El temible sismo de 1812, había dejado a Mérida en un
estado ruinoso, lamentable y deplorable. Entre otros testimonios acerca
de ello, está el de Richard Bache quien recorrió la misma diez años
después, describiéndola en estos términos: “La ciudad tiene de ocho a
diez mil habitantes. Fue en otro tiempo uno de los centros poblados más
ricos y hermosos del país, pero quedó totalmente destruido por el
terremoto de 1812. Un gran sector permanece todavía en ruinas, y muchos
de los antiguos moradores yacen sepultados bajo los escombros de sus
viviendas”.
En la urbe de las cinco águilas blancas
el número de muertos reportados en diferentes documentos varía desde
400 hasta 5.000, cayendo algunos en la exageración. Al igual que a la
destrucción total de las edificaciones y de la necesidad de reubicarla
en un lugar más seguro. Mientras, don Tulio Febres Cordero afirma que
casi todas las víctimas perecieron en el colapso del único inmueble que
realmente se desplomó el templo de San Francisco, en el que se realizaba
la misa del jueves santo, al momento de ocurrir el temblor.
Lo
cierto es que a consecuencia del sismo de 1812, Mérida era una ciudad
patriota que perdió a su obispo, el Dr. Santiago Hernández Milanés,
después de cuyo deceso asumieron como autoridades eclesiásticas el deán
Francisco Xavier de Irastorza, quien seadjudicó entre otros cargos el de
comandante civil y militar de la provincia de Mérida, al servicio de su
majestad Felipe VII, rey de España. Además era apoyado por el canónigo
Mateo José Mas y Rubí, ambos leales a la corona española y lo peor era
que odiaban a Mérida por su espíritu revolucionario y estaban empeñados
en mudar la sede de la Diócesis de Mérida a Maracaibo.
Como
consecuencia de aquel terrible terremoto, se les presentó a las
autoridades realistas la oportunidad que tanto esperaron, quienes
describieron a Mérida con patéticas pinceladas, cuyos habitantes estaban
huyendo de ella y de sus edificaciones solo quedaban escombros. Al
respecto señala Luis Ramírez Méndez que después del terremoto:
“…esos
personajes consideraban que Mérida era muy inestable para sus personas e
ideas, por ello expresaron sus intenciones de abandonar y trasladar la
sede episcopal a Maracaibo, ciudad que se había mantenido fiel a la
causa realista, junto a la catedral, el seminario y el convento de
monjas Clarisas. Con esa acción separaban las instituciones
eclesiásticas más relevantes de la patriota Mérida para asentarlas en la
muy noble, leal y realista Maracaibo”.
Es
esa, población llena de contradicciones, situación que fue referida en
1814, por el jefe realista José María Barreiro quien expresó: “…en esta
Mérida hasta los gatos son insurgentes…”,lo cual permite apreciar que
durante aquellos meses se impuso la agitación social de los emeritenses
para que la pretendida traslación se suspendiera transitoriamente.
Es
esa la urbe que recibió a Bolívar, cuyo evento fue recogido y contado
para la posteridad gracias a la acuciosidad de Tulio Febres Cordero,
quien relató la estadía del libertador durante 18 días en la ciudad de
las nieves eternas, de las hazañas de sus heroínas y de las
rectificaciones históricas, en su mayoría valederas, pero en cuyo relato
existen detalles puntuales por clarificar. En ese sentido, la llegada
de Bolívar a la ciudad serrana es una de las páginas más épicas escritas
por el historiador y se repiten como si fuesen letanías:
“En
una hermosa mañana de mayo, el mes de las flores por excelencia, la
ciudad melancólica se alegra, sus desiertas calles se llenan de gente,
las campanas se echan al vuelo, y en los balcones y ventanas de sus
casas semiarábigas, brillan ardientes y seductores entre dulces
sonrisas, los negros ojos de recatadas doncellas, que esperan anhelantes
el desfile de la vistosa comitiva, donde viene el guerrero afortunado,
el caballero de la Torre de Plata y de la Celeste Espada.”
Algunas
veces hasta contradiciendo la versión de Don Tulio, como sucedió en la
edición del diario Los Andes del Jueves, 23 de mayo de 2013, cuando un
cronista bolivariano tratando de superar al Patriarca de las Letras
Merideñas escribió lo siguiente:
“Las referencias
que escribió don Tulio Febres Cordero nos rememoran el hecho de que la
hermosa mañana del 23 de mayo de 1813, Mérida amaneció de fiesta, el mes
de las flores por excelencia, la ciudad melancólica se alegra y sus
desiertas calles se llenan de campesinos, comerciantes, magistrados,
sacerdotes, profesores universitarios, se mezclan con los indígenas
engalanados con sus mejores atavíos. Grupos musicales dejaban oír aquí y
allá las notas de sus instrumentos tradicionales, las campanas se echan
al vuelo y los balcones y ventanas de las casas semiarábigas estaban
repletos de gente”.
En otras palabras a lo descrito por don Tulio se le hace aún más fantasioso.
En
ese sentido, es preciso puntualizar lo referido por don Tulio: “…es
Bolívar que llega. En la casa Consistorial lo reciben en asamblea
pública, los patricios, los togados y los sacerdotes, revestidos de
imponente gravedad y con los corazones henchidos de gratitud y
simpatía…”Según el autor referido, seguidamente Bolívar pronuncia un
“…breve y elocuente discurso…” y es entonces cuando el más anciano le
contesta con palabras proféticas “…y enseguida aquella asamblea de
próceres y todo el pueblo, agolpado frente a la casa Consistorial,
gritaron a una: “¡Viva Bolívar! ¡Viva El Libertador!” quedando así
ungido con este calificativo el futuro fundador de cinco naciones
soberanas…”.
De acuerdo a la relación expuesta es
preciso preguntar, ¿fue don Tulio el primero que escribió sobre el
título de Libertador?, La respuesta a tal interrogante es negativa, este
mérito le corresponde a Felipe Larrazábal, en su obra Bolívar,
publicada en Nueva York 1865 y escrita entre 1850 y 1862, Larrazábal
afirma que: “…entró Bolívar en aquella capital el 30 de mayo, como a las
nueve de la mañana. El pueblo merideño le recibió con demostraciones de
amor y de alegría, titulándole su Libertador. Estaba a su frente el
doctor Cristóbal Mendoza”.Larrazábal debió obtener esa información del
general Tomás Cipriano de Mosquera, quien en su obra Memorias sobre la
vida del Libertador Simón Bolívar, publicada en Nueva York en 1853,
señala: “…el Libertador entró en Mérida el 30 de mayo en medio de los
aplausos del pueblo…”.
Posteriormente, la señorita
Antonia Esteller en el Catecismo de Historia de Venezuela, que es una
especie de cuestionario; “Ante la pregunta ¿Qué día entró Bolívar a
Mérida? Responde: “fue el 30 de mayo”. Ese curioso e interesante libro
raro se conserva en la Sala Febres y fue consultado por don Tulio, al
igual que las obras de Mosquera y Larrazábal, como él mismo lo confiesa
en su trabajo: “Transito de Bolívar por los Andes (1813)”, donde también
señala que Montenegro, en sus Apuntes históricos, y el Marqués de
Rojas, en su Biografía de Bolívar, dicen que “Bolívar entró a Mérida el
1º de junio”.
Según esto, ¿se equivocaron Mosquera,
Larrazábal y Esteller?, o es una verdad a medias, porque en lo referido
al día de la entrada a Mérida por supuesto que fue el 23 de mayo, el
mismo Bolívar lo certificó en el oficio dirigido al presidente de las
provincias unidas de la Nueva Granada, fechado en Mérida el 24 de mayo
de 1813, donde afirma: “…ayer he tenido la satisfacción de entrar a esta
ciudad, Capital de la Provincia de Mérida, donde se hallaban ya la
vanguardia, centro y retaguardia del ejército…”. En esa misma nota
Bolívar informó sobre la campaña, pero en ningún momento habló del
recibimiento que le hicieron en Mérida, ni de los discursos señalados,
sería entonces ¿qué a Bolívar se le olvidó? o es ¿qué don Felipe
Larrazabal tiene razón cuando dice que el 30 de mayo el pueblo merideño
lo tituló su Libertador?
En ese sentido, es preciso
decir que Bolívar como los políticos y en efecto era de los mejores,
aprovecharía esa nominación para comunicársela al presidente de las
provincias unidas de la Nueva Granada, así como del afecto y la acogida
del pueblo. Entonces ¿qué sucedió? Pues sencillamente que la asamblea
pública en la casa consistorial no fue el 23 como se ha creído, sino el
31 de mayo. Aunque por el apuntamiento de don Antonio Ignacio Rodríguez
Picón correspondiente el 25 de mayo de 1813, se conoce que para esa
fecha ya el general Bolívar fue: “…aclamado Libertador por este pueblo”
Además que le había presentado y entregado a sus “…hijos Francisco,
Jaime y Gabriel” y que el brigadier lo impresionó tanto, cuando opinó
que: “…parece hombre extraordinario, y hace pensar mucho con respecto al
porvenir. Su elocuencia corre como un río…”.
En
1813, los sucesos ocurrieron de manera diferente decomose conmemoran en
la actualidad. En los que escenificamos la llegada de Bolívar, una vez
culminada, se procede a enclaustrarse en el cabildo para celebrar una
sesión solemne. En aquella época, las circunstancias y la situación de
la ciudad imponían otra cosa. En virtud de tales consideraciones se
puede conjeturar ¿quién asegura con certeza que Bolívar llegaría el 23
de mayo, pudo haberlo hecho el 22 o el 24?; además, sería cierto ¿qué
los “patricios, los togados, y los sacerdotes” vestidos con sus mejores
galas hubiesen estado esperando para elogiarlo? o ¿quizás estaban muy
asustados y dispuestos a marcharse de Mérida como ocurrió durante la
rebelión de los comuneros en 1781?
Lo cierto es que
Bolívar, ni en esa carta del 24 de mayo, ni en las sucesivas del 25 al
capitán Hermógenes Maza y al coronel José Félix Ribas; del 26 al
presidente de la unión, del 27 al subteniente Félix Acevedo, las dos del
30 al presidente encargado del supremo poder ejecutivo de la unión, de
una orden al capitán José María Ricaurte y siguen otras misivas más
hasta el 7 de junio;que es cuando en oficio dirigido al presidente de la
unión nuevamente le informa sobre la marcha de la campaña y le
puntualiza: “…Esta Ilustre Municipalidad, después de haber oído con la
mayor aceptación mi discurso y la instrucción, me contestó lo que en la
acta celebrada por ella aparece, la misma que original tengo el honor de
incluir V.E.”.O´Leary incluye el discursocompleto en sus Memorias pero
omite la fecha en que Bolívar lo pronuncio, Blanco y Azpúrua además de
incluir el texto señalan la fuente donde fue tomado originalmente.
Héctor
García Chuecos por su parte,afirma que fue el “…31 de mayo.”, cuando en
la mañana el ayuntamiento de Mérida celebró su sesión extraordinaria,
que debió ser la misma en la que según don Tulio “…habló el viejo Rivas,
padre de Rivas Dávila…” y aclamaron a Bolívar como Libertador.
En
este sentido, lo más acertado es que haya sido el 31 de mayo, lo cual
coincide con lo afirmado por don Felipe Larrazábal. Lo importante es
aclarar que no fue el 23 de mayo cuando el pueblo de Mérida aclamó a
Bolívar como Libertador, ello se demuestra mediante la secuencia
documental en los escritos de Bolívar desde el 24 de mayo al 7 de junio.
Otra referencia interesante es que fue el 30 de mayo cuando Bolívar
acusó mediante oficio ante presidente encargado del supremo poder
ejecutivo de la unión, el haber recibido varias comunicaciones, entre
ellas: “…la aprobación que V.E. se ha dignado dar a la medida que tomé
con la Provincia de Mérida, nombrando al ciudadano Doctor Cristóbal
Mendoza para que se encargase del Gobierno Provisional, que está
desempeñando con el acierto y luces que eran de esperar de su
patriotismo y talento”. Es muy dudoso que el Dr. Cristóbal Mendoza
hubiese pretendido organizar antes del 30 de mayo, un acto tan
importante sin estar reconocido por el congreso como la autoridad máxima
en la provincia.
De acuerdo a la Gaceta
Ministerial de Cundinamarca N°125 del jueves 29 de Julio de 1813, se
puede verificar que el discurso del Libertador ante la municipalidad
está fechado en el cuartel general de Mérida, el 4 de junio de 1813.
¿En
que cambia esto la visión historiográfica tradicional? En mucho.Según
don Tulio, la aclamación de Bolívar como Libertador, su discurso y
contestación fueron el mismo día, 23 de mayo de 1813. Por lo afirmado
por el Dr. Héctor García Chuecos fue en dos días diferentes 23 y 31 de
mayo, pero de acuerdo con la Gaceta, fue en tres días diferentes 23, 31
de mayo y 04 de junio. Hay un dato entre líneas extraído de las Memorias
sobre la vida del Libertador del General Tomás Cipriano de Mosquera,
que puede dar una orientación, en el cual expresa: “…el 5 de junio
Bolívar manifestó al pueblo de Mérida la comisión que traía del Congreso
granadino para restablecer el gobierno republicano…”. Esto coincide con
lo dicho por Bolívar en el segundo párrafo de su discurso:
“…el
augusto Congreso de la Nueva Granada, tocado de compasión, al
contemplar el doloroso espectáculo que presenta el buen pueblo de
Caracas, aun gimiendo en cadenas, y conmovido de indignación por el
grito de la justicia, que está clamando vindicta contra los usurpadores
de los derechos de la América; ha enviado su Exército libertador á
restablecer en su antigua Soberanía á las Provincias que componen la
República de Venezuela. La gloria del Congreso y del exército que os ha
redimido consiste en la magnanimidad de sus designios que no son otros
que los de destruir á vuestros verdugos, y poneros en aptitud de
gobernaros por vuestras constituciones y por vuestros magistrados”.
Aunque
el día señalado por Mosquera difiere, pues el discurso fue el 4, en la
secuencia documental conocida no existe otro escrito de Bolívar de fecha
5. Lo cierto es que don Tulio dio un nuevo contexto a lo sucedido,
tomando el primer párrafo del discurso de Bolívar y el último de la
contestación de don Antonio Ignacio Rodríguez Picón. Otros le han
agregado o restado de acuerdo a la conveniencia. Inclusive Bolívar al
expresar su saludo habla de meridianos y no de merideños.
Estos
son solo apuntes para la discusión constructiva, en el ánimo de hacer
las rectificaciones históricas pertinentes o se prefiere seguir
repitiendo consientes del error la tradición y hacer omisión de las
evidencias que proporciona la documentación, ¿Qué si Bolívar recibió el
título de Libertador en Mérida? No existen documentos que lo prueben, lo
curioso es que ni el Dr. Cristóbal Mendoza, ni el general Rafael
Urdaneta, en sus Memorias, ni el mismo Bolívar en los escritos de esos
días dejan testimonio de la proclamación o aclamación. Se piensa que
Bolívar difícilmente hubiera dejado de agradecer ese gesto, como lo hizo
en Caracas el 14 de octubre, pero sin mencionar para nada lo acontecido
en Mérida según la tradición oral. Puede que en posteriores
investigaciones aparezcan nuevos documentos que permitan una apreciación
más certera; mientras tanto, en Mérida no hubo tal título de
Libertador, pero si un gran apoyo y aporte, y esto es indiscutible.
En
cuanto a Bailadores, a pesar que existe una tradición oral válida,
reafirmada por variadas fuentes, no fue respaldada por escritos que lo
certifiquen; sin embargo, el hecho histórico de su recibimiento y la
pernoctación del 19 de mayo, constituyen la génesis de lo que sucederá
en Mérida y posteriormente en Caracas. En Bailadores se inicia la
aclamación popular de los pueblos por donde marcho y se hizo admirable
la campaña de 1813.