Mérida, Junio Sábado 10, 2023, 12:59 pm
El pasado 15 y
16 de noviembre se realizó en Bali, Indonesia, la decimoséptima reunión del G20,
cita que superó las expectativas de un grupo dividido alrededor de la
participación de Rusia y la forma idónea de recuperar la economía mundial en un
contexto de frecuentes conflictos geopolíticos. Al final de ambas jornadas, la
cumbre aglutinó posiciones a favor de la cooperación económica mundial como
guía para encaminar al planeta hacia una mayor estabilidad económica, política
y social.
Analizando el
contexto, parecía inminente que los procesos de toma de decisiones dentro del
G20 se estancaran mientras los Estados miembros estuvieran divididos sobre la
participación de Rusia. De allí que el primer gran éxito de Indonesia como
anfitrión fue demostrar sus habilidades diplomáticas para, después de la
invasión de Rusia a Ucrania, garantizar la realización de la cumbre y asegurar
la participación de todos sus líderes en un espacio propicio para el
intercambio de ideas. Esto fue resultado de un liderazgo indonesio
caracterizado por la tranquilidad, la no alineación a las grandes potencias y
la disposición al diálogo; todo lo cual le permitió a Indonesia no ser
arrastrado hacia un extremo y encontrar el equilibrio entre los bloques
políticos cada vez más divididos.
En este orden,
Indonesia sirvió de lugar ideal para múltiples diálogos secundarios que
permitieron zanjar posiciones encontradas y avanzar en una dirección común en
materia de cooperación. Este segundo gran éxito del país anfitrión se vio
reflejado en las conversaciones que en Bali tuvieron: 1) Xi Jinping y Joe Biden,
mostrándole al mundo que Estados Unidos y China todavía pueden hablar, enviando
mensajes en la dirección correcta acerca de cómo evitar el conflicto entre
estas dos potencias; 2) Anthony Albanese y Xi Jinping, primer vez que un primer
ministro australiano se reúne con un jefe de estado chino desde 2016,
reivindicando la posición de Australia hacia China. Y 3) Yoon Suk-yeol (Corea
del Sur) y Fumio Kishida (Japón), con Joe Biden, en reunión trilateral para
reforzar la cooperación entre estos tres países al momento de abordar los
problemas derivados de la invasión rusa a Ucrania, los lanzamientos de misiles
por parte de Corea del Norte, la recuperación de Asia-Pacífico luego del
COVID-19 y la necesidad de un Indopacífico libre y abierto.
Asimismo, a
pesar que las reuniones ministeriales previas a la cumbre fracasaron en el
objetivo de lograr decisiones por consenso —las posiciones disímiles entre
Estados Unidos, China y Rusia se hicieron más notorias, en especial en todo lo
que tiene que ver con los temas de seguridad—, en Bali se logró una declaración
oficial por consenso con la que todos los miembros estuvieron de acuerdo. Este
documento final muestra un compromiso muy argumentado acerca de la necesidad de
finalizar la Guerra Rusia-Ucrania, censurar la invasión rusa y recuperar la
dinámica productiva mundial desde el impulso a las actividades amigables con el
medioambiente.
De esta manera, en
un mundo tan convulso, el G20 se mantiene como el principal foro para la
cooperación económica mundial. Por su parte, Indonesia demostró que las
diferentes posiciones político-ideológicas pueden llevar a consensos en la
medida que se privilegia el diálogo y la concertación, en lugar del lenguaje
destructivo, arrasador, de la contraparte.
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