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Vietnam, semiconductores y desarrollo por Alberto José Hurtado B.

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Alberto José Hurtado B.


Educación, inversión e innovación tecnológica han sido los pilares del desarrollo de las naciones que han logrado los mejores resultados en el marco de la cuarta revolución industrial. Países que han realizado grandes esfuerzos para que su población tenga elevadas competencias en programación, ciencia, tecnología, lenguas extranjeras, finanzas, matemáticas, espíritu empresarial, así como en competencias sociales y cívicas. En otras palabras, se han preparado para el uso eficiente de la información que circula diariamente a nivel mundial, logrando con esto una óptima inserción internacional.

En este orden, Vietnam y su exitoso ascenso en la cadena global de valor de los semiconductores ilustra con claridad los resultados positivos que trae esta forma de construir el desarrollo de una sociedad. El interés de este país asiático por ser un actor relevante en la industria de los semiconductores no es reciente, la primera planta de microchips se estableció en 1979 para producir y exportar componentes de semiconductores al Bloque del Este en época de la Guerra Fría. Los acontecimientos posteriores —colapso de la Unión Soviética, embargo comercial, entre otros—, terminaron con el primer intento del país de desarrollar su capacidad de producción.

Sin embargo, más adelante el objetivo de ingresar a la cadena global de valor de semiconductores se planteó como fuente de oportunidades y espacio para garantizar la seguridad nacional. Las primeras, expresadas tanto en oportunidades económicas como sociales —que se traducen en millones de dólares de inversión extranjera, así como en el acceso a un mercado mundial en rápido crecimiento—, en el fortalecimiento de habilidades y experiencias locales, fomento a las industrias asociadas de alta tecnología y aumento del valor agregado nacional en la producción bienes electrónicos. Y la segunda, porque elimina la dependencia vietnamita de la importación de microchips, además del impacto sobre la actividad productiva de las interrupciones en la cadena de suministro y los riesgos ocultos de malware.

Al respecto, Vietnam ha optado por una estrategia doble para reducir su vulnerabilidad a este tipo de amenazas externas: a) neutralidad diplomática y b) promoción de la inversión en industria y tecnología. En medio de un mundo con profundos conflictos geopolíticos, donde las potencias disputan el control del mercado de semiconductores, el país ha mantenido su neutralidad diplomática para fortalecer gradualmente su capacidad en las tres etapas de la cadena de valor de microchips: diseño de chips, fabricación-ensamblaje y pruebas.

Y en materia de políticas industriales y tecnológicas, Vietnam ha otorgado altos incentivos para proyectos de alta tecnología, incluida la reducción del impuesto sobre la renta de las empresas y la exención del impuesto sobre las ventas y la renta de la tierra. En 2020, a medida que las empresas tecnológicas se relocalizaban como consecuencia de la pandemia, Vietnam estableció un grupo de trabajo especial para buscar inversiones en alta tecnología ofreciendo incentivos personalizados más allá de los especificados por las leyes existentes. A estos incentivos tributarios se le suma un mercado laboral joven y talentoso en ciencia y tecnología —más del 40% de los graduados universitarios vietnamitas se especializan en ciencias e ingeniería—, dos razones de peso para que las empresas multinacionales estén invirtiendo millones de dólares en el ecosistema de semiconductores de Vietnam.

De igual manera, el país se ha consolidado como una de las economías más abiertas del mundo —tiene 15 acuerdos de libre comercio vigentes—, un entorno empresarial en constante mejora y un gobierno relativamente estable con planes claros de desarrollo socioeconómico. Aspectos que se constituyen en atractivos adicionales para las empresas tecnológicas que buscan una ubicación de bajo riesgo donde sea posible producir y exportar. Y aunque cada experiencia es diferente, Vietnam demuestra que el esfuerzo debe estar en la creación de un entorno empresarial que permita a todos prosperar.

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