Mérida, Febrero Sábado 15, 2025, 01:23 pm
La teoría del Big Bang, que establece que el universo se generó en una
gran explosión hace unos 14.000 millones de años, supuso una revolución en el
pensamiento humano. Aunque necesitó muchos años para ser aceptada
mayoritariamente por la comunidad científica, hoy en día el origen y el
desarrollo del universo solo se pueden entender gracias a esta teoría. Ir más
allá del Big Bang requiere mucho esfuerzo: ¿qué sucedió antes de esa gran
explosión? En la llamada teoría estándar, el Big Bang no solo es el origen del
Universo, sino el del espacio y el tiempo, de manera que no tiene sentido
preguntarse qué hubo antes de él. En contraposición, el matemático y físico
Roger Penrose propone en su teoría cíclica un modelo en que se sucede un
universo (eón) tras otro, de manera infinita.
Para formularla matemáticamente, Penrose emplea la llamada geometría
conforme, una geometría que preserva los ángulos pero no necesariamente las
distancias. Según el físico matemático, las distancias pierden importancia, ya
que el universo crece varios órdenes de magnitud de forma acelerada. Eligiendo
unos factores de escala adecuados, Penrose “pega” los futuros remotos (o final)
de cada universo a la singularidad inicial del universo siguiente. Este modelo
explica cuestiones fundamentales, como por ejemplo la entropía inicial
inusualmente alta observada.
Esto que el propio Penrose califica de "propuesta escandalosa"
resulta ser matemáticamente consistente. Pese a ello no ha sido tomada en
consideración por las corrientes principales de la cosmología, principalmente
porque no explica qué provoca el cambio de un eón a otro, más allá de la
posibilidad matemática de que esto ocurra, y también porque surge de
consideraciones teóricas y no de observaciones.
Sin embargo, recientemente Penrose, junto a otros autores, afirma haber
encontrado evidencias de su teoría en la radiación cósmica de fondo. Esta
radiación electromagnética que se observa en todo el universo fue descubierta
en 1964 y supuso uno de los argumentos más contundentes a favor de la teoría
del Big Bang: su distribución casi homogénea y su temperatura encajaban con las
esperadas en el modelo del Big Bang.
Ahora Penrose y sus colaboradores han descubierto puntos anómalos en la
radiación de fondo. Su anomalía radica en que son excepcionalmente calientes,
en un orden de magnitud mayor que la fluctuación media. Esto no encaja bien con
la teoría de la inflación, que justamente explica la homogeneidad e isotropía
del universo.
Los autores los han denominado puntos de Hawking, en honor de Stephen
Hawking. El físico recientemente fallecido descubrió que también los agujeros
negros emiten radiación, hoy llamada radiación de Hawking. Pese a que nunca ha
sido detectada, porque es demasiado débil, dentro del campo de la física
teórica nadie duda de su existencia, ya que se basa en la teoría cuántica de
campos en espacios curvos, que sí está confirmada por múltiples observaciones
diversas en otros ámbitos.
Penrose considera que los puntos anómalos son creados precisamente por la
acumulación de esta débil radiación a lo largo de todo el proceso en el
universo previo al Big Bang.
Estos puntos, por tanto, serían huellas de universos pasados, que
apoyarían la teoría de Penrose. La comunidad cosmológica sigue siendo muy
escéptica. En primer lugar, se pone en duda la existencia de esos puntos, ya
que los datos fueron analizados en el pasado por otros científicos y hasta
ahora nadie los había identificado. Habrá que ser cautelosos, pero si se
confirma su existencia, será un nuevo avance en la comprensión de la evolución
del cosmos, con independencia de si el modelo de Penrose es correcto o no.
AGENCIAS