Mérida, Abril Miércoles 17, 2024, 09:36 pm

Inicio

Opinión



El cambio es posible por: Luis Loaiza Rincón

Diario Frontera, Frontera Digital,  LUIS LOAIZA RINCÓN, Opinión, ,El cambio es posible por: Luis Loaiza Rincón
LUIS LOAIZA RINCÓN



@lloaizar

La polarización, como ingrediente omnipresente de la política venezolana de los últimos veinte años, deja un saldo de ganadores y perdedores que no logramos entender ni procesar. Los ganadores se han mantenido en el poder y los perdedores somos todos los demás, especialmente los que más sufren, porque la política de la confrontación impone prioridades distintas a las que tienen que ver con la solución de las necesidades del pueblo.

Por eso es tan importante la construcción de una política centrada en la búsqueda de soluciones que permita conectarse con la realidad de un país con inmensos desafíos sociales debido a los abismos que separan a ricos y pobres y al sufrimiento de una absoluta mayoría por el quiebre de los más importantes servicios públicos. El mundo de la política real no puede ser ajeno al de las necesidades y urgencias de los ciudadanos. De allí que la acción política tiene que potenciar su carácter dialógico y pro activo. La radicalización de la política sustentada en la confrontación abandonó al ciudadano y agravó todos sus problemas. Centrarse entonces en las soluciones pasa por recuperar la comunicación entre todos los factores políticos y propiciar encuentros para resolver los problemas de la gente. Ello no significa comprometer el papel opositor que nos corresponde, sino dejar de hacer política instrumentalizando interesadamente las necesidades del pueblo.

Por otro lado, el más genuino compromiso de lucha democrática y de cambio en Venezuela no tiene por qué estar reñido con una posición nacionalista que centre sus postulados en la defensa de la soberanía patria y en el desarrollo de una política independiente de poderes externos. La historia venezolana tiene importantes antecedentes en este sentido, pero hoy ese compromiso exige una efectiva capacidad de hacer una política venezolana desde los problemas e intereses de los venezolanos. En nuestro caso, eso no implica cortar con la solidaridad internacional que apuesta por un cambio democrático y pacífico en Venezuela, sino establecerle a esos objetivos un carácter claramente nacional.

En este contexto, la ruta electoral es la vía privilegiada para producir un cambio pacífico y democrático. Votos, calle y constitución son los elementos de un compromiso para el desarrollo de capacidades que ayuden a impulsar el cambio. Por tanto, la abstención y su consecuente derivado que es la desmovilización, sólo conviene a quien ya tiene el poder, no a quien lo busca en función de las aspiraciones del país. Debemos construir una política orientada por esta visión estratégica, de lo contario cada triunfo, o cada avance, se diluirá en el cortoplacismo o en la aventura irresponsable.

El desarrollo de esas capacidades obliga a construir alianzas políticas y sociales para acumular fuerzas en el marco de la política electoral y democrática. Eso requiere una visión estratégica de mediano y largo alcance, porque las alianzas basadas solamente en intereses electorales tienden a descomponerse en corto tiempo, apenas superada la prueba de los votos. De manera que la política de alianzas debe tomar siempre en cuenta esta disyuntiva: La conveniencia transitoria del corto y la utilidad estratégica del mediano y largo plazo.

De manera que el cambio se hace posible, cuando nos ubicamos en una política de soluciones, de profundo carácter nacional, sustentada en el ejercicio del voto y en la construcción de amplias y sólidas alianzas sociales y políticas con sentido estratégico.






Contenido Relacionado