Mérida, Noviembre Miércoles 29, 2023, 07:24 am
En las décadas de
1980 y 1990, los cambios ideológicos, políticos y económicos transformaron la
economía política. Esto debido, en gran medida, a que los policymakers controlaron
la inflación, bajaron los impuestos, frenaron la expansión del Estado del
bienestar, privatizaron las industrias estatales, introdujeron la competencia
en las industrias reguladas, redujeron las barreras comerciales y desregularon
los flujos de capital.
A partir de esto, dos
industrias se consolidaron con la liberalizaron comercial: 1) telecomunicaciones
y 2) tecnología de la información. Durante la década de 1980, muchos monopolios
estatales de correos, teléfonos y telégrafos se convirtieron en empresas privadas,
dando lugar a mercados más competitivos. De igual forma, los acuerdos
comerciales —especialmente el Acuerdo sobre Tecnología de la Información (ATI)
de la OMC de 1996— dieron lugar a una cadena de suministro de equipos de
tecnología de la información y la comunicación (TIC) distribuida a lo largo y
ancho del planeta. Y el uso de Internet unió la economía digital mediante
estándares abiertos y sin un propietario único.
Con esto se
transformó la economía internacional, para dar lugar a las redes sociales, el
comercio electrónico, el intercambio de vídeos y las aplicaciones, tan
utilizadas en la actualidad. La economía de plataformas facilitó una mayor interconexión
e interdependencia entre los países del mundo y redujo, por un momento, los
debates alrededor de las guerras arancelarias —tan incesantes desde la primera
mitad del siglo XX—, las restricciones a la movilidad de factores de producción
—especialmente el trabajo—, y la necesidad de una mayor autonomía nacional de
los gobernantes para solucionar con eficiencia los problemas locales y
preservar la seguridad territorial.
Pero todo cambió
con la ocurrencia de crisis globales —como la crisis financiera de 2008, la
pandemia del coronavirus, el cambio climático, los movimientos migración de
gran escala, entre otras—, que necesitan de soluciones globales en un contexto
de recursos limitados. Al respecto, las TIC se convirtieron en la vía para
preservar la dinámica del comercio de bienes y servicios a nivel mundial
mientras se gestionan las crisis.
Dado que no todo el
mundo tiene el mismo nivel de acceso a las tecnologías de información y
comunicación, las ventajas que derivan de su uso llegan a un limitado número de
actores de la economía internacional. Lo que ha ocasionado un clima de acceso
desigual a los beneficios que brinda la nueva economía internacional, dividiendo
al mundo en bloques alrededor de países con potencial de liderazgo tecnológico.
En este contexto,
es evidente la falta de confianza recíproca entre los países que amenaza el
régimen de comercio internacional y la región asiática tiene un papel
fundamental para evitar la vuelta al proteccionismo. China siempre ha sido
agresiva a la hora de aprovechar el acceso al mercado para consolidar esfuerzos
de transferencia de tecnología; India se ajusta a este patrón avanzando
rápidamente en la prohibición del uso de aplicaciones y promoviendo la
vigilancia de los proveedores de servicios por Internet. Japón y algunos países
de la ASEAN siguen interesados en continuar la tendencia a la liberalización y
la globalización en el ámbito digital. Y los miembros de la Asociación
Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés) tratan de
consolidar algunos aspectos claves del comercio digital e intentan avanzar en
materia de servicios digitales.
Así, entre dos
corrientes bien marcadas: neoproteccionismo y neoliberalismo, los países de
Asia intentan atender las nuevas exigencias del comercio internacional. Promoviendo
las inversiones en tecnologías y las políticas para el desarrollo de nuevas
industrias, pretenden responder —desde orillas diferentes— a los cambios que
traen a la economía mundial las redes de quinta generación (5G), los
semiconductores, las plataformas de redes sociales, la inteligencia artificial,
la Blockchain, entre otras tecnologías de reciente uso.
* @ajhurtadob