Mérida, Noviembre Miércoles 29, 2023, 11:58 pm
Una gran mayoría de venezolano se
suma a la petición de cambio del rumbo político de la nación. Eso lo revelan
las investigaciones de opinión pública y se aprecia en cualquier lugar, pueblo,
localidad, sector o ciudad. Es indiscutible que hoy el régimen gobernante no
tiene un apoyo concluyente o superior a la masa crítica.
Este grupo de inconformes tiene dos
facetas. La primera conformada por los partidos de la llamada oposición, cuyo
caudal favorable resulta menor que el del gobierno (u oficialismo). Esto lo he
dicho varias veces, para molestia e incomodidad de dirigentes, amigos y
conocidos. Me contradicen y señalan lo que digo como una equivocación.
Por eso, amplío los detalles. El
gobierno tiene adherentes que oscilan entre un quince y un veinte, en lo que se
llama el voto duro. El oposicionismo, en varias encuestas, sumando todos los
partidos y partiditos no llega al quince por ciento. Imaginemos, entonces, un
escenario, en el mejor de los casos, en sumatoria de treinta o treinta y cinco
por ciento.
¿Y lo demás?
Ahí está en detalle, decía un
memorable artista mexicano. Por lo menos, un sesenta y cinco por ciento de la
opinión nacional no es favorable, finalizando julio de 2022, al gobierno
pesuvista o madurista – chavista, pero tampoco confía en la oposición. Es
decir, hay un amplio boquete de lo que antes se llamaba “los ni ni”, donde se
configura (teóricamente) una amplia y suficiente mayoría para el abordaje del
poder en unas elecciones libres y supervisadas.
El desafío del cambio político tiene
partidarios suficientes para demoler electoralmente tanto al gobierno como a la
oposición, en circunstancias muy especiales. Lo que podríamos llamar la
“tercera vía” no tiene un liderazgo conocido. Es muy posible que surjan
personas o dirigentes (que no líderes, por ahora) en procura de captar esa
inmensa masa. No será tarea fácil,
porque deberá mostrarse (con trayectoria incluida) como ajeno a cercanías con
Maduro y su grupo, pero también lejano a Ramos, Borges, López, Capriles,
Rosales, Machado, Solórzano y un buen etcétera que puede totalizar veinte
apellidos.
El anhelo de imponer un rumbo
distinto goza de buena mirada nacional, pero, así es la política, un proceso de
cambio se gesta con anticipación, con mucho estudio y escucha, pero con
articulación de factores y actividad diaria, permanente e insistente, con
grupos de análisis y hasta de “salas situacionales”.
La Venezuela política de hoy, carente
de líderes, pero sobrada de aspirantes a todo, muestra un recurso humano de
“nulidades ilustres” y de orgullos (soberbia) ampulosos. En estos no se
aprecian propuestas discutibles y menos trabajos intelectuales que, al menos,
permitan conocer ideas básicas del pensamiento pro democracia.
De tal manera que estamos ante un panorama
interesante y a la vez difícil. Se conjugan variados factores, tanto sociales
como económicos, pero, se debe decir claramente, el más importante es la madurez cívica de la mayoría nacional. Mayoría que quiere expresarse directamente,
sin ser objeto de operaciones psicológicas, de marketing y estrategias de
asesores extranjeros.
Cierro esta semana con un saludo para
Virgilio Nava, santacrucense residente en Maracaibo, quien me sugirió estudiar
las transiciones políticas habidas en el mundo, para pensar en las opciones
nacionales.