Baltazar Porras: Nuestro beato José Gregorio Hernández
nos enseñó a ser santos en vida
El mensaje del “doctor amable y entregado sigue vigente”, según explica el Cardenal. Apunta que su fuerza es clave para el país “en estos tiempos de pandemia”
Caracas.- Para el Cardenal Baltazar Porras la reciente
beatificación de José Gregorio Hernández tiene una especial
significación hacia los venezolanos, pues no solo se reconoce la
consignación de pruebas sobre sus milagros, sino que cobra vigencia la
vida de quien fuera un médico ejemplar, con un mensaje de buena
actuación, con efecto en los demás y en la búsqueda del bien común.
“No
se trata solo de un decreto del Vaticano”, explica, “José Gregorio
Hernández es indicativo de esa identidad cultural del venezolano que va
más allá de lo que puede ser su comportamiento; se reconoce en él ese
deseo profundo de aplicar la solidaridad, la superación, la entrega al
servicio a los demás y una profunda fe”.
El mensaje del
doctor amable y entregado sigue vigente, según explica Porras, “en estos
tiempos de pandemia”, incluso con el paralelismo que hay entre lo que
se vivió en la época en que José Gregorio Hernández ejerció la medicina,
y estos días de incertidumbre por el Covid-19.
“Las
circunstancias que se vivieron a principios del siglo XX impulsaron a
dejar a un lado las diferencias. Al pueblo lo unía el bien y la salud”,
explica, llamando a buscar en esos hechos, “la energía y la fe para
enfrentar las circunstancias” producto del coronavirus.
Reitera
que José Gregorio tenía una “enorme capacidad de compartir con el que
pensaba distinto y que demostró, cómo en los momentos de la pandemia de
su época y ante otras circunstancias, las diferencias ya no estaban
presentes, pues los unía el bien y la salud de todo el pueblo”.
Explica
que “este proceso que comenzó en 1949, con el Arzobispo de Caracas,
Monseñor Lucas Guillermo Castillo, hizo que fuera creciendo la
identificación del país con esta figura, no como alguien del pasado,
sino como alguien muy presente”.
El camino está trazado
Para
Porras “este anuncio de la beatificación es una muy buena noticia, en
medio de tantas malas, y es un llamado a todos, para que busquemos esa
superación”.
Hace
un llamado además no solo a la dirigencia política, sino al propio
ciudadano común para que vea en José Gregorio Hernández una guía: “Ser
Santo no significa que la figura se convierta en un jarrón chino que
está ahí para admirarlo, sin conexión con nuestra vida. Debe significar
para nosotros este nuevo Beato una energía que nos arrope para poder
encontrar en él un modelo y que nos identifiquemos con sus valores”.
-¿Cuál es la importancia de que haya una reliquia del Beato en cada iglesia diocesana en Venezuela?
-Como
la devoción es tan grande, es clave que su presencia no esté solo
circunscrita a Trujillo o Caracas. La presencia de José Gregorio está
extendida a todo el país y más allá, hay otros países donde la devoción
crece. Por ello se requiere llevar esa presencia a cada Iglesia del
país. Siempre recuerdo la expresión de Monseñor Pietro Parolin, quien
fue Nuncio Apostólico en Venezuela, antes de ser nombrado por el Papa
Francisco como Secretario de Estado, cuando dijo el año pasado que José
Gregorio es uno de los grandes amores de Venezuela.
Amplía
Porras que Parolin pensaba siempre en los cuatro amores de los
venezolanos: “el amor a la Eucaristía, el amor a la Virgen, el amor al
Papa, y ese cuarto amor, que es José Gregorio Hernández”.
Ese
amor del pueblo venezolano, destaca, “es hacia la labor de un hombre,
un médico, un científico preocupado y entregado por los demás, un
apóstol de la paz, un apóstol de la unidad”.
Indica
que la migración venezolana ha hecho además que desde países en África y
en Asia se reciban testimonios de devoción al nuevo Beato.
Los procesos que siguen
Tras
la Beatificación anunciada en días pasados, viene un proceso de
exhumación y deben estar presentes autoridades de la Iglesia venezolana,
con un protocolo que incluye a la Fundación con el nombre de José
Gregorio Hernández.
“Es un acto eclesial. A las
autoridades civiles se les convocará al acto solemne que será el año que
viene. Desde Roma esperamos la visita del Cardenal Prefecto, para
ello”, amplía.
“La exhumación se hace para reconocer la
urna, el sarcófago en el que están sus restos, y de allí hay una
ceremonia que tiene un protocolo estricto para sacar las reliquias que
van a cada diócesis. Porque en todas las diócesis de Venezuela hay
devoción y conocimiento del tema”, apunta.
El Cardenal
indica que a medida que se vayan haciendo solicitudes, se irán
consignando las reliquias. “Los restos serán tratados con extremo
cuidado. Las reliquias son piezas mínimas de hueso o de la ropa que
pertenecen al Beato. Reliquias en primer grado, que llevan un
certificado de autenticidad”, afirma.
Sobre las “reliquias
en segundo grado” indica que “son aquellas, por ejemplo, representadas
en un trozo de tela del que se recortan piezas más pequeñas para que
puedan llevarse a distintas comunidades, o incluso al exterior”.
Pone
como ejemplo que “en las Islas Canarias se ha hecho la solicitud,
incluso antes de este decreto del Vaticano, para atender la solicitud de
al menos 20 capillas que dedican un espacio a José Gregorio. Es
probable que en una de ellas pueda estar una de esas reliquias”.
-¿Qué se hará en la Iglesia de La Candelaria donde reposan sus restos?
-Al
exhumar los restos que están en la Iglesia de La Candelaria, en
Caracas, se adecuará, en la nave lateral derecha, un monumento para que
esté a la vista del público, de los fieles, para que puedan pues
acercarse y saber dónde reposaron por décadas los restos de José
Gregorio Hernández. Todo esto es un primer paso que no lo queremos hacer
en estas circunstancias de confinamiento. Estamos esperando superar
esta etapa y que pueda hacerse la concentración de personas que quieran
acercarse y participar.
Porras
destaca que aunque se superen los temas sanitarios, o mejoren, se deben
seguir cumpliendo los protocolos que suponen toda una logística “para
cuidarnos y cuidar a la gente”, teniendo en cuenta que “muchos fieles
están enfermos, discapacitados, o son niños, personas en situación de
vulnerabilidad que requieren una mayor atención, personal médico,
incluso ambulancias y otros elementos que deben estar allí,
disponibles”.
El Cardenal es optimista al afirmar que
“Dios quiera que esto no se prolongue más de lo necesario para hacer la
exhumación, antes de fin de este año 2020”.
Ciencia, salud y fe
Indudablemente
que el anuncio del Vaticano y la condición de vida que llevó José
Gregorio Hernández hace coincidir a las ciencias de la salud, a las
universidades y a la fe de un país.
-¿Cómo
visualiza el Cardenal Porras ese acercamiento de la Iglesia y los
grandes centros académicos en los cuales José Gregorio Hernández estuvo y
practicó la medicina?
-Eso va a avanzando y
muy bien porque hemos tenido reuniones con muchos sectores,
representantes del mundo sanitario, hospitales, enfermería,
instituciones como el Hospital Vargas, y es que incluso hay varios
hospitales en Venezuela que tienen su nombre. Las academias están
también interesadas. La Academia de Ciencias Médicas es una de ellas.
Por eso tenemos toda la preparación de unos temas para este acercamiento
e intercambio porque a mediano plazo necesitamos que el santuario
donde se depositen los restos de José Gregorio tenga a su alrededor un
servicio de salud, que fue la vida del hoy nuevo Beato.
“Ha
sido ese el distintivo fundamental que tuvo la vida de servicio de José
Gregorio hacia los demás”, la medicina, de allí, indica Porras, parte
esta agenda común entre la ciencia y la Iglesia venezolana.
Además
destaca que trabajan en unas Jornadas de Evangelización, con 12 temas
especiales para darlos a conocer “en todos los centros, no solo las
iglesias y las parroquias, sino en colegios. Hay también otras jornadas
que tienen que ver con este mundo científico, sanitario y académico”.
El regreso a los templos
El
coronavirus ha sido un tema de gran impacto para la actividad
eclesiástica en Venezuela y el mundo. Sobre la posibilidad de
instrumentar nuevos pasos para el retorno a los templos, Porras indica
que “tenemos la presión de la gente porque se ha dado el ablandamiento
de las restricciones en supermercados y hasta peluquerías. Por ello los
fieles se preguntan sobre el posible regreso a los templos”.
-¿Qué agenda tienen sobre ese retorno y qué implica?
-Tenemos
todo un protocolo muy bien estudiado científicamente y que estaremos
implementando para lo que será nuestra apertura gradual, a medida que
mejoren las circunstancias, que es el primer paso. Claro está, hay que
identificar lo que requiera cada iglesia, para cumplir con una serie de
normas. Hay que preparar, por ejemplo, equipos de personas para recibir a
los fieles, con desinfectante y después colocar a las personas con la
distancia correcta en las instalaciones.
Entre otras
medidas, Porras agrega que “se tiene que respetar el distanciamiento, el
uso del tapabocas, etc. Todo requiere también parte de una logística
diferente a la que teníamos antes de la pandemia. El Papa ha llamado a
cuidarnos y a cuidar a los demás, como parte del amor de nuestra gente
que quiere hacer las cosas bien”.
-¿Cambiará la distribución de los templos y su utilización?
-Hay
que generar primero confianza y credibilidad para que la gente regrese a
los templos con seguridad, verificando la capacidad que tienen y
adaptándola a los nuevos tiempos. Templos con 500 personas de capacidad,
es posible que pasen a ocuparse a la mitad. Hay que ver las
circunstancias y todo eso debe hacerse responsablemente.
Fe expresada en acciones
Mientras
se instrumentan las medidas, para Porras es clave que este momento se
aproveche para que la fe se convierta en un “servicio en una ayuda al
más necesitado y a los más vulnerables”.
Expresa que
“tenemos la situación de Venezuela, afectada por temas económicos y
ahora la pandemia. En este sentido ya hay iniciativas activas de gente
que inclusive está afuera, atendiendo y apoyando con comida, con
medicamentos y con toda una serie de ayudas en aspectos educativos y
hasta psicológicos”.
Explica que son pruebas de un
accionar que se manifiesta en hechos concretos. “Todo está en el
comportamiento y en la entrega. Ahí están en marcha también en las
escuelas, los colegios, muchas iniciativas que prestan apoyo para no
perder el ritmo de aprendizaje”, reconoce, agregando que “como
venezolanos debemos impulsar las iniciativas, también como seguidores y
devotos”.
Misas en formato digital
El
Cardenal Baltazar Porras es optimista sobre las opciones que tienen las
redes para la relación de los fieles con sus iglesias y sus parroquias.
“Son muchas las posibilidades que tienen en lo digital las artes, la
música, y para la Iglesia ha sido también una opción de acercarse a sus
fieles”.
Apunta que conocen de las experiencias en varios
templos, donde el párroco se ha unido a sus fieles en distintas
plataformas. “Incluso nosotros en YouTube nos hemos abierto un espacio.
En efecto, hacemos un programa en el que compartimos, de manera muy
informal, sobre muchos temas, pues eso es lo que no nos permite estar y
sentirnos cercanos con nuestra gente, no sólo los de aquí muy cerca,
sino de gente en otros lugares del mundo”, dice.
Un hogar, un templo
Reiterando
el llamado hecho el fin de semana de la Beatificación de José Gregorio
Hernández, el Cardenal Baltazar Porras indica que hay una cantidad de
alternativas para que en cada hogar venezolano se impulse el concepto de
hacerlo un templo.
Explica que ya de por sí por décadas
millones tienen hasta sus altares en casa, pero más allá de ello, se
trata de cómo nos relacionamos en el hogar y manifestamos nuestra fe en
Dios “con buenas acciones, con buenas relaciones con el prójimo”. Llama a constituir a la convivencia como la piedra base de ese templo de fe en cada hogar.
“El
sentido de solidaridad, el sentido de ayuda, el sentido de alegría”,
forma parte de los instrumentos que los fieles venezolanos tienen para
que, pasada la situación de pandemia, pueda encaminarse “la
reconstrucción del país de la unidad y del progreso con bienestar para
todos los venezolanos”, impulsados por su fe.