Líder de los republicanos del Senado
reconoce a Biden como presidente electo de los EEUU
El giro de Mitch McConnell, el conservador más poderoso de Washington, marca la pauta del partido
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell,
reconoció este martes la victoria del demócrata Joe Biden en las
elecciones presidenciales de Estados Unidos. Esta acción marca así un
punto de inflexión en el Grand Old Party, hasta ahora cómplice, por
acción u omisión, de las acusaciones de fraude por parte del mandatario
saliente, Donald Trump.
El discurso de McConnell, el
republicano más poderoso de Washington, tiene lugar un día después de
que el Colegio Electoral confirmase a Joe Biden como presidente electo y
deja a Trump prácticamente solo en su infructuosa lucha en los
tribunales para tratar de revertir el resultado electoral con
acusaciones infundadas de fraude. Los dirigentes de Rusia, Vladímir
Putin, y de México, Andrés Manuel López Obrador, reticentes hasta ahora,
también felicitaron al próximo inquilino de la Casa Blanca, según
informó el diario El País en su portal web.
“Esta mañana
tenemos oficialmente un presidente electo y una vicepresidenta electa.
Muchos de nosotros hubiésemos deseado un resultado diferente, pero
nuestro sistema de Gobierno tiene procesos para determinar quién jurará
el cargo el 20 de enero. El Colegio Electoral ha hablado. Así que hoy
quiero felicitar al presidente electo Joe Biden, que no es un
desconocido para el Senado y se ha dedicado durante muchos años al
servicio público”, afirmó McConnell en un discurso de unos 10 minutos en
los que ensalzó la obra de Trump durante estos cuatro años. También se
refirió a la próxima vicepresidenta, Kamala Harris, senadora por
California. “Más allá de nuestras diferencias, todos los estadounidenses
se pueden enorgullecer de que nuestra nación tenga una mujer en la
vicepresidencia por primera vez en la historia”, resaltó.
Se
trata del reconocimiento más significativo del bando republicano.
McConnell, de 78 años, ocupa desde 2014 el puesto de líder de la mayoría
en una Cámara alta de gran poder, responsable, por ejemplo, del
nombramiento de puestos federales, lo que incluye a los jueces. El
Senado republicano ha sido el frontón con el que se encontró la
Administración de Obama y también el propio Trump, a quien le negó, por
ejemplo, la financiación pública a la construcción del muro con México.
McConnell sí ha dejado a Trump, con su atronador silencio, proseguir su
ofensiva judicial contra las urnas, aunque nunca ha respaldado las
teorías conspirativas.
El cambio de tercio empezó a aflorar el
lunes por la noche, con la victoria de Biden ya confirmada por el
Colegio Electoral, cuando pesos pesados del partido reconocieron
públicamente al demócrata como presidente electo. Chuck E. Grassley, un
miembro destacado de la Cámara alta, de 87 años, líder del Comité
Judicial, evitó pronunciar las palabras, pero admitió que la
Constitución reconocía la victoria de Biden y él sigue la Constitución.
John Thune, de Dakota del Sur, declaró: “Una vez el Colegio Electoral
resuelva el asunto hoy, es el momento para que todo el mundo siga
adelante.” Lamar Alexander, senador de Tennessee por su parte, emplazó a
Trump a “poner a Estados Unidos primero” y a ayudar a Biden “a empezar
con buen pie”.
En realidad, el voto del Colegio Electoral no era
necesario para admitir la derrota de Trump. En Estados Unidos, son los
medios de comunicación los que declaran al vencedor en las urnas una vez
el escrutinio, concluido o no, deja claro que ya no hay margen para
invertir la tendencia. Y se considera oficial. El perdedor admite el
fracaso, felicita al elegido y empieza la transición de poder. El
procedimiento posterior establecido por la Constitución, cuando los
compromisarios recogen la voluntad del voto popular en las urnas y
depositan el voto, está previsto para el primer lunes después del
segundo miércoles de diciembre y suele pasar desapercibido.
Este
año marcado por la pandemia, los Estados facilitaron el voto por correo y
anticipado, lo que se tradujo en un aluvión de sufragios y el conteo
que comenzó la noche del 3 de noviembre, día de los comicios, se alargó.
Biden resultó claro ganador el 7 de noviembre, pero el aún presidente
republicano ha pasado todas estas semanas combatiendo el resultado en
los tribunales. Ya advirtió durante la campaña de que lo haría, alegando
que la participación por correo facilitaba las irregularidades. Llevó
las acusaciones, sin fundamento, hasta el esperpento, señalando la
supuesta intervención de fuerzas chavistas y usando vídeos falsos.
Y
salvo excepciones, como el expresidente George W. Bush o el senador de
Utah y excandidato presidencial Mitt Romney, entre otros, la mayor parte
de republicanos ha callado o apoyado esa ofensiva. Así, mientras Biden y
Harris recibían las felicitaciones de líderes internacionales y
comenzaban a trabajar en la configuración de su futuro equipo, la mayor
parte del Partido Republicano evitaba reconocer la derrota.
Biden
dirigió un duro discurso el lunes por la noche en el que instó a Trump a
asumir la derrota. “Nuestra democracia ha sido presionada, puesta a
prueba y amenazada, y ha demostrado ser resistente, verdadera y fuerte”,
dijo desde Wilmington (Delaware), su ciudad y el cuartel general de la
transición. El presidente electo criticó los “inconcebibles” intentos de
Trump de revertir su victoria y señaló también a los republicanos que
le han apoyado: “Es la posición más extrema que hemos visto jamás”. “Es
hora de pasar página”, insistió.
El silencio de Mitch McConnell
ha terminado este martes y, con él, de alguna manera, Trump se queda muy
solo en el Capitolio. Quedan secuelas. El presidente de Estados Unidos
ha puesto en cuestión el sistema electoral estadounidense sin ninguna
prueba y ha tratado de subvertir en los tribunales el resultado de las
urnas. Las instituciones han demostrado su fortaleza, pero la confianza
en ellas ha quedado inevitablemente erosionada. En diferentes sondeos,
la mayor parte de votantes de Trump considera que Biden ha ganado de
forma ilegítima.
El presidente sigue encastillado, agitando el
fantasma de fraude que más de medio centenar de tribunales ha
desestimado, al igual que el Departamento de Justicia. Tampoco el
Tribunal Supremo ha encontrado base para intervenir. “Está surgiendo una
cantidad tremenda de pruebas de fraude electoral. ¡Nunca jamás se ha
visto algo así en este país”, escribió Trump en su cuenta de Twitter,
minutos después del discurso de McConnell. Le siguen apoyando sus
fervientes seguidores, que el sábado se manifestaron en Washington, pero
el establishment republicano ha decidido poner fin a un peligroso
teatro que ha dañado la confianza en el sistema democrático.