Mérida, Abril Viernes 19, 2024, 12:31 am
Nuestra Iglesia local
merideña está de fiesta. El año jubilar que estamos celebrando nos recuerda
aquel 11 de junio de 1923 cuando su Santidad Pío XI la elevó a la categoría de
Arquidiócesis. Proviene del griego “archi” cuyo
significado es “el primero o el superior”, razón que ocupa un lugar preeminente
en la jerarquía eclesiástica. Hoy según la línea pastoral del Papa Francisco
una Iglesia que vuelve a sus orígenes y recupera el espíritu de la primera
comunidad cristiana, es decir, que vuelve al corazón y redescubre el centro de
la fe: “la relación con Jesús y el anuncio de su Evangelio al mundo entero”.
El 12 de mayo de 1960 bajo
una solemne ceremonia, sobre el terreno que una vez sirvió como base del templo
de San José de la Sierra de Mérida, se consagraba el majestuoso templo, hoy
Basílica Inmaculada Concepción de Mérida, ceremonia que presidió el primer Cardenal
de Venezuela, el entonces Arzobispo Coadjutor de Mérida, José Humberto
Quintero, acompañado por el segundo Arzobispo Metropolitano Monseñor Acacio Chacón.
Sobre el trono de la sede
catedralicia se colocó la imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción,
advocación mariana con la que se honra su patrocinio desde mediados del siglo
XVIII por su primer obispo Fray Juan Ramos de Lora.
Nuestro majestuoso templo
fue visitado el 28 de enero 1985 por el inolvidable San Juan Pablo II, quien en
1991 le da el título de Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de Mérida, reconociendo
de este modo el gran patrimonio de fe que a lo largo de toda nuestra historia
regional hemos recorrido de la mano de tan especial Madre y Protectora de la
Mérida serrana.
Con motivo de este año
centenario arquidiocesano jubilar (1923-2023), la imagen patronal salió en
peregrinación por todas las parroquias de la extensa geografía merideña, todo un
verdadero gesto misionero de la Madre que se pone en camino para ir presurosa a
llevar esperanza, consuelo y amor misericordioso a sus hijos diseminados por
nuestra serranía andina (Lc 1,39-48).
La peregrinación mariana centenaria
va dejando sus frutos de encuentro, devoción, cercanía, manifestaciones de
identidad cultural y religiosidad popular. Como bien lo señala el Papa
Francisco “peregrinar es participar de una verdadera experiencia de
fraternidad, caravana siempre solidaria para construir la historia… es el compromiso
de luchar para que los rezagados de ayer, sean los protagonistas del mañana, y
los protagonistas de hoy no se vuelvan los rezagados del mañana”.
Desde el pasado 26 de
noviembre se inició el recorrido por las zonas pastorales del Páramo, El Chama,
Ejido, pueblos del sur y Mocotíes. Cada parroquia se desbordó en su amor
profundo por la Madre de Dios, con sus muestras de una fe que impulsa a
continuar construyendo comunidades que tienen como centro a Jesucristo.
Desde este sábado 4 de
marzo, la zona Metropolitana de Mérida, recibe a nuestra Madre Inmaculada con
el fervor mariano y la alegría de sus hijos, para iniciar la última parte del
recorrido arquidiocesano por todas las parroquias de la ciudad, comenzando por
nuestra parroquia de Santiago de la Punta. Con diversas iniciativas pastorales como
vigilias marianas, rosarios iluminados, conciertos, eucaristías, entre otras
tantas las parroquias viven su experiencia jubilar de encuentro con la
identidad merideña, fieles devotos de la Purísima Concepción.
Dios mediante, el sábado 25
de marzo estaremos culminando esta gran peregrinación mariana en la parroquia El
Rosario de Mérida, con la presencia del clero de la ciudad y su obispo, junto a
todos los grupos de apostolado, colegios, devotos y la gran feligresía
merideña; coronando así el camino que nos llevará a la gran fiesta centenaria
del 11 de junio de este año, con el compromiso de una Iglesia arquidiocesana
que se renueva a la luz del Evangelio de la Vida, y nos convoca a todos a ser y
vivir como verdaderos discípulos misioneros del Padre, anunciado la esperanza y
la fraternidad de una Mérida que está puesta como luz en lo alto de un monte
(Mt 5,14).
Mérida, 5 de marzo de 2023