Mérida, Mayo Domingo 28, 2023, 09:40 pm
En los años 80 del siglo XX la opinión pública venezolana fue sacudida por un escándalo noticioso que daba cuenta de la existencia de un grupo de religiosos protestantes de nacionalidad norteamericana que se habían establecido en las zonas indígenas del Amazonas, con propósitos misioneros, políticos y económicos. En ese momento conocimos su nombre: “Nuevas Tribus”.
Con el tiempo, el escándalo pasó y no supimos de ninguna acción gubernamental de carácter correctivo. Para muchos, pasó como otro escándalo más. Casi veinte años después sería ordenada su expulsión del territorio nacional.
Hoy, las nuevas “tribus” son de carácter digital. Básicamente son grupos que, por efecto de las redes sociales, adquieren identidad tribal, se refuerzan ideológicamente entre sí, se fanatizan colectivamente utilizando las redes y atacan con odio a todo el que piense distinto.
Para nadie es un secreto que las redes sociales están cambiando nuestras vidas, la percepción de la realidad y, esencialmente, lo referido a la política, hasta el punto que algunos científicos ya afirman que hay un aumento significativo de la idiotez y se está perdiendo la objetividad en el mundo de hoy, gracias a varios factores, entre los que destacan los teléfonos celulares y las aplicaciones que nos mantienen enganchados a todas horas.
Sobre este tema es especialmente relevante el documental de la
televisión alemana DW “¿Por qué somos cada vez más tontos?” https://www.youtube.com/watch?v=zqG22ggAmyU, publicado recientemente. En uno de
sus segmentos se indica, “¿por qué nos estamos volviendo más tontos de nuevo?
Muchos neurobiólogos y psicólogos sospechan que la digitalización y los cambios
en los medios de comunicación podrían tener un impacto negativo en los índices
del coeficiente intelectual. Se ha demostrado que el aumento del tiempo que
pasamos ante las pantallas y la disponibilidad constante a través de los
teléfonos inteligentes reducen nuestra capacidad de concentración”. Nuestro
cerebro está desbordado. El asunto es que eso de que “la humanidad es cada vez
más inteligente y que su progreso es imparable”, ya no puede sostenerse tan
firmemente como antes.
En política desarrollamos un comportamiento tribal que nos lleva fácilmente a la polarización y a sostener ideas radicales sin muchos o ningún soporte. Algunos hasta sustituyen la acción política concreta, esa que se hace desde la interacción con la gente, por complicados modelos de comunicación digital. Aun así, en el caso de Venezuela, parece poco probable que el liderazgo digital termine imponiéndose. Sin cuerpo a cuerpo y sin ideas claras no hay paraíso.