de
comercio internacional, nuevas tecnologías y economías de Asia-Pacífico, para escribir
de mi amada tierra Venezuela. En esta oportunidad hemos ido y venido, siempre vamos
con alegría y regresamos con alegría. El recibir y dar amor, cariño, respeto y tolerancia
amenizan la amable bienvenida que siempre recibimos desde hace algún tiempo. A
la familia, el gran amor de los amores, agradecemos el profundo cariño con el
que nos reciben y conviven; expresión máxima del aprendizaje que da la lejanía.
La unión familiar crece porque se aceptan las necesidades y satisfacciones desde
el fraterno amor y el poder compartir en vida lo que sentimos incondicionalmente
el uno por el otro, todos miembros de una familia.
Agradezco las miradas de profundo cariño y reconocimiento
del paisano, que de vuelta escuchan un por favor y gracias que hace recíproco compartir
con personas agradables y agradecidas. Porque no nos olvidamos, la cálida sonrisa
y la amable palabra ahora deja fluir la receptividad y la jocosidad
características de los venezolanos.
El esfuerzo público-privado es evidente. Los primeros
empeñados en recuperar la infraestructura física —al menos en mi ciudad natal Mérida—.
Las carreteras, autopistas, caminos, calles y el famoso ABC les agradecen y
dejan ver las caricias a las superficies y senderos. Siempre es muy importante demostrar
lo que se es como persona humana, entonces, la limpieza de las áreas verdes, la
pintura de fachadas e iglesias, la cura de grietas y el agradable sonido del
dúo asfalto-cauchos sacan una sonrisa. El esfuerzo suma para ustedes y para
quienes ahora reconocen la reconfiguración de la Venezuela que tenemos, es
fundamental ir en pro del beneficio de todos y no de unos pocos.
Y los segundos, los empresarios y todo aquel decidido a
la actividad lucrativa empresarial-comercial, recordarles que la historia
moderna de muchos países ha legado grandes experiencias y lecciones desde el
papel de la gobernabilidad corporativa —por ejemplo: economías del centro, sur,
este, noreste y sudeste de Asia—. No solo se han aplicado estrategias a la
administración empresarial, sino a la convivencia cercana y simbiótica entre lo
público y lo privado —entre la bota militar y el cuello blanco— dejando ver que
los impuestos se pagan porque como empresario usufructo el derecho para la
acumulación de riqueza, también pago salarios de acuerdo a la
profesionalización y experiencia de los trabajadores porque uso el valor y la
especialización del trabajo, asimismo, reparo escuelas, calles y apoyo obras
sociales en la comunidad donde realizo actividades empresariales. De esta
manera, se reconoce la importancia de la buena gobernabilidad corporativa a
partir del impacto que se causa a nivel de la sociedad y el ambiente, y se
desarrollan habilidades blandas que preparan a la empresa para enfrentar un
entorno de mayor competencia
El acompañamiento ahora es de todos, Venezuela sigue siendo
una tierra bondadosa, no cierra sus fronteras a la inversión ni a los migrantes
que llegan al país. Tampoco niega la identidad a los niños que ya no crecen en
el país, porque reconoce que regresan a él para sentir ese nervio en el
estómago que significa sacarse la cédula por primera vez y meterla en la
cartera. Venezuela, tierra bondadosa a donde los venezolanos por el mundo
siempre retornarán para compartir una carnita asada o un buen sancocho que —con
polarcita bien fría— permite amenizar los chistes y abrazos con grandes amigos.
Venezuela, tierra bondadosa y rica en amor, como el degustado con el pan
isleño, el pan francés, el pan tovareño, los cachitos, la Maltín, el queso
ahumado, las paledonias o cucas, la chicha, el pepito, los pastelitos, todo pagando
y pidiendo ñapa, sacando sonrisas cuando decimos “Epa dame mi vuelto, no seas
pingo”. Muy pronto las heridas sanarán y desaparecerá la división, gracias a la
muy profunda fraternidad venezolana que cosecha el hondo deseo para que todos
estemos bien dentro y fuera de Venezuela, tierra bondadosa.
* @zerpasad