Mérida, Diciembre Viernes 08, 2023, 02:59 pm
El clima de inseguridad que se vive y convive en cualquier calle, avenida, zona recreacional, paso peatonal en Mérida, capital del municipio Libertador del estado Mérida, es el pan de cada día, es imposible negarlo, habida cuenta que los efectivos policiales poco se ven patrullando sectores de asiduo uso de los habitantes de esta urbe, que se ven expuestos a ser víctimas en cualquier momento, de un desadaptado que les roba, provoca en algunas ocasiones, lesiones de consideración, cuando es repelida su acción delictiva.
Uno de los sectores peatonales que ya casi resulta todo un peligro transitar en esta Mérida serrana, es la cuesta del teleférico, hoy día ya conocida, como la cuesta del peligro, toda vez, que sus cotidianos usuarios, la transitan rogando a Dios no ser víctima de un robo, por elementos que se esconden bajo el amparo de monte crecido, y ni para quejarse al cielo.
Dirán algunos insensatos por ahí, que tanta bulla por lo que pasa en la cuesta del teleférico, hoy la cuesta del peligro, pobres mentes de pollo dirían mis ancestros pero es que este sector peatonal es transitado por numerosas personas que desde San Jacinto, La Pueblita, sectores habitacionales aledaños, llegar a tiempo a sus sitios de trabajo, hacer sus diligencias particulares y cada día, se exponen, a ser víctimas de asalto, ya que no ha habido forma ni manera que efectivos policiales la patrullen periódicamente, al igual que en la cuesta de Belén, en fin, toda Mérida, porque sinceramente, esto del patrullaje policial diario y efectivo, quedó en el sueño de todos.
Habrán de resentirse y ofenderse, los de los cuerpos de seguridad del estado, no es la idea, pero la eficiencia en la seguridad y protección ciudadana, deja mucho que decir, en calles, avenidas, sectores residenciales, pasos peatonales como las cuestas citadas, eso sí, lo que sí efectivo, es que cuando se lograr ver a funcionarios policiales patrullando, lo menos que hacen es eso, ya que están más pendientes del celular que portan, entre otras mañas, duela a quien le duela, al que le caiga el guante que se lo plante y punto.