No es posible hacer una proyección lineal sobre lo que va a pasar en
Venezuela como resultado de la crisis política, económica, internacional
y social que el país está viviendo, independientemente de los deseos
mayoritarios de cambio.
Hay incertidumbres críticas
que pueden tomar valores muy distintos y dependiendo de ellas se abren
escenarios alternativos, todos son posibles, aunque con diferentes
niveles de probabilidad de ocurrencia.
Las
incertidumbres principales sobre las cuales construimos escenarios son
dos: ¿hasta dónde llega el soporte militar a Maduro o, mucho más
concreto, hasta dónde creen ellos que proteger a Maduro es protegerse a
sí mismos luego del fuerte nivel de involucramiento que han tenido en el
ejercicio del poder y ¿hasta dónde puede llegar la administración de
Trump en su compromiso por expulsar a Maduro del poder?
La
agudización de la crisis económica es un hecho predeterminado, lo que
no queda claro es si eso es suficiente para provocar el cambio de
gobierno en Venezuela. También es un predeterminado que la medición de
fuerza bruta entre EEUU y Venezuela no da cabida a una duda sobre lo que
ocurriría en un enfrentamiento bélico. Ese resultado es más que obvio.
Lo que no está claro es cuáles son las consecuencias futuras de una
acción de este tipo en términos de estabilidad política, pues sin
negociación, los militares, los colectivos y algunos actores que
controlan varias regiones del país, pueden generar presiones para una
guerra irregular.
Eso nos deja cuatro escenarios: 1) Status Quo, pero con un país más primitivo. (No logran sacar a Maduro pero sí provocar el colapso económico, 2) El golpe militar,
aunque puede ocurrir en cabeza de un civil, los militares pueden
decidir sacar a Maduro del poder, para abrir el juego, pero no
entregarlo a la oposición. Lo preservan para protegerse e iniciar una
negociación política a futuro. 3) La negociación presionada. En
este escenario finalmente la crisis o la presión y riesgo de
intervención logra fracturar al chavismo cívico militar y la oposición
es capaz de entregar una oferta de amnistía creíble, cara a cara y
garantizada por la comunidad internacional o su participación en
co-gobierno. Esa negociación saca a Maduro del poder, coloca a Guaidó y
camina hacia una transición de no menos de un año hacia una convocatoria
electoral. 4) El último escenario es el de la intervención militar.
No es la primera opción para EEUU, que intenta provocar el cambio por
presión y colapso total, pero dado un periodo de tiempo sin éxito en la
estrategia de sanciones, con la reputación de Trump comprometida y
acercándose al periodo electoral americano, su gobierno decide avanzar a
una intervención militar dura, que puede arrancar con acciones
focalizadas para ablandar a su enemigo, pero puede llega tan lejos como
sea necesario. No hay duda del resultado esperado de esa acción, la
incertidumbre es qué pasa con un sector militar que no habrá negociado y
que se sienta amenazado a futuro por esta acción. Puede rendirse e ir a
una intervención tipo Panamá, que termina controlada por la oposición
sin mayores consecuencias y resolviendo el problema de fondo. Pero queda
el escenario peligroso de la anarquía, en que estos sectores chavistas,
con armas, plata, control regional y poder, se lanzan a una guerra no
convencional y construyen una situación anárquica que desestabiliza al
país e impide el rescate futuro de sus equilibrios ni permite la salida
inmediata del interventor. Aquí estamos frente al escenario de Libia o
de Irak. Algo que cambia un problema por otro. No podemos proyectar en
qué escenario estaremos. Solo describirlos para medir oportunidades y
riesgos que tenemos frente.