Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 01:43 pm
El origen de la
transformación digital de los servicios financieros basados en Fintech se remonta
a 1958. Año en el cual ocurrió la primera comunicación transatlántica entre
América del Norte y Europa. La Fintech 1.0 fue la primera tecnología
habilitante, concentrada en el uso del telégrafo, los ferrocarriles, los barcos
a vapor, el cable de transmisión, los ordenadores centrales, entre otros,
tecnologías de apoyo a la industria. El Reino Unido y su sistema bancario
funcionó apoyado en dicha tecnología habilitante con el TELEX o transferencias
telegráficas, que apoyó los inicios de la actividad bancaria. Aunque existieron
problemas en la velocidad de la transmisión de datos como producto de la escasa
seguridad generada por errores humanos de transcripción, el formato de mensajes
libres, la ausencia unificada de códigos, en la práctica, este cambio
tecnológico impulsó lo que luego sería la nueva transformación digital: Fintech
2.0.
A finales del siglo
XX, la Fintech 2.0 se desarrolló con predominio de una transformación
tecnológica basada en Internet. Durante 1973 en Bruselas, Bélgica, se fundó
SWIFT o Society of Worldwide Interbank
Financial Telecomunications, que creó el sistema de códigos estandarizado e
institucionalizado mediante la red de instituciones financieras a nivel
mundial. SWIFT fue el apoyo tecnológico a la intermediación financiera,
mediante la mensajería financiera entre dos bancos con o sin cuentas bancarias
entre sí. Posteriormente, en 1984, se desarrolló en Londres el Sistema de Pago
Automatizado de la Cámara de Compensación (CHAPS
según sus siglas en inglés), un sistema de liquidación de transacciones en el
mercado monetario y de divisas entre empresas e instituciones financieras a
nivel mundial. Combinó la participación de bancos tradicionales, bancos
internacionales y bancos de custodia.
Frente a ambas transformaciones
tecnológicas en los servicios financieros, la Fintech se convirtió en una nueva
estructura y dinámica de la industria financiera de finales del siglo XX. Afianzada
en el uso de la tecnología mediante Internet, que a su vez dio paso al
lanzamiento del primer ATMs o cajero
automático y el primer mercado financiero automatizado NASDAQ. Ambas innovaciones implicaron la profundización de la
automatización de tareas tradicionales en la industria, dando más opciones de
retiros de efectivo y arbitraje en la bolsa. También significó la
estandarización de las actividades bancarias mediante las transacciones
electrónicas de activos financieros y apoyo a los pagos internacionales, junto
a la interconexión de las transacciones financieras; todas realizadas de forma
más eficiente y barata.
La experiencia
innovadora acumulada en la Fintech abrió el espacio a la práctica de red de
información financiera con el primer servicio de pago móvil Alipay, cuyo aporte
significó el desarrollo primigenio del servicio digital financiero de pago.
Esta innovación dio paso a la Fintech 3.0 o la industria tecnológica financiera
basada en datos; expresión de los correos electrónicos (e-mail), las redes
sociales (Facebook) y el número de celular (WhatsApp, WeChat y mensajería de
textos). Desde entonces, y hasta la actualidad, se han propuesto mejoras en los
modelos financieros tradicionales y se han creado nuevos modelos de negocio
para la industria basados en la incorporación de las más recientes tecnologías
de datos.
En América Latina,
estos desarrollos han generado alianzas y colaboraciones entre empresas del
sector financiero que asociado a instituciones financieras tradicionales tienen
como objetivo innovar sus servicios financieros. En 2017 el Consejo de Ministros
de Finanzas y Presidencia Pro Tempore en Colombia, fijó los principios
orientadores para el uso de la Fintech en la Alianza del Pacífico, el objetivo
fue dar pasos positivos en el proceso de integración financiera que podría ser
apoyado en el uso de la Fintech. Este es el caso de Colombia, Chile, México,
Argentina, Uruguay y Perú, países que en la región han avanzado en la categoría
de Startups de Fintech en los bancos digitales que representan una
categoría de Fintech como entidades financieras propiedad de bancos
tradicionales, o de empresas no vinculadas con el sector financiero subdivididos
en bancos digitales y Neobanks.
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