Mérida, Febrero Sábado 15, 2025, 11:56 am
La sede episcopal portugueseña de Acarigua- Araure, se llena de gozo en el
Espíritu al recibir a su III Obispo, Monseñor Gerardo Ernesto Salas Arjona,
nacido en la Villa de Bailadores el 20 de octubre de 1966.
En mis tiempos de cura de su pueblo, tuve la dicha de compartir con sus
ejemplares papás Don Néstor Salas, todo un san Isidro que vive en la humildad
de sus campos al mismo estilo de la regla conventual de san Benito, “ora et
labora”, reza y trabaja. Junto a su inolvidable madre, la extinta Jesusita
Arjona, torrente de generosidad, siempre alegre, con su fe inquebrantable y la
devoción de la caridad de san Antonio, valores forjaron el alma del nuevo Obispo.
También tuve la dicha de escuchar de sus viejas maestras doña Aida
Montilva, Ceila Márquez y Eliodigna de Labrador, sus anécdotas del niño
aplicado y cuidadoso en el cumplimiento de los deberes escolares, sin dejar de
mencionar la impronta de santidad del venerable padre Emilio Pernía, que con su
palabra sabia y ejemplo que formó el corazón del pastor.
A mi llegada al Seminario Menor de Mérida, ya el seminarista Gerardo Salas
cursaba el último año de Teología, me correspondió acompañarlo a las misiones
de Navidad en Capurí y Mesa de Quintero. Allí admiré su desvelo y cercanía por
la gente, su trato familiar y caridad para los más desfavorecidos, cualidades
que siempre le han acompañado en su ministerio sacerdotal.
Su paso por el Seminario Menor guiado por el venerable hermano eudista
Evaristo Jeréz, lo llevaron al culminar su bachillerato y dar paso al Seminario
Mayor de San Buenaventura de Mérida.
Recibe su Ordenación Sacerdotal, aquel 22 de agosto de 1992, los primeros
en ordenar presbíteros el recién hecho Arzobispo Metropolitano, nuestro querido
Cardenal Baltazar Porras.
El padre Gerardo Salas asumió retos importantes, consolidar la fundación de
la parroquia Espíritu Santo de Ejido, embellecer los templos, tanto el
Santuario de Ejido como en Santiago de la Punta. Además de unir esfuerzos y voluntades por
hacer que el arte sacro nos enseñe contenidos profundos de fe y contemplación
de la belleza de Dios.
Recibió su formación como especialista en Liturgia en el Instituto Santa
Justina, en Padua – Italia, lo que le permitió ser formador en nuestra etapa de
seminario, y en ayudar a mejorar cada vez más la celebración de los misterios
de la fe.
Pero si de algo debemos agradecer a monseñor Gerardo en Mérida fue su
fecundo trabajo como Director Espiritual del Movimiento Cursillos de
Cristiandad, promoviendo la participación del laicado, fortaleciendo la senda
de la sinodalidad. Como lo recordó ayer nuestro Cardenal Baltazar Porras, en su
homilía de su consagración episcopal, que nos lleva a “tomar en cuenta y animar
los muchos carismas entre los bautizados… A la manera que nos invita el Papa
Francisco: “poder alentar, acompañar y estimular todos los intentos y esfuerzos
que hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un mundo lleno de
contradicciones especialmente para los más pobres”.
También es de agradecer sus seis años de servicio como Sub-secretario de la
Conferencia Episcopal Venezolana, con una gran disposición y la mejor competencia.
A partir de hoy le corresponde acompañar y mantener viva la esperanza de
una Iglesia llanera con 26 parroquias eclesiásticas divididas en 5 zonas
pastorales. Una tierra bendita que como señalaba el Cardenal Baltazar Porras en
la homilía “es la ciudad de mayor población en las pampas llaneras desde el
piedemonte andino a las riberas, a lo largo del Orinoco hasta que muere en el
Delta, tiene, por tanto, la obligación de ser faro de luz y de virtud para el
llano y para la montaña”.
Esta Diócesis es la primera creada por el Papa Juan Pablo II en los albores
del siglo XXI, el 27 de diciembre de 2002, teniendo como su obispo fundador a Monseñor
José Joaquín Hidalgo, trujillano recordado por su humildad y sencillez.
Siguiendo como su segundo Obispo Monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, desde el
2015 hasta el 2021, dejando un marcado dinamismo pastoral de una Iglesia en
salida y presente en las periferias.
Para corresponder ahora a nuestro hijo de la Villa de Bailadores regir
esta Iglesia llanera por mandato del Papa Francisco, según disposición de fecha
22 de agosto de 2022, día que nuestro Padre Salas cumplía su treinta
aniversario de ordenación sacerdotal. Toda una gracia de servicio y compromiso
con la Iglesia venezolana.
Su primera
carta pastoral escrita a su nueva grey, monseñor Gerardo Salas Arjona decía: “Deseo ser para ustedes un compañero de
camino en búsqueda del bien común; en la promoción de los derechos de todos;
haciendo de cada una de las comunidades que conforman esta hermosa diócesis una
casa común, espacio seguro de convivencia y promoción humana para transformar
las realidades según los valores humanos y cristianos y favorecer el progreso
de todos”.
Enhorabuena
querido hermano de nuestro presbiterio merideño, nos sentimos orgullosos de
nuestros obispos nacidos en estas montañas andinas y oramos para que su
episcopado de muchos frutos de unidad, comunión, corresponsabilidad y
fraternidad.
Que la
Virgen de la Corteza le cubra de su fortaleza y gran misericordia.
Mérida, 6 de noviembre de 2022