Mérida, Enero Domingo 29, 2023, 06:50 pm
El liderazgo político se encuentra en su peor momento histórico. Ningún líder (vivo) obtiene evaluación positiva superior al 20%, es decir todos empatados en la nada. Esto no se compadece con el deseo de cambio de la mayoría de los venezolanos, aseguró en un extenso hilo en su cuenta en twitter, el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León.
Asegura que no se trata de culpar a alguien. Las condiciones de lucha
política son muy rudas y la ausencia de resultados concretos genera un
cortocircuito enorme entre líderes y masas, reseña la web de dólar
today.
Advierte que tres cuartas partes de la población sienten
que es indispensable promover cambio de gobierno, pero también cambios
en la estrategia y liderazgo opositor. Agrega que no hay forma de
revivir esperanzas sin proponer algo distinto a lo que hasta ahora sólo
ha producido decepción, frustración y desesperanza.
Expone que
incrementar la dosis de la misma medicina sólo aumentará los efectos
negativos. El resultado más llamativo de esta ausencia de renovación es
la nueva matriz de intereses de la población (y dentro de ellos los
empresarios) que hacen cortocircuito con el debate político.
Apunta
el especialista, que parece claro que seguir pidiéndole a la gente
sacrificios personales y empresariales, para producir un cambio que ya
no esperan, ni creen, ni confían es una pérdida monumental de tiempo,
pues entre sobrevivir y suicidarse está muy claro lo que escogerán.
Ante
tales escenarios, expone que ahí está el reto real de la oposición, más
allá de sus diferencias y por encima de la simplista estrategia de
atacarse mutuamente, defendiendo intereses particulares, sin buscar
soluciones. Estima que hay que reconocer los errores cometidos (porque
nada da más rabia a la gente que le vean cara de pendeja),
Recomienda
que hay que buscar urgentemente un consenso sobre las reglas de juego
opositoras para dirimir el disenso natural entre ellos, pues quien
pretenda erigirse en Carlos V o Luís XIV va a terminar chamuscado.
Asimismo, hay que presentar al país una estrategia seria sobre qué
hacer, más allá de votar o no votar (que sigue siendo un dilema falso
mientras no digan qué hacer con una u otra opción)
Sugiere que
hay que abrir espacios a nuevos liderazgos, que se validen por la única
forma que se gana representatividad y confianza: el voto popular. EUD