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Buenos programas y primeros pasos por Jim Morantes

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JIM MORANTES



Como paréntesis a la narración, me retrotraigo a la parrilla de televisión para la década de los 80 y 90, desde niño y adolescente, me gustaba ver algunas comiquitas y series clásicas a lo mejor mis contemporáneos, se recuerdan de otras (chasis 77), me refiero a Heidi (Abuelito dime tu), Marco, Candy Candy, El Oso Yogi, Scooby Doo, Los Pitufos, Don Gato y su Pandilla (Matute), El Inspector Ardilla, Mr. Magoo, La Pantera Rosa,  Los Súper Amigos (Poderes fantásticos actívense), Manotas El Pulpo, Tom y Jerry, Pato Aventuras (Mac Pato), Mazinger Z (Única de corte oriental con amplia penetración occidental), Gasparin, Los Picapiedras (Pedro, Pablo, Vilma, Betty, Pebbles, Bam Bam, Dino), Los Supersónicos, Los Simpson (Homero, Bart, Lisa, Maggie, Marge, Montgomery, Moe, Flanders), El Gran Chaparral, Bonanza, Hechizada, Mi Bella Genio, Los Tres Chiflados (Moe, Larry y Curly), El Avispón Verde, El Zorro (Diego de la Vega, Bernardo, sargento García, cabo Reyes), El Súperagente 86, ALF, La Isla de la fantasía,                        Los Munsters, Batman, MacGyver,  El Príncipe del Rap,  Beverly Hills 90210, Guardianes de la Bahía (Baywatch), entre tantos otros.


La plataforma comunicacional que mandaba era UHF,  señal libre, de calidad, diversa y gratuita (“muy parecido a la actualidad”), claro se debía a la férrea competencia entre las plantas televisivas para ocupar el primer lugar de sintonía,  lo cual demandaba y exigía un buen servicio; los televidentes tenían que utilizar la antena receptora de señal, el tamaño de la misma, variaba de acuerdo a la localización de la vivienda y a la marca del TV, en algunos sectores, se debía  implementar antenas de más de un metro de altura, comúnmente se colocaban en el techo o en una zona alta para la captación de la imagen.


En esas décadas (80 y 90), mi habitación tuvo de huéspedes a diversas marcas de televisores, el primero fue un Hitachi de 13´ (excelente marca japonesa) de botones giratorios ubicados a mano derecha de la pantalla y revestido en madera o chapilla, luego pase a un National de 13´ (también japonés), el típico cajón negro con una parte gris y botones en la parte inferior, estos ya se hundían para cambiar de canales, hacer ajustes de color, brillo  o colocar volumen, en esa época para poner a funcionar el TV, prender y apagar, indispensablemente se tenía que presionar de forma manual de lo contrario no funcionaba.


Nuestra hermosa gente venezolana, siempre se ha caracterizado por ser creativa e innovadora, en muchos casos tecnólogos populares y a pesar de la limitante enunciada en el párrafo anterior, para todo había una vuelta y por ende salía a luz la solución, mi gran amigo del alma Alberto Martínez (tío político y un segundo padre, a quien le debo  la disciplina de la correcta sistematización cronológica, fijación de la fecha y leyenda para cada escenario), con ayuda de un amigo en común, creo que fue con “Sin Pena”, hombre bonachón, amable, conversador, trabajador pero incumplido en sus deberes, lógicamente me reservo el nombre para no exponerlo a luz pública, instaló en su casa,  un dispositivo de off-on a distancia, es decir, un precario control que solo servía para apagar y prender el televisor, a objeto de no levantarse de la cama antes de acostarse, el mecanismo era rudimentario y sencillo, se colocaba un puente al cable de encendido y con un tomacorriente normal, se apagaba y al levantarse se prendía (quedaba directo), por supuesto, hice lo mismo en mi habitación, hasta que mi otro Amigo Alberto Alizo (excelente emprendedor en el área de la marquetería), adquirió un Sony Trinitron de 21´,  con su control remoto, televisor que me gusto e inmediatamente compre uno igual, allí daba el paso a la comodidad de la direccionalidad de tareas.


Después de este pequeño paréntesis, me remonto al año 1994 y siguientes, al incorporar a mi pequeña videoteca el primer VHS, HI FI Samsung VCR VT2870G con audio IN y audio OUT, comencé con la fiebre de editar y hacer pequeños montajes de audio y video a familiares, amigos y aparecieron algunos clientes interesados en copiar material audiovisual de índole personal de betamax a betamax, de betamax a VHS, de VHS a betamax y de VHS a VHS, además vendía cintas de audio y video en diferentes formatos y variadas marcas (Sony, TDK, 3M y JVC…), ese fue otro emprendimiento de hecho, más no de derecho al que denominé producciones Jim Morantes con el dinerito que entraba, cada día crecía más mi  estudio audiovisual casero.


Ante la pronta expansión, decidí mudarme de habitación, habilite el cuarto utilizado en  el segundo piso para el depósito de chécheres, allí instale mi habitación y en mi antiguo recinto de descanso, coloque una mesa donde tenía acceso al cable de parabólicas Caracas para escuchar World Music, el cual servía de relajación, mientras editaba, lo cual era un arduo trabajo de precisión, hasta el punto de dañar parte de la cinta (se quedaba sin audio o video, el segmento sobrepuesto) por exceso de montaje.    Espera la próxima parte de amigos y sígueme en Twitter  @JIMMORANTES






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