Tuve la fortuna de acceder a un ejemplar de la más reciente novela del
escritor español Javier Marías, titulada Berta Isla (Alfaguara, 2017). Acceso
que solo fue posible gracias a la bondad de una de mis hijas quien me la
remitió desde España. Como se supondrá, no resultó para mí un trance o una
encrucijada el tener que escoger entre una prenda de vestir y un libro, porque
todo el mundo sabe a qué apostaría hasta en estado de hipnosis. Un par de
semanas me fueron necesarias para leer sus 544 páginas (en otros tiempos lo
hubiese hecho en un par de días, pero la vida nos cambia hasta en estos
aspectos tan particulares), y el disfrute del Marías de siempre, perdón (me
corrijo), del autor maduro, fue inmenso; inconmensurable.
El eje central de la novela es, sin ánimos minimalistas, la impostura, en
todas sus acepciones lingüísticas, y cómo podemos “erigir” vidas sobre bases
supuestamente sólidas, pero que en la realidad están en el vacío. Berta Isla,
la protagonista, a pesar de su talante desenvuelto y de su anhelo de
independencia, apostó desde muy joven (casi desde niña) por Tomás Nevinson: un
joven alegre y simpático (un niño también), de quien se enamoró para siempre.
Ella se queda en España y él se va a Inglaterra para estudiar en Oxford, y
cuando regresa luego de culminar sus estudios no es el mismo hombre.
La trama desde sus inicios aspira ser un thriller, pero luego se va
decantando hasta convertirse en una pieza que apuesta por la reflexión filosófica y muchas veces por el
psiquismo de los personajes. De pronto la voz narradora se hace cómplice del
lector, y se da a la tarea de ayudarnos a desentrañar lo que esconden los
grandes silencios de Tomás, sus respuestas lacónicas dadas a Berta, sus medias
verdades, su negación a dar mayores pistas. Solo sabemos que él es una suerte
de espía, que gracias a su don de lenguas y a su gran capacidad para imitar
voces, es requerido en contextos de guerra, pero siempre en defensa del Reino
Unido. También se nos permite conocer que a raíz del extraño asesinato de una chica
que compartía cama con Tomás en sus tiempos juveniles, fue implicado en el
crimen, y gracias a la “ayuda” de algunos académicos de Oxford, logra escapar
de su destino, pero en pago tendrá que aceptar enrolarse en el servicio
secreto.
Berta Isla es una historia densa, que se presta al juego de la eterna
seducción, solo superado por la intriga frente a la ambivalencia de Tomás, que
alcanza su culmen con su extraña desaparición durante más de una década. Es al
final cuando se nos desvelan los artificios, y comprendemos en toda su magnitud
la trama urdida desde los centros de poder académicos y políticos. Berta tendrá
en sus manos la decisión de aceptar o no su destino.
@GilOtaiza
rigilo99@hotmail.com