Mérida, Noviembre Jueves 30, 2023, 12:20 am
En la semana anterior tuvimos la
oportunidad de leer la grata noticia del conferimiento del Doctorado Honoris
Causa, por la Universidad del Zulia, a los distinguidos venezolanos Oswaldo
Alvarez Paz y Román J. Duque Corredor, nativos de Maracaibo y Mérida respectivamente.
Grata noticia porque se trata de dos
personas de mi conocimiento y trato, porque ambos son personajes de la vida
pública, porque han dado aportes a la civilidad y a la academia, y porque con
ellos comparto el mismo credo humanista y cristiano. No solo en cuanto a lo
político, sino, especialmente, en la vida y en nuestro quehacer diario.
Alvarez Paz es un zuliano que ha
descollado en la política nacional como parlamentario y presidente de la cámara
baja, dirigente fundamental del partido socialcristiano, gobernador del primer
estado en riqueza y población, como candidato presidencial y como conferencista
invitado por universidades e instituciones del mundo.
Duque Corredor es uno de los primeros
jurisconsultos venezolanos, con labores académicas en numerosos países, obra
publicada (y vendida) con grandes aportes
a la ciencia jurídica, conferencista, asesor de instituciones y
empresas, presidente de academia
nacional de ciencias políticas y sociales, eje de la Fundación Alberto Adriani
y líder del Bloque Constitucional.
Los
dos son de pensamiento y militancia socialcristiana, por lo que el
elogio viene al caso con sobradas razones.
En medio del disminuido prestigio
de la militancia política de hoy, ambos
se han visto como personalidades al margen de los cuestionamientos
políticos y/o sociales, y son, más bien, señalados como personas honorables y
en disposición de servicio a la patria.
Es necesario poner en relieve esta
particularidad, porque hoy las mayorías venezolanas, según las encuestas,
desconfían de los políticos, de ambos
lados, y se muestran proclives a no participar
de elecciones donde aparezcan los nombres del viejo status partidista, lo cual no deja de
ser un signo inquietante y hasta peligroso.
Dos valores del socialcristianismo y
de la ciencia jurídica. Ampliamente reconocidos y aplaudidos por la
concurrencia que repletó el histórico teatro Rafael María Baralt, ubicado en
pleno centro de la cálida capital zuliana.
Mirados con afecto y admiración por sus nobles ejecutorias de servicio al país, por su talento y
capacidad, y por sus numerosas muestras de integridad moral.
Esto debo resaltarlo, especialmente en momentos en que
pareciera que ya no existe un venezolano
íntegro y que los principios morales han
sido echados a la basura. Aún quedan
meritorios, sencillos y honestos ciudadanos que destacan en distintas áreas del
quehacer y que, las más de las veces, prefieren vivir sin pretensiones de fama, protagonismo y notoriedad en los
medios de comunicación.
Hay mucha gente de la cual,
confiadamente, podemos sentirnos orgullosos.
Finalmente, expreso mi palabra de alegría por los
mensajes recibidos de Ramón Guillermo
Aveledo, Iris de Páez, Marcos Valero,
Ciro Dávila y Ramón Sosa Pérez.