CRISIS GLOBAL Y DESARROLLO LOCAL por Luis Loaiza Rincón
CRISIS GLOBAL Y DESARROLLO LOCAL por Luis Loaiza Rincón
Vivimos tiempos muy complejos en los que el destino de la humanidad se
decide en centros de poder muy alejados del ciudadano. El pesimismo se
generaliza y la mejor muestra de eso la podemos encontrar en el discurso del secretario
general de la ONU, Antonio Guterres, quien, este 19 de septiembre de 2022, en
la apertura de la Asamblea General de la organización advirtió la existencia de
un “mundo acosado por una tormenta perfecta”.
En su discurso, Guterres habló de las "divisiones políticas que
socavan el trabajo del Consejo de Seguridad, el derecho internacional,
la confianza y la fe de la gente en las instituciones democráticas"; y alertó a los
dirigentes mundiales del "invierno de protestas" que se avecina. "La
crisis del poder adquisitivo se desata, la confianza se desmorona, las
desigualdades se disparan, nuestro planeta arde, la gente sufre, sobre todo los
más vulnerables" y a pesar de ello, "estamos bloqueados por una
disfunción global colosal". "Estas crisis amenazan alpropio futuro de la
humanidad y el destino del planeta", advirtió.
No obstante, el evidente bloqueo generado por esta “disfunción
global colosal”, tal como lo indica Guterres, no puede paralizar también las
iniciativas ciudadanas a escala local. Algo tenemos que hacer en nuestro ámbito
de acción inmediata. En otras palabras, en lugar de esperar que lleguen las
soluciones desde arriba, es urgente que la ciudadanía se organice desde abajo.
Es muy urgente que adoptemos esquemas alternativos de
desarrollo, con énfasis en el ámbito local. Es impostergable mejorar el nivel
de vida de la población atendiendo las dimensiones económicas, socioculturales
y político administrativas del problema, todo lo cual implica organizar los factores
productivos locales; respetar los valores de la comunidad y fomentar la
institucionalidad democrática de carácter participativo, de manera que se aprovechen
eficientemente los recursos, se generen empleos productivos y se crezca
económica y socialmente.
Llegar allí implica aliviar la pobreza extrema, focalizar el
gasto social y las inversiones de fomento productivo, desarrollar y aprovechar
el capital social y propiciar el desarrollo endógeno, lo cual exige estimular el
capital físico, el capital humano y el progreso técnico. Para todo eso es
necesario contar con un marco de descentralización y desconcentración
administrativa, que haga posible profundizar la democracia, la participación
popular y la horizontalización del poder.
El desarrollo local implica también el respeto del medio
ambiente y la sustentabilidad del crecimiento, por lo que se necesitan hacer
grandes esfuerzos de coordinación, educación e integración del mayor número de
actores, instituciones y voluntades.
El carácter endógeno del desarrollo, que en Venezuela tiene
una innegable connotación ideológica, implica básicamente la revalorización de los
recursos locales, la adopción de esquemas de solidaridad territorial desde la
afirmación de la identidad cultural y la relación simbiótica entre los factores
públicos y privados que lideran los procesos locales. Todo, enmarcado en un
plan que combinen los intereses locales, regionales y nacionales.
Mientras el mundo enfrenta una crisis sin precedentes, los
ciudadanos tenemos mucho que hacer en nuestro ámbito político-territorial.
Nunca antes habían tenido tanta importancia la expresión “piensa globalmente y
actúa localmente”.