Mérida, Marzo Jueves 28, 2024, 04:33 am
Fabio Enrique Martos Rivas es un símbolo de la
música merideña. Desde pequeño, su padre le enseñó toda la destreza que debe
tener un virtuoso de la sonoridad. Sus progenitores, Laura Belén Rivas y Manuel
Martos Briceño, le estimularon la vena musical que provenía de su abuelo materno
Eliodoro Rivas, quien tocaba el tiple
junto a su hermano José Ignacio, y
deleitaba antaño con su maestría. En la familia de Fabio son 10
hermanos, y todos tienen el privilegio del oído musical. Desde el hogar se
destacaban unos más que otros. Manuel Martos Briceño fundó el dueto de los
hermanos Martos, del que nació una cronología musical de cantarle a su Ejido
querido: al histórico terruño de una larga historia. Este andar cuenta la
trayectoria de Fabio Enrique, quien ya ha cumplido 85 años de estar viviendo su
vida musical.
Fabio Martos nació un 4 de
Octubre de 1937. Es un mes bendecido para la musicalidad y la cordialidad, es
la encarnación mítica del hombre que salva al hombre en su oficio imaginario
que nos traslada al amor, pues allí siempre habrá un bolero cercano al corazón.
En la tierra de la “miel de las frutas y de las flores”, llamada así por el
patriarca de las letras merideñas Don Tulio Febres Cordero, dulces y apacibles
son las flores, y se las cultiva para que se vuelvan canciones. Don Fabio
Enrique es el quinto de su grupo familiar, y también logra participar en el
dueto con sus otros hermanos. Entre los más dedicados, Fabio señala a Luis
Alfonso, quien falleció hace unos catorce años, y había dejado una gran
cantidad de composiciones y grabaciones de su propia autoría. Don Fabio Enrique
tiene la edad de una guitarra, y en sus ojos está el brillo que lo ampara: la
mirada de su compañera de viaje Nancy Fernández de Martos, quien le da el sol
de sus días para sus composiciones, y en sus recuerdos nos menciona a su
padrino Antonio Picón, fundador de la Orquesta Típica Merideña en compañía de
otros memorables personajes que integraron esta cofradía musical, tales como
Enrique Arias, Jaime Fonseca y Fabio Martos. Antes de llamarse Orquesta típica
Merideña, su primer nombre fue “Pro Arte”. El músico cuenta con mucha
pasión de aquellos días donde ensayaban en una antigua casa que llamaron
“Casiquiare” en honor al ron Cacique, el cual degustaban para entonar la
garganta. Fabio también rememora a otro hermano musical, Napoleón, quien era un
destacado músico, era mayor que él, y tenía un estilo musical que cautivaba
siempre y del cual aprendió mucho… pero se le aguarapan los ojos cuando expresa
que él ya ha fallecido, Napoleón Martos Rivas...
Fabio Martos es un patrimonio
cultural musical de los merideños. Hoy no puede interpretar sus composiciones
porque no puede escucharse, ya que requiere un aparato auditivo que no sea
amplificador. Su costo oscila entre dos y tres mil dólares, y hay que adquirirlo
fuera de Venezuela. No dejemos que nuestros nobles y memorables personajes nos
dejen de sonreír y cantar en un país lleno de recursos y así, tal vez, la
solidaria voz de nuestro pueblo se haga eco de ese llamado y acuda a
propiciarle a don Fabio Enrique Martos Rivas esa donación que aún espera para
seguir entonando la música que tanta falta hace para despertar el espíritu de
nuestra merideñidad apostada al reencuentro de todos sin mezquindad, y
finalmente dar ese paso maravilloso que retumba en todos los medios posibles,
para que pueda llegar a quien tenga el honor de adquirirlo bien sea por
iniciativa pública o privada. Tal iniciativa será reconocida mañana como el
gesto de reconocer a este patrimonio musical de Ejido, Mérida y Venezuela.
Sigamos escuchando esas canciones de su propia autoría: Canto a Ejido (vals), Recuerdos
de un amor (bolero), Mi cuatro y yo (vals-
pasaje), Conchita (vals). También es
autor del himno de Mesa Bolívar (marcha), y otras más producciones de su
repertorio musical.
Don Fabio Enrique es autor de un manual de
cuatro llamado Cuatro verdades del cuatro.
Además, ocupó por más de 20 años la cátedra de música de la ULA. Es contador
público de profesión, lo cual comparte con su otro y más destacado oficio que
es su vida: la música y la composición. Encontremos el bien para un hombre que
apostó su vida al canto. Devolvámosle el brillo y color que tienen los
frailejones al escuchar cantar a Don Fabio Enrique Martos Rivas, y así los
abanicos aluviales provenientes de la Sierra La Culata de las que descienden
las quebradas Montalbán y la Portuguesa nos abrazarán en estas memorables y
nobles causas de la historia.