Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 02:18 pm
El éxito de la
Cumbre del G20 realizada en Bali, Indonesia, el pasado 15 y 16 de noviembre,
permite ver al G20 como una agrupación plataforma para que los países de ingresos
medio se integren completamente en el sistema global. A través de su
participación en el grupo, países como Indonesia, India, Brasil o Sudáfrica, asumen
un papel cada vez más importante en la remodelación de la geopolítica global al
negociar acuerdos y facilitar el consenso entre potencias que se disputan el
liderazgo mundial.
De esta manera, es
evidente la construcción de un nuevo multilateralismo cuya agenda esta en manos
de países de ingresos medio. En este orden, la estructura que tienen las cumbres
del G20 —donde los anfitriones pasados, actuales y futuros consultan entre sí
sobre la agenda que tendrá cada cumbre para garantizar continuidad—, brinda
oportunidades para adelantar una agenda sostenida. Luego de la experiencia de
Indonesia, sigue India en 2023, Brasil en 2024 y Sudáfrica en 2025, detentando
el liderazgo del G20 y asumiendo como anfitriones de las próximas cumbres.
Esto representa
la oportunidad propicia para que en las próximas cumbres se discutan las
preocupaciones y los intereses mutuos entre los mercados emergentes y las
economías en desarrollo. Al respecto, cinco temas son relevantes y deben
priorizarse en la agenda de las próximas cumbres: 1) rivalidad Estados
Unidos-China, 2) infraestructura en salud, 3) crisis climática, 4) gobernanza económica
global, y 5) seguridad financiera global.
En el primero, se
requiere de un espacio de concertación que permita construir puentes mutuamente
beneficiosos a través de la rivalidad económica entre los Estados Unidos y
China. Por ende, el G20 puede fungir como plataforma para discusiones, creación
de comisiones de trabajo, cooperación y construcción de redes entre los
funcionarios de los dos países. Así, se podrá contener y reducir el conflicto
Estados Unidos-China, minimizar su impacto en las cadenas globales de valor y
en los esfuerzos de innovación-desarrollo de nuevas tecnologías; tan
indispensables para lograr la ansiada recuperación de la economía mundial.
En el segundo,
ante la posibilidad real de nuevas pandemias, es fundamental insistir en más
acciones para mejorar la infraestructura de salud global, incluyendo mayor
inversión en fondos para enfrentar pandemias, así como para la preparación,
prevención y respuesta a enfermedades altamente contagiosas. Además de
continuar con la discusión acerca de eliminar los derechos de propiedad
intelectual de la vacuna COVID-19 para los países de ingresos bajos y medios.
En el tercero, reafirmar
los compromisos sobre la crisis climática para asegurar la transición energética
mundial hacia una energía más verde con impactos sociales y económicos mínimos.
En el cuarto, impulsar la modernización de la gobernanza económica global,
incluida la reorientación de las instituciones financieras internacionales para
financiar más bienes públicos mundiales y acelerar las reformas de gobernanza en
este ámbito; principalmente en lo relacionado con la protección a los usuarios
de los nuevos servicios financieros.
Y en el quinto,
continuar fortaleciendo la iniciativa de una red de seguridad financiera global
que permita ayudar a los mercados emergentes y a las economías en desarrollo. De
esta manera se reducirán los riesgos que enfrentan las economías de mercados
emergentes y en desarrollo como consecuencia de los flujos de capital y la
volatilidad del tipo de cambio, además, se tendrá un colchón para contener
futuras crisis financieras.
Planteada de
esta forma, el G20 tiene una amplia agenda que lo convertirá en el espacio ideal
para la construcción de un nuevo multilateralismo, así como para la defensa de
los principios basados en el consenso, la unidad y la existencia, que son
propios de esta agrupación de países. Llego el momento, el mundo seguirá con
atención la dinámica del G20 bajo el liderazgo de Indonesia, India, Brasil y Sudáfrica.
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