Mérida, Abril Jueves 18, 2024, 02:03 pm

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El mejor momento de mi vida con reflexión de Any Aular

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ANY AULAR


Era 15 de junio, y en dos días estaría cumpliendo treinta años. Yo sentía miedo  de entrar en una nueva década de mi vida y temía que mis mejores años hubieran quedado atrás. Mi rutina diaria incluía ir al gimnasio antes de ir a trabajar. Cada mañana  veía a mi amigo Nicolás allí. El ya tenía setenta y nueve años de edad y estaba en excelente forma. Este día en particular, Nicolás notó que no me encontraba con mi acostumbrada actitud llena de vitalidad y preguntó si algo estaba mal. Le dije que me sentía preocupado por cumplir treinta, y le pregunté: “¿Cuál fue el mejor momento de tu vida?”. Nicolás respondió: “Bueno, Joe, esta es mi respuesta filosófica a tu pregunta filosófica: Cuando yo era niño vivía en Austria y mis padres se preocupaban por mí y me daban todo, mi comida y mi ropa: ese fue el mejor momento de mi vida. Cuando yo iba a la escuela a aprender las cosas que sé hoy, ese también fue el mejor momento de mi vida. Cuando obtuve mi primer trabajo, y empecé a recibir pago por mis esfuerzos, ese fue el mejor momento de mi vida. Cuando conocí a mi esposa y me enamoré, ese fue el mejor momento de mi vida. La segunda guerra mundial llegó, y mi esposa y yo tuvimos que huir de Austria para salvar nuestras vidas. Cuando estábamos juntos y seguros a bordo de un buque con destino a América del Norte, ese fue el mejor momento de mi vida. Cuando llegamos a Canadá e iniciamos una familia, ese fue el mejor momento de mi vida. Cuando tuve a mis hijos, y vi cómo crecían, ese fue el mejor momento de mi vida. Y ahora, Joe, tengo setenta y nueve años de edad. Tengo mi salud, me siento bien y estoy enamorado de mi esposa como lo estaba cuando nos vimos por primera vez. Este es el mejor momento de mi vida.”





El mejor momento de tu vida es ahora, y lo haces tú con tu actitud. Nuestra felicidad no depende de lo que nos pasa o no nos pasa, es de cómo enfocamos las situaciones y cómo decidimos vivirlas. Recuerda que siempre, siempre, siempre hay algo que agradecer. Busca el lucero luminoso en medio de tu noche, enfócate en él y de pronto empezarás a sentir que estas bajo el sol del mediodía. Tú y yo somos los responsables de nuestra felicidad, así que no esperes más y empieza a disfrutar. Por ejemplo, en este momento estás leyendo esta historia, y te estás dando cuenta de que has vivido muchos momentos hermosos, y ahora te sientes mucho mejor, así que este es uno de esos mejores momentos de tu vida. ¡Que Dios te de un Feliz Día!        Any Aular






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