Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 12:22 am
La revolución digital que se encuentra en curso, ha
ocasionado el cambio radical de todos los modelos de interacción y relaciones
que dinamizan a la sociedad y sus funcionamientos. Dentro de la economía ocurren
amplias disociaciones en su contexto, instrumentos, variables y procesos fruto
de la acelerada e imperceptible interoperatividad de las funciones de cada
actor en la nueva realidad que progresivamente va desalentando toda una serie
de funciones, competencias y asociaciones tradicionales. De todo, los esquemas tradicionales
de agrupación física, territorial, cultural, política, comercial y económica,
quedan rezagada a un destino que carece de orientaciones claras frente a una
fuerza que domina cada escenario de la realidad de interacción y vinculación en
la realidad del siglo XXI. La prevalencia de plataformas digitales para el
comercio, las relaciones personales, el intercambio cultural, la disminución de
la distancia física y la inmediatez de las transacciones de dinero frente al aprovechamiento
de nuevas formas de educación, están marcando y retando dichas asociaciones
donde la aparición de espacios digitales perturba su normal desenvolvimiento.
A nivel del mercado de dinero y la integración monetaria,
históricamente, el análisis al respecto se enmarcó en calificar de buena forma
a la típica agrupación esquematizada en el funcionamiento y posibilidad de
aparición de zonas monetarias óptimas. Allí condiciones como fronteras físicas
y acercamiento geográfico son esenciales para su constitución. Más la
posibilidad de convertibilidad nominal al tipo de cambio de equilibrio
macroeconómico regional. Tres condiciones de vasta importancia para la
conformación de la zona monetaria y el equilibrio en las relaciones de comercio
y las transferencias de fondos de capital. Un timbre-poste de otras condiciones
como la anhelada estabilidad macroeconómica y la similitud cultural, que en,
particular limitan ampliamente la realización plena de una zona monetaria en
los acuerdos de integración regional.
Argumento ahora sospechoso cuando existe una nueva
realidad que expone situaciones con reacciones rápidas y ágiles. Dentro de la
revolución digital las naciones siguen siendo espacio físico con márgenes
territoriales sobre las que descansa la unidad nacional que concentra vidas humanas,
actividades económicas y decisiones políticas. Por tanto, en la integración
regional de este tipo de actor, cada miembro es parte de unidad física que asume
responsabilidades y compromisos como garantía de la disminución de disparidades.
Sin embargo, en la realidad del siglo XXI mencionada unidad física queda atrás
porque la agrupación y conformación de espacios integrados, no existen son
imperceptibles, ahora solo existe una garantía de acercamiento mediante el rápido
y acelerado acceso a datos, información digital que ocasiona la final trasmisión
de fondos.
En particular de las zonas monetarias digitales como área
de moneda digital, la competencia es especifica de una moneda usada en red, que
puede ser fiduciaria o cripto. De ambas derivan interacciones económicas en
redes digitales como unidad de cuenta o como gestión de otros instrumentos de
pago. Ejemplo de ello, se encuentran en la nueva realidad de zonas monetarias
digitales como Tencent con Ant Financial, en Safaricom y Orange, Alipay y
WeChatPay. Finalmente, ahora más que nunca en los acuerdos de integración
regional se debe reconocer a la nueva realidad de transmisión de fondos, el énfasis
en la estabilidad de la unidad regional debe establecerse en la difusión, interoperabilidad
e interoperatividad que desborda la realidad tradicional de la política, la
sociedad y la economía.
@zerpasad*