Mérida, Diciembre Lunes 02, 2024, 04:25 pm
Indonesia tiene en la actualidad la responsabilidad de
liderar al G20, principal foro de cooperación económica en el mundo. En este
sentido, su gobierno ha definido una posición clara ante los más recientes
retos globales: demostrar que diferentes posiciones político-ideológicas pueden
llevar a consensos; en la medida que se privilegie el diálogo y la
concertación, en lugar del lenguaje destructivo y arrasador de la contraparte.
De esta manera, en un mundo tan convulso, la gestión
indonesia ha permitido al G20 mantenerse como un espacio de concertación. Especialmente
en relación con los esfuerzos para alcanzar una rápida recuperación económica
mundial, avanzar en la estabilidad política de distintas regiones del mundo y,
en el ámbito social, garantizar el acceso de la población mundial a los
alimentos.
Acerca de este último objetivo, el contexto no ha sido
favorable. Luego de los problemas provocados por la pandemia del COVID-19, la
invasión rusa a Ucrania paralizó de nuevo las cadenas de suministro de
alimentos, provocando un mayor incremento de precios en rubos como el trigo, el maíz y los aceites vegetales. Y ante esta nueva
restricción al acceso a las materias primas, las perspectivas de mayor
inflación, inseguridad alimentaria y hambre aumentaron.
Situación que no se ha acrecentado debido al papel
asumido por Indonesia en la gestión de la cooperación económica internacional,
primero dentro del G20 y luego replicada a nivel mundial. Esta se ha
caracterizado por corresponderse con una acción pública informada y vigorosa, que
resalta la importancia del diálogo y la concertación para sobrellevar
imprevistos.
Al respecto, la experiencia acumulada por este país
asiático en el manejo de sus propias crisis alimentarias le permitió incluir
como prioridad a la seguridad alimentaria dentro de la agenda a negociar en el
marco de la cumbre del G20 celebrada en Bali durante noviembre de 2022. fue una
ventaja fortuita. Esto permitió que las autoridades de los países miembros
discutieran sobre el tema meses antes de la reunión y, una vez se evidenciaron
los efectos de la invasión rusa, la perspectiva de crisis alimentaria se hizo
realidad y aumento la interés del mundo por encontrar una pronta solución.
Esto permitió que la última cumbre del G20 finalizará con
una declaración detallada sobre la crisis de seguridad alimentaria que vive el
mundo. Un consenso alrededor de la posición cooperativa como la única forma de
garantizar la producción y el acceso a los alimentos por parte de la población
mundial. La unión de voluntades alrededor de un tema que afecta a todos.
A partir de este esfuerzo diplomático, la sociedad
civil representada por los centros de investigaciones
de distintas universidades, los think tanks y las ONGs respondió consono con la
suma de voluntades alcanzada. De esta manera, se movilizó y facilitó la gestión
de la información para aclarar lo que estaba sucediendo a los responsables políticos
y tomadores de decisiones. De esta manera, se generó una dinámica de
intercambio de información que facilitó la comprensión de la crisis y resaltó
la necesidad de formular políticas públicas para minimizar los riesgos que
enfrentan muchos países por su vulnerabilidad a la escasez de alimentos. Y
aunque la incertidumbre sigue siendo evidente, la acción consensuada de los
países del mundo nos aproxima a días mejores en materia económica, política y
social.
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